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Opiniones sobre el discurso del Consejero ...

OPINIÓN EDITORIAL en el comercio

 

La ’reforma Quirós’

 

21.10.07 -

 

La comparecencia parlamentaria del consejero de Salud, Ramón Quirós, ha servido para poner de manifiesto los problemas de la sanidad asturiana, derivados del incremento de demandas de una población envejecida y de la insuficiente respuesta del sistema, debida a la infrautilización de algunos equipamientos o al déficit de recursos humanos. El consejero no se anduvo por las ramas al señalar que sin una profunda reforma, el sistema público sanitario iría a la catástrofe. El impulso reformador de Ramón Quirós quedará plasmado en la futura Ley de Salud, que llegará a la Junta General del Principado a mediados de 2009, tras un extenso diálogo con las fuerzas políticas y sociales que permita pergeñar el sistema de Salud idóneo para el futuro de Asturias.

El consejero de Salud ha manifestado que faltan médicos, un problema de primer orden, que de una forma clara sólo lo había denunciado el Sindicato de Médicos. El Principado quiere subsanar esa carencia a través de tres medidas: la presentación de una Oferta Pública de Empleo, la redistribución del personal, aplicando incentivos a los profesionales que trabajan en las alas de la región, y la contratación de médicos de otros países. Estamos ante un problema que nos acompañará durante bastante tiempo, porque la Universidad de Oviedo sólo prevé que alcancen la titulación en Medicina unos 600 estudiantes en los próximos seis años. Es probable que el problema se agudice, porque la plantilla de facultativos del área pública asturiana es la cuarta más envejecida de España y en los próximos quince años se jubilarán 1.283 profesionales, lo que representa el 40,4% de la nómina de médicos del Principado.

A esta situación no se ha llegado de la noche a la mañana, sino que ha sido producto de una mala planificación del Consejo de Universidades, al conceder pocas plazas a la Facultad de Medicina de Oviedo, circunstancia que no ha sido correctamente valorada desde el Principado. Un mal que se da en otras comunidades autónomas, lo que hace más difícil la solución, porque no va a ser sencillo captar médicos de otras regiones para trabajar en Asturias. De ahí el recurso extremo, anunciado por el consejero, de acudir a la contratación en otros países, pese a las diferencias que puede haber en la formación de los facultativos y el hándicap del idioma.

Tal como ya había anticipado en la ceremonia de su toma de posesión, el consejero de Salud ha marcado como objetivo preferente de su gestión la reducción de las listas de espera, una materia que será regulada por decreto, donde se establecerán los tiempos máximos de respuesta en la atención, con un plazo límite de seis meses al no estar el sistema en condiciones de reducir más la espera. Dentro de la mejora asistencial, contempla el Principado la apertura de los centros de salud por las tardes y la ampliación de las horas de utilización de los quirófanos.

Estas medidas, que suponen una evidente mejora en la asistencia a los pacientes, comportan un mayor gasto público. El Principado ya desperdició excelentes oportunidades para introducir estas mejoras en el sistema, al aplicar incrementos salariales extraordinarios sin asociarlos a la consecución de objetivos asistenciales. Tras recibir las transferencias sanitarias, el Principado negoció con los sindicatos la llamada ’homologación laboral’ de los más de 13.000 empleados públicos de la Sanidad, una operación que conllevó grandes mejoras en las nóminas. Los 53 millones de euros destinados a esa homologación estaban inicialmente pensados para dotar los complementos ligados a mejoras en la asistencia, pero bajo el peso de la huelga el Gobierno regional cedió y quedaron incorporados como percepciones fijas. El pasado año, con motivo de la regulación de la llamada, ’carrera profesional’, el Principado reevaluó los emolumentos de los médicos, con unos complementos salariales que llegan en el caso de los facultativos con más de 20 años de servicio en el área pública, a los 12.000 euros anuales. Tampoco quedó claramente vinculado este incremento a los objetivos asistenciales. En los últimos tiempos, la falta de pulso político en la Consejería de Salud ha propiciado que la política del Principado fuese a remolque de los acontecimientos, presionada por la rigidez de las exigencias sindicales y las demandas de la población.

Dentro de la reforma anunciada por el consejero se contempla la posibilidad de modificar el mapa sanitario. La mejora de las infraestructuras de transporte y la concentración de la población permiten revisar una red diseñada en los años ochenta del siglo pasado. En algunos casos puede ser incluso conveniente, ya que es poco operativa la delimitación de un área para un cupo de unas pocas decenas de miles personas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la riqueza de la atención sanitaria asturiana descansa en buena medida en la existencia de una red comarcal potente. Nuestra comunidad autónoma no está estructurada en torno a una única urbe que concentre gran parte de la población. Sería un error hacer bascular todo el modelo sanitario sobre el nuevo HUCA, como gran centro de prestación de servicios de salud, obligando a desplazarse a una clientela de pacientes, con media de edad elevada, para todo tipo de tratamientos. La experiencia vivida con las unidades de radioterapia debe servir para sacar enseñanzas.

