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Se reaviva una polémica que nunca estuvo cerrada ...

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TRAYECTORIA DE UN MEDICAMENTO CUESTIONADO.

Los pediatras dudan a la hora de aconsejar la vacuna del papiloma

Dicen que la baja incidencia del virus en España no justifica la financiación pública del preventivo.

La limitada eficacia del fármaco, las reacciones adversas y el precio disuaden a muchas familias.

16/02/2009 ANGELS GALLAR, para La Voz de Asturias

 

 La inclusión de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en el calendario de vacunaciones que financia la sanidad pública española suscita una creciente controversia incluso entre los pediatras y ginecólogos que se esfuerzan en defender la idoneidad del fármaco. La reacción grave declarada en 35 niñas y jóvenes tras ser vacunadas --dos siguen hospitalizadas por sufrir convulsiones-- ha incentivado las dudas de muchas familias sobre la conveniencia del preventivo, y no es raro que, a la pregunta de " qué hacemos doctor, la vacunamos o no?" los pediatras no tengan una respuesta clara.

"Si la niña tiene 12 años y en la escuela proponen la vacunación gratuita contra el VPH, póngasela, porque el riesgo de reacción adversa, de momento, es bajo; si ha de pagar usted la vacuna, sepa que es intrascendente desde el punto de vista sanitario, de eficacia poco demostrada, y carísima: 340 euros". Esa es la respuesta que ofrece el pediatra Josep María Mauri a los padres que le consultan sobre esta cuestión. "La mayo- ría no vacuna a sus hijas", asegura. Su ejemplo es generalizable.

 

FALTA DE HIGIENE

 

"No está demostrado que la vacuna evite el cáncer de cuello de útero", apunta, además, el doctor Joan Ramon Laporte, director del Centro de Farmacovigilancia de Cataluña, al que se notifican algunas de las reacciones anormales que causa el fármaco. "Esta vacuna protege frente a la infección del VPH, y se sabe que quien se infecta muchas veces acaba teniendo más riesgo de sufrir cáncer de cérvix. Nada más", explica. De hecho, prosigue, el cáncer de cuello de útero está considerado una enfermedad de paí- ses pobres y de profesionales del sexo que vigilan poco su higiene. "Hai- tí y Nicaragua son los países con más incidencia del VPH, pero allí no tienen acceso a la vacuna --tal vez la más cara de la historia-- porque no podrían pagarla", dice.

El doctor Carlos Rodrigo, vocal de la Sociedad Catalana de Pediatría y miembro del Consejo Asesor de Vacunas de la Generalitat, destaca esa misma contradicción. "Esta vacuna no llegará a la zona del mundo que más la necesitaría, a no ser que, gracias a venderla muchísimo en los países ricos, la industria baje su precio para Africa", comenta Rodrigo. Desde el punto de vista individual, de los ciudadanos, esta vacunación no tiene trascendencia, añade.

La corta trayectoria pública de las dos vacunas contra el VPH impide garantizar su seguridad y eficacia a medio plazo, indican los expertos. Esta incertidumbre, indican, común a todos los medicamentos nuevos, hubiera hecho aconsejable administrarla, con prudencia, a pequeños colectivos en su primera etapa en el mercado. El hecho de que no haya sido así y que ya se esté dando a millones de mujeres en Europa y EEUU ha sorprendido a numerosos investigadores que, en privado, se muestran preocupados. Antes de la inclusión de la vacuna en los planes de la sanidad pública española, 8.000 profesores universitarios expertos en prevención difundieron un manifiesto contrario a la medida. La Administración desoyó su opinón.

De los cuatro requisitos que la farmacopea clásica exige antes de autorizar un nuevo medicamento --necesidad del producto, eficacia demostrada, seguridad y precio--, las vacunas contra el papiloma apenas superarían el de la necesidad, sostienen los expertos.

Como ocurre con el resto de vacunas, la del papiloma es voluntaria. Las familias deciden. Su administración no debe sustituir a los periódicos análisis de la mucosa uterina, la citología o Papanicolau. Dado que el VPH se transmite en las relaciones sexuales, los médicos sugieren el uso del preservativo como la prevención más adecuada.

 

EFECTOS ADVERSOS

 

Las niñas o jóvenes que toleran mal la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) detectan los efectos adversos en los minutos inmediatamente posteriores a su administración. La reacción, según los médicos, puede incluir erupciones alrededor del área del pinchazo, pérdida leve de la visión o la audición, y la desaparición del sentido del gusto. En algunos casos han sufrido convulsiones.

Los farmacólogos sospechan que las reacciones que causan las vacunas contra el VPH las origina el excipiente --sustancias coadyuvantes-- que contiene este preventivo.

Dos casos en Valencia hicieron saltar las alarmas. El primero se produjo el 4 de febrero. Una adolescente de 14 años de Burjassot empezó a tener convulsiones y perdió el conocimiento tras ser vacunada. Durante horas permaneció en urgencias, pero como las convulsiones no cesaban los médicos la ingresaron en la uci, donde estuvo hasta el día 8. Tres días después recayó y fue trasladada de nuevo a cuidados intensivos. Ante su mejoría, ayer pasó de nuevo a planta. El otro caso se produjo el día 6. Una menor de 15 años ingresó en la uci del Hospital General de Valencia. Las dos fueron vacunadas con el mismo lote.

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