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La locomotora europea pasa de largo

La locomotora europea pasa de largo

El inicio de la recuperación en Alemania y Francia desnuda las carencias del patrón español de crecimiento y certifica la necesidad de reformas de gran alcance, según los expertos

La Nueva España. Oviedo, Marián MARTÍNEZ

La economía española sigue bajo cero, tras confirmarse que en el segundo trimestre de este ejercicio se desplomó el 4,2%, una décima más de lo que indicaban las previsiones y las peores cifras desde 1970. España sigue así la misma pauta que Reino Unido, Austria u Holanda. Y mira de lejos a aquellos que ya empiezan a asomar la cabeza para dejar atrás la recesión. Es el caso de Alemania, Francia, Italia y Portugal, que mejoran o mantienen sus resultados. ¿Por qué ellos sí y España no? La respuesta, según los expertos, está en la tasa de paro y el consumo interno, directa e íntimamente relacionadas. Pero tras estos dos factores hay muchos más.

En el caso de Alemania y de Francia, locomotoras del Viejo Continente, la clave está en su estructura social, formativa y económica. Además, los planes anticrisis puestos en marcha han sido útiles para estimular la demanda, para que sus ciudadanos tengan liquidez y puedan gastar. El nivel de endeudamiento de sus gobiernos se ha disparado, a la vez que se han adoptado rebajas fiscales para las empresas y los particulares y se han habilitado ayudas para las familias con hijos. En el mercado laboral, donde la temporalidad es muy baja, los expedientes de regulación de empleo no se han utilizado para despidos, sino para reducir la jornada laboral, recortando los salarios pero garantizando las prestaciones y derechos sociales.

España sufrirá, según los expertos, para salir de la crisis, con un proceso lento y «doloroso», porque necesariamente se va a tener que articular un cambio en el modelo productivo, formativo y del mercado laboral. También coinciden tales expertos en que Asturias aguanta y va a aguantar mejor el envite porque, tras la dura reconversión de finales de los 80 y principios de los 90, la región apostó por un tejido industrial diversificado que ha empezado a buscar la exportación, tiene un alto nivel formativo y el peso de la construcción residencial inferior a la media nacional, mientras que las grandes obras públicas sostienen una parte importante del empleo en el sector. A ello hay que unir el importante número de prejubilados y jubilados con importantes ingresos mensuales, que ayudan a sostener la economía.

Pero ¿cuáles son las grandes diferencias entre Alemania y Francia con España? Muchas, dicen los expertos. Para empezar, «tienen un sentido de Estado y de país del que aquí se carece. ¿Sería posible en España un Gobierno de coalición entre PSOE y PP? En Alemania existe y funciona. Y están saliendo de la crisis», aseguran. Los tres países tienen en común que sus mercados laborales están muy regulados. Pero la flexibilidad de Alemania y Francia es la que los expertos reclaman para España. Eso sí, también con los mismos beneficios sociales. Algunos de los aspectos básicos que señalan los expertos consultados son los siguientes.

 

Modelo económico. Alemania es un país netamente exportador. El economista y profesor de la Universidad de Oviedo, César Rodríguez, explica que la balanza comercial germana es tradicionalmente positiva, mientras que la española es negativa (importamos más que exportamos). «Esto significa que cuando estalló la crisis y cayó el mercado internacional, Alemania fue el primer país europeo en caer. Pero en cuanto se reactiva el mercado, empieza a crecer».

 

Francia se encuentra a medio camino entre España y Alemania. Pero tiene a su favor una gran ventaja: es el país más autosuficiente. En caso de una catástrofe económica y, en el supuesto de que se plantease una autarquía, Francia podría resistir sin apenas comercio exterior, porque tiene todos los sectores económicos plenamente desarrollados.

 

España, por contra, ha tenido un modelo de crecimiento basado en la construcción y el sector servicios, con fecha de caducidad y con mucho trabajo temporal y precario. Florentino Felgueroso, profesor de la Universidad de Oviedo e investigador de la Federación de Estudios de Economía Aplicada, lo explica con números. «La estructura económica es distinta entre los tres países, pero la principal diferencia es la temporalidad. Por ejemplo, en la construcción. Alemania tiene un 20% de temporalidad y Francia un 23%. España tiene el 60%. Pero es que, además, tenemos el doble en cualquier sector económico que se analice. Esto va unido a una escasa formación y productividad».

