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Otras formas de hacer son posibles

Otras formas de hacer son posibles

No me recete, doctor

Triunfa una terapia de Salud para huir de los fármacos

Salud tiene 300 gijoneses en lista de espera para una terapia sin fármacos en El Natahoyo

Los talleres de reencuentro, que lleva a cabo una enfermera del Sespa, son una iniciativa pionera en la red pública para promover el autocuidado

Elena Fernández Ardisana -cuarta por la derecha- y el grupo que estrenó la terapia de reencuentro, en el centro de salud de El Natahoyo. archivo

En pleno debate sobre el coste sanitario y el uso y abuso de fármacos y tratamientos médicos en la sociedad, en el centro de salud de El Natahoyo está la prueba de que otras formas de hacer son posibles. Consultas de atención a pacientes donde se promueve el autocuidado y la desmedicalización, y donde, por tanto, no media ninguna receta que facture en las farmacias. Pero 300 pacientes en lista de espera y una agenda cerrada por recomendación de la Consejería y limitada, exclusivamente, a pacientes del área de Gijón -llegaron a atender la demanda de toda Asturias-, también demuestra que cuesta mucho implantar nuevos métodos y romper inercias.

 

En esos números se mueve la denominada terapia de reencuentro que, de forma pionera en España, se está llevando a cabo en el citado espacio gijonés desde hace ocho años. El centro de salud de El Natahoyo, gracias a la especialización y el tesón de una enfermera, Elena Fernández Ardisana, es el único de la red pública donde, de forma continuada, se llevan a cabo las citadas consultas (a las que se llega con derivación de salud mental o del médico de cabecera) también conocidas como talleres por el buen trato.

 

Tras ambos nombres está un modelo de atención a la enfermedad en la que se trata de combatir, de forma diferente a la habitual y sin medicación, algunos de «los problemas físicos y psíquicos que generan los modos de vida, las relaciones mal construidas, las expectativas creadas sobre uno mismo...», explican las especialistas. En estos años ya han pasado por la terapia cerca de medio millar de asturianos y en la actualidad participan en las sesiones comunitarias más de un centenar. El programa ya está saturado y la propia capacidad de atención a pacientes de Fernández Ardisana en horario laboral, también. Ante eso, algunas de las personas más vinculadas a la iniciativa están liderando la puesta en marcha de la delegación en Asturias de la Fundación Terapia de Reencuentro, una entidad sin ánimo de lucro fundada en Valencia en el 2000. La delegación abrirá este mes en la calle Corrida y está a las puertas de firmar un convenio con la Consejería -que ha dado sus parabienes a la terapia, sus objetivos y su trabajo- para la colaboración sociosanitaria. Así, está previsto que buena parte de los gijoneses en lista de espera en El Natahoyo puedan ser derivados a la delegación de Corrida, saliendo así de la red sanitaria.

La Consejería ultima un convenio con la Fundación que lidera el programa

A. R.

La Fundación nacional Terapia de Reencuentro se presenta como una entidad sin ánimo de lucro que busca, sin componente de negocio, «prestar asistencia social y psicológica en el ámbito terapéutico, educativo y sociocomunitario, de modo que estimule el desarrollo humano integral y las relaciones de convivencia pacífica y no violentas ni discriminatorias».

 

Teresa Calderón es una de las portavoces del colectivo asturiano. Un colectivo que se ha nutrido sobre todo de personas que en su día pasaron por la terapia de El Natahoyo y que incluso se convirtieron en agentes de salud a través de la acreditación que lograban con respaldo de la Consejería. «Trabajamos siempre con la idea de ir creando una red extensa de personas que han pasado por el programa y a quienes les ha resultado efectivo su "reencuentro" personal, y que pueden apoyar a su vez a otras que viven procesos de enfermedad o de malestar personal», explica Calderón.

 

Pacientes que tenían una depresión, que estaban a disgusto con su vida o su situación han tenido en estos años una alternativa «que fomenta un cambio profundo en las personas, en sus relaciones y en sus modos de entender la vida», añade Calderón. La terapia tiene componentes educativos, psicológicos, médicos y sociales. La Consejería de Salud, que incorporó como programa propio la terapia, finalmente ha optado por darle más proyección fuera de la red sanitaria y el convenio se suscribirá en breve.

 

 

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