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Entrevista a la Gerente del SESPA de la que unos extraerán que la botella está medio llena y otros medio vacía… para nosotros, ante todo, está muy claro.

Entrevista a la Gerente del SESPA de la que unos extraerán que la botella está medio llena y otros medio vacía… para nosotros, ante todo, está muy claro.

«No había más remedio que tocar algunos ´statu quo´ profesionales»

«La no realización de guardias por parte de los médicos de primaria es una situación exclusiva de Asturias; no es cuestión de ordeno y mando»

 

ELENA ARIAS MENÉNDEZ Gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa)

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ , para La Nueva España

-¿Cuántas veces se le ha pasado por la cabeza aquello de «si lo sé, no vengo»?

-Ninguna. Conocía la complejidad del cargo. Y estoy muy agradecida de que Ramón Quirós haya pensado en mí.

Todo lo que en Ramón Quirós, consejero de Salud del Principado, es verbo alegre ante los medios de comunicación, en Elena Arias, gerente del Servicio de Salud (Sespa), se convierte en prudencia y en una cuasi obsesión por medir las repercusiones de cada palabra. Esta licenciada en Derecho, natural de Salinas (Castrillón, 1946), lleva al frente del Sespa desde octubre de 2007. En este año largo, su departamento ha adoptado una serie de medidas que han irritado notablemente a los profesionales, en particular a los médicos de los centros de salud. Asimismo, está teniendo que lidiar con las estrecheces económicas derivadas de la prórroga presupuestaria. En esta entrevista explica las claves de su gestión y adelanta lo que puede ocurrir en los próximos meses.

-¿Se esperaba tal nivel de conflicto?

-Por un lado, quizá sí. Por otro, creo que es responsabilidad de todos poner las cosas en su sitio.

-¿Su máxima preocupación en el momento actual?

-Dar una buena atención a los ciudadanos, mantener lo que hay y recomponer el clima laboral.

-¿Quién lo ha descompuesto?

-Se ha buscado una serie de medidas para mejorar la organización y la calidad de los servicios. Medidas que no siempre pueden suponer un incremento retributivo. Después de este primer año veo claro lo que ya intuía: que los profesionales -que son buenos- y los gestores tenemos que ir a favor del ciudadano, que es el que está financiando el sistema.

-¿Y qué está pasando?

-Que es evidente que había que tocar determinados «statu quo». No había más remedio. En el caso de atención primaria, el primer escollo fue la realización de la jornada de tarde por parte de los médicos de los equipos. El acuerdo de salida de huelga de 2006 reconoce la necesidad de cambios en las retribuciones, pero también en la organización de la atención continuada.

-Gusta más lo primero...

-A la hora de ponerlo sobre la mesa, se acepta el dinero, pero tiene que ir acompañado de las medidas organizativas necesarias para sostener el sistema sanitario. La no realización de guardias por parte de los médicos de atención primaria es una situación exclusiva de Asturias. No es una cuestión de ordeno y mando, sino una responsabilidad inherente al puesto de trabajo. Y que los médicos de los equipos realicen guardias permite que una parte del personal que está en la bolsa para hacer sustituciones pueda realizar su actividad allí donde es necesaria; en este caso, en las alas de Asturias. Es nuestra responsabilidad. La capacidad de organización en cualquier entidad no la tiene la bolsa de demandantes de empleo, y lo digo con el máximo respeto a esos profesionales.

-Sindicatos y profesionales hablan de «caos» en la sanidad.

-Aquí caos no hay ninguno. Hay una actividad que se está desarrollando muy bien con carácter general. Lo que no podemos es mezclar aspectos de índole laboral con aspectos cualitativos.

-Todas las iras de los profesionales apuntan al consejero de Salud. ¿Cuál es el grado de sintonía entre la Consejería y el Sespa?

-Total. Cuando el doctor Quirós se puso en contacto conmigo, me planteó su propuesta general, que comparto absolutamente. Si no la hubiera compartido, no habría venido. No hay la más mínima fisura. Es un proyecto único.

-Con el director general de Contratación, recientemente dimitido, al que se le atribuye la idea de 4+1 (cuatro mañanas y una tarde), existían diferencias de criterio notables.

-No ha habido tensiones de ningún tipo. Otra cosa es que en un proceso de negociación que ha llevado ocho o nueve meses se pusieran encima de la mesa distintas posibilidades, que se pusieron y se trabajaron.

-¿Temió que la reciente reforma del Gobierno se llevara por delante a Quirós y a su equipo?

-Pues no. Estamos prestando un servicio público y en cualquier momento puede producirse un cese por cualquier circunstancia. Eso lo tengo asumido antes de venir. Si uno trabaja con ese miedo le hace un flaco favor al ciudadano.

-¿Ha pensado usted en irse?

-No.

-¿En ningún momento?

-En ningún momento.

-¿Es posible introducir algún cambio de organización con más de la mitad de los médicos explícitamente en contra?