 

Mercado laboral. En España, «las empresas contratan temporalmente a sus trabajadores y no invierten en formarles porque les van a despedir. Y los jóvenes abandonan sus estudios con 16 años y se ponen a trabajar para tener dinero. En Alemania y Francia el sistema educativo es diferente. En Alemania hay la mitad de universitarios que en España, pero cuando acaban sus estudios medios tiene un sistema parecido a lo que es en España la Formación Profesional, pero es dual. Estudian y trabajan en la empresa, y si lo hacen bien, cuando acaban se quedan», explica Felgueroso. Es el sistema que en Asturias reclama desde hace años la patronal del metal, Femetal.

Merkel, en año electoral, ha rebajado el IRPF y las cotizaciones sociales

Otra de las grandes diferencias es la flexibilidad del mercado laboral. Alemania, Francia y España son los tres países con el mercado laboral más regulado. Pero en los otros dos países se han cambiado los modelos para hacerlos más flexibles y, además, más proteccionistas para el trabajador.

«En Alemania, la negociación colectiva era como aquí, por sector y por lánder (similar a las comunidades autónomas en España). Ahora se ha potenciado lo que aquí llamamos las cláusulas de descuelgue. Las empresas que tengan problemas se pueden descolgar y no aplicar las subidas que establecen los convenios pactados. Ahora, en la crisis, lo utilizaron mucho las empresas de la construcción, pero están asegurados los salarios y la protección social del trabajador», explicó César Rodríguez.

 

Otra diferencia ha sido el método utilizado para regular empleo en época de crisis. En ambos países se utilizan los expedientes para reducir las jornadas laborales, no para despedir. Y en todo caso, se asegura la integridad de las cotizaciones sociales. La legislación española contempla los expedientes para la reducción de jornada, aunque apenas se utiliza. Quien sí lo ha usado es Arcelor-Mittal. El ERE que tiene en marcha no está basado en número de personas afectadas, sino en jornadas laborales en cada planta.

El papel de los sindicatos también es diferente. En Francia, hay ocho organizaciones que tienen que competir por hacer y mantener afiliados, porque también tienen unos índices de afiliación bajos. En Alemania, sin embargo, es muy alta, rondando el 90 por ciento de los trabajadores. Eso se explica, según Florentino Felgueroso, porque en aquel país, a diferencia de lo que ocurre en España, el trabajador sólo se beneficia de las mejoras laborales que negocia un sindicato si está afiliado.

 

Los impuestos Todos los gobiernos han adoptado medidas coyunturales para afrontar la crisis económica. España ha coincidido en algunas de ellas con el resto de países, como es el caso de elevar la inversión pública, del apoyo a las empresas para favorecer el acceso al crédito y de los incentivos a la compra de coche. En otras materias la estrategia está siendo dispar.

 

En materia fiscal, el Gobierno español ha rebajado el impuesto de sociedades para las pymes, suprimido el de patrimonio y aprobada la polémica deducción de los 400 euros que ahora se propone revisar. No llegó a un acuerdo con la patronal para rebajar las cotizaciones sociales y está madurando una subida fiscal cuyo alcance es aún una incógnita. El Ejecutivo alemán de la conservadora Angela Merkel, en año electoral, ha reducido el tipo impositivo mínimo del impuesto de la renta y ampliado el tramo exento a declarar. Ha recortado también las cotizaciones sociales de empresarios y trabajadores a partes iguales y eximido del impuesto de sucesiones a los herederos de empresas familiares. Y las familias también se ven favorecidas con ayudas directas por hijos superiores a las españolas.

 

Los expertos coinciden, en definitiva, en que estos países nos llevan unos 30 años de ventaja, como mínimo en numerosas cuestiones, y que ahora, con esta crisis, España deberá afrontar las reformas definitivas que permitan no sólo intentar acercarse a ellos, sino avanzar en la misma dirección.

 

 

 

 

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