El consejero, Ramón Quirós, ha llevado a cabo una profunda renovación en la cúpula del Sespa, lo que avala su intención de iniciar una nueva etapa. Reformar la sanidad asturiana para ganar una mayor calidad asistencial es un objetivo que debe estar respaldado por todos y que debe estar preservado de las controversias partidarias.

 

COMENTARIO A ESTA EDITORIAL DE Arturo Méndez González, Srio. General de la Sección sindical de CC.OO. en el Hospital “Valle del Nalón”

 

Partiendo de la base, puede que equivocada, de que lo que publica El Comercio suele estar muy en sintonía con lo que realmente se piensa en la trastienda del gobierno regional, la lectura de esta editorial debería hacerse con mucho sosiego y no menos interés. Y eso es lo que he hecho, extrayendo algunas reflexiones que os comento a continuación:

Lo primero que me llama la atención es el reiterado mensaje subyacente, a lo largo del texto de la editorial, de la idea de una evidente pérdida de tiempo protagonizado durante la gestión del anterior Consejero – Rafael Sariego  - por éste y, como no, por su equipo en el SESPA. Pérdida de tiempo en temas que, ni más ni menos, podrían abocar al desastre a nuestra sanidad, pero que el “valiente y decidido” Quirós va a evitar con su futura Ley de Salud. Y lo que no ha sido consecuencia de la dejación de ese equipo que le precedió y que nos ha colocado al borde del abismo, fue “propiciado” por elementos ajenos como la mala planificación del Consejo de Universidades, eso sí, ayudado por la no valoración apropiada de esa circunstancia por parte del Principado (…). Y para paliar todo eso, ¡¡el “nuevo equipo” de Quirós en el SESPA, es el “viejo equipo” de Sevilla…!!

Que la sanidad debería ser una cuestión de estado, todo lo ajena posible a los avatares y circustancias políticas, es algo tan viejo, como la planificación en salud y los estudios o proyecciones demográficos. Es algo tan sencillo de entender, y tan difícil de conseguir, como lo de creernos ahora que los que fueron en su día responsables de esto y no hicieron nada, se presenten ahora como los salvadores frente a las pérdidas de tiempo de “todos los demás”. Pero, que le vamos a hacer, estamos asistiendo nuevamente a uno más de esos muchos “avatares políticos” que impiden que los problemas sanitarios – desde la Ley del SESPA, allá por el año 1992, es decir, hace 25 años – sean, con pequeñas variables, los mismos… , aunque ahora hay que añadir el agravante de que esas circunstancias políticas ya no sólo se producen por la alternancia de los partidos en el gobierno, sino dentro del mismo partido.

En esa línea, las menciones a objetivos para paliar las listas de espera incrementando la utilización de los quirófanos, las ofertas de sevicios en horarios de tarde y la utilización de “todos” los recursos disponibles, empezando por los propios; es incluso más antiguo. En tiempos del INSALUD, con gobiernos socialistas, y gestores de la talla de Francisco Ortega o Manolo Matallanas al frente de la Dirección Provincial de Asturias, esas medidas ya se pusieron en marcha y acabaron en lo que hoy llamamos en el argot coloquial “peonadas” en la atención especializada (previo paso por la “siesta retribuida”) o “guardias a la carta” en la atención primaria (previo paso por la “jornada deslizante”) … y en los “paquetes quirúrgicos” que remitíamos a la privada o en el “castigo” de perder la antigüedad en la lista de espera si se rechazaba ser intervenido en un centro sanitario propio fuera del área sanitaria en que correspondía …

La verdad es que acaba sonando u oliendo todo, como se quiera, a un poco rancio.

Más grave y preocupante, si cabe, me parece la referencia del editorial a las “rígidas exigencias sindicales” que acaban abocando todas las oportunidades de cambiar algo en supuestas subidas salariales para los trabajadores sin contraprestaciones a cambio. “No quedan claramente vinculados los incrementos salariales a los objetivos asistenciales”… porque los sindicatos son unos rígidos, y unos intransigentes – añado yo -, que siempre se salen con la suya … (¿?)

Si esta fuera realmente la realidad, en una confrontación de intereses entre trabajadores y población, ni que decir tiene que los que hay que anteponer son lo últimos, luego esto suena a llamada a la “dureza” por parte de la administración …

Y por último, nos deleitan con la ejemplificación de la descentralización de la radioterapia en Gijón – de cuya eficacia personalmente dudo – sobre la base de un argumento que puede ser utilizado en el mismo sentido para otras muchas demandas claramente inasumibles …

Si esta editorial complementa o explica las declaraciones del Consejero de Sanidad en alguna medida – y ya he comentado al principio lo que creo al respecto de lo que publica El Comercio -, lo que se avecina no me da buena espina.

De todas maneras, y deseando sinceramente equivocarme, lo que si tengo claro es que la política sanitaria que nos presenta Quirós y para la que pide huir de controversias partidarias, lo único que tiene de novedoso es la puesta al frente del HUCA de un gestor más próximo al PP que al PSOE.

Ver veremos en que acaba esta peculiar “reforma”.

 

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