-El tiempo lo dirá. Quiero creer que aunque hayan firmado un manifiesto en torno a 500 facultativos de primaria, es producto de la tensión del momento. Tiene que llegar el momento en que seamos capaces de sentarnos a hablar de verdad de gestión clínica, tanto en primaria como en especializada, ya sea con Elena Arias o con otra persona. Eso no tiene nada que ver con que luego no estemos de acuerdo en si tengo que hacer tardes o no. No creo que haya 500 médicos contra el modelo, sino 500 médicos contra la cuestión de fondo, que quizás es un poco duro desnudarla de todo lo demás.

-¿Que es?

-Las tardes y, en el caso de los eventuales, que se les contrate a todos.

-¿Ha faltado tacto en algunas medidas de gestión?

-Todo es opinable, pero creo que lo que ha primado en todo momento es la voluntad de llevar adelante un proyecto. A veces, por muy bien que se digan las cosas, lo que se dice tampoco gusta.

-Los médicos afirman que se sienten ofendidos por la Administración.

-En lo que nos competa como Servicio de Salud lo único que puedo hacer es pedir disculpas, porque no pretendemos ofender a nadie.

 

-Se dice que la realidad de la gestión clínica no es tan bonita como la pintan.

-No hay que sacralizar los instrumentos. No hay panaceas. La gestión clínica es una herramienta. Que funcione bien o mal dependerá de las personas. El modelo gerencialista, como concepto, está agotado. Un gerente de un servicio de salud que hace una propuesta de este tipo sabe que arriesga y que confía en los profesionales.

-¿Ve a los médicos como un colectivo que quiere ser «intocable»?

-Yo creo que no. No podemos calificar de la misma manera a todo el colectivo. Probablemente hay profesionales que pueden considerar que, por el hecho de ser médicos, tienen un estatus diferente, pero no lo generalizaría.

-Los médicos eventuales se dicen dispuestos a prolongar su plante más allá de la Navidad. ¿Qué pasará con los centros de salud en las próximas semanas?

-Vamos a intentar por todos los medios mantener la actividad. Lógicamente, si se producen determinadas situaciones, tendremos que actuar, porque tenemos claro que prima el paciente. Lo que no podemos a hacer, para evitar este tipo de conflictos, es contratar a todos los eventuales, porque así sería muy difícil sostener el sistema.

-¿Se denegarán permisos a los médicos de plantilla?

-Si no hay más remedio, por supuesto que sí, porque los permisos están sujetos a las necesidades del servicio. Pero hay que confiar en la racionalidad de todos para no llegar a esos extremos.

-¿Habrá que acostumbrarse a que los fines de semana haya centros de salud sin médico?

-No. Son tensiones coyunturales. Médicos no faltan; lo que ocurre es que no quieren trabajar y ejercen una presión para lograr un objetivo que yo comprendo. Pero no podemos, para que esto no suceda, contratarlos a todos.

-Hay quienes dicen que con los hospitales no se atreven a plantear reformas. Que eso sí que puede generar un incendio.

-No es cuestión de atreverse. No me gusta este lenguaje. Estamos trabajando también con los hospitales para revisar temas como la realización de guardias, protocolos, los programas especiales...

-¿Peonadas?

-No me gusta llamarlos peonadas. Nosotros tenemos que organizar la atención primaria y la especializada. Y hay medidas que generan más tensión que otras.

-¿En qué medida están sobredimensionadas las guardias en los hospitales?

-No puedo contestar concretamente. Estamos trabajando en ello. No es tanto que estén sobredimensionadas como que llevan mucho tiempo sin ser revisadas.

-¿Se reducirán las «peonadas», perdón, los programas especiales?

-Van en función de las necesidades asistenciales. Pero sí exigimos que haya un rendimiento quirúrgico en torno al 85 por ciento en jornada de mañana. En principio, no habrá cambios sustanciales, salvo que cambien las circunstancias de la actividad.

-¿Se recortarán las plantillas en las urgencias hospitalarias?

-Existen diferencias organizativas importantes dependiendo de las áreas sanitarias, y eso ha venido generando mucho malestar entre los profesionales. Estamos trabajando. Queremos uniformizar en la medida en la que sea posible. Si fuera necesario realizar movimientos en las plantillas, tendríamos que hacerlo. Pero, de momento, no hemos hecho nada.

-¿Cuál es la situación financiera del Sespa? ¿Con qué desviación se cerrará el año?

-No hemos cerrado el ejercicio. No tendremos los datos de cierre hasta enero. No se deja de hacer nada que se tenga que hacer, pero con una situación de prórroga presupuestaria sí hay tensiones financieras, aunque no sólo en el Sespa.

-¿Cuándo se pagará a los hospitales concertados?

-La idea es, en la medida que se pueda, entre diciembre y enero.

-¿Y los atrasos de las guardias de médicos y enfermeros?

-No puedo decir si en diciembre o en enero.

-La demora media para operarse era, a 30 de junio, de 59 días. ¿Puede reducirse?

-Puede reducirse algo, pero, una vez llegados a este nivel, que es bueno, tenemos que pensar ante todo en operar en función de la gravedad.

-¿Se acabará el año sin esperas superiores a 180 días?

-Creo que sí, salvo catástrofe.

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