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ÁNGEL CÁRCOBA: Opinión de un gran activista sindical de CC.OO.

ÁNGEL CÁRCOBA: Opinión de un gran activista sindical de CC.OO.

La economía canalla

Quienes nos hablaron muy recientemente (cumbre G-20) del control de los paraísos fiscales, guardan un silencio aterrador y suben los impuestos indirectos que pagan los de siempre. Hay que hacer un acto de fe para creer que los poseedores de grandes fortunas van a tributar proporcionalmente igual que el trabajador por cuenta ajena. Pero, ¿en manos de quien estamos?

NUEVATRIBUNA.ES -

Hace más de un año cayó en mis manos un libro de Loretta Napoleoni (1) en el que describe las nuevas formas que adopta el mundo en manos de unas fuerzas económicas que intentan sacar tajada sobre la tela de araña de las ilusiones políticas y económicas que atrapan al consumidor. Después vino la recesión, la crisis económica y los falsos consensos conceptuales y políticos liderados por los economistas sin ideología, es decir de derechas. Conceptos que no son nada inocentes.

Economía o economistas canallas. Desde el conocimiento profano en la materia, pero basado en experiencias personales y colectivas me atrevo a plantear algunas reflexiones.

El poder del dinero en manos de corporaciones multinacionales, de gobiernos y organismos internacionales como el BM, FMI, OMC, OCDE, G8 o G20, el Banco Central Europeo o el Banco de España dictan las reglas del juego económico y político. Son quienes deciden que unos puedan vivir y caminar por las calles sin miedo a que les detengan, deciden quienes pueden vivir con sus padres e hijos, cuidarlos y educarlos, y quienes observan como sus seres queridos mueren de hambre o ahogados en una patera; deciden quienes pueden trabajar con contrato, y quienes deben ir al desempleo. Deciden quienes pueden planificar su presente y su futuro y quienes no saben qué les espera cuando se despierten. Deciden ayudar a los bancos con billones de euros y no dedican unos pocos miles de millones a evitar que cada día mueran 30.000 personas de hambre en el mundo.

Estas corporaciones, organismos y gobiernos, con sus miles de millones de dólares en préstamos condicionados muestran su nula preocupación por los derechos humanos. Y para ellos disponen de grupos de expertos, de sabios, de fundaciones y de observatorios que son como Dios: lo saben todo y están en todas partes. Es lo que se lleva ahora. Es el reino de los expertos economistas- tecnócratas, ausentes de ideología ( de izquierdas por supuesto) quienes nos dijeron que no había crisis, ni recesión, que la economía española estaba a la cabeza de la champions league. Que las entidades financieras garantizarían créditos a los ciudadanos y pequeños empresarios, sabiendo que los bancos solo prestan dinero a quien tiene dinero, que no hay créditos para el pobre o el trabajador en paro.

También nos dijeron que la crisis se debía al aumento del precio del petróleo. A los cuatro meses la crisis era por la bajada del precio a la mitad. “Nos contaron que la economía iba bien cuando el precio de la vivienda estaba a unos niveles que ningún joven podía acceder a ella”. (Pascual Serrano). Después nos hablaron de la burbuja inmobiliaria que provocaría la caída de precios y esto ha hecho que a lo largo de 2009 unas 85.000 unidades familiares se enfrentan a procesos de desahucio en España. Nos dijeron que podíamos hipotecar la vida y la vivienda, y el endeudamiento resultó ser una estrategia para disciplinar a la gente y mantenerla sumida en el miedo, el silencio y la culpabilidad, que impide el ejercicio de derechos humanos básicos y hace que las mayorías no sepan el significado de la palabra felicidad y participación. Siempre habíamos pensado que la subida de precios era algo malo para la economía, ahora nos dicen que como los precios han bajado, eso es todavía peor. Hace 20 años nos recomendaban planes de pensiones privados ante la posible quiebra del sistema público; ahora ha sido el sistema público el que ha tenido que rescatar al privado de la bancarrota. Durante años nos han dicho que no había dinero para luchar contra el hambre, la pobreza o el sida; y de la noche a la mañana aparecen billones para salvar a los bancos y aseguradoras, primando una ola de delincuencia empresarial jamás conocida. Quienes nos hablaron muy recientemente (cumbre G-20) del control de los paraísos fiscales, guardan un silencio aterrador y suben los impuestos indirectos que pagan los de siempre. Hay que hacer un acto de fe para creer que los poseedores de grandes fortunas van a tributar proporcionalmente igual que el trabajador por cuenta ajena. Pero, ¿en manos de quien estamos?

Ahora nos vuelven a decir que para salir de la crisis debemos arrimar el hombro, que la subida de impuestos es buena, que renunciemos a gastos públicos como la sanidad o la educación o las pensiones, que debemos moderar los salarios y aceptar el despido libre. Esto lo dicen un día si y otro también la derecha,, los neocon, los empresarios. Es normal. Pero no lo es tanto (o quizás si) que prohombres socialistas bajo el paraguas ideológico de izquierdas, de una izquierda permitida, consentida, aceptada por el mercado, de la izquierda buena, frente a la izquierda mala y silenciada, coincidan con la derecha más rancia. ¿Por qué personas como Almunia, Solchaga, Fernandez Ordoñez, Gómez Navarro, Miguel Sebastián, Taguas y un largo etc, no se aplican ellos mismos y sus familias las medidas que proponen para los demás?

Es tremendo pensar que con las ayudas financieras concedidas por el Gobierno a ciertas empresas, estas pagan los despidos y Expedientes Temporales de Regulación de Empleo.
Soy consciente de que lo expresado no pasa de ser charla de café, con escaso rigor. Pero desde el silencio de las mayorías queremos saber para basar la acción colectiva en el conocimiento.

¿De donde sale tanto dinero?

Para que nadie en el mundo muriera de hambre o de sed, la FAO afirma que serían necesarios 30.000 millones de dólares, justo la cantidad que el Banco Central Europeo inyectó a los mercados solo el 29 de Septiembre de 2008. Después vinieron miles de millones más al rescate de entidades financieras y de sus ejecutivos.

Es momento de situar el impacto de la crisis y los derechos humanos en el campo social, mediático, político y judicial a través de la acción ciudadana. Y por supuesto en el campo de la ética. El campo mediático está complicado en plena guerra entre los lobbys de la información. El campo político se ha convertido en finca privada de los profesionales de la política. ¿y qué decir de la justicia?

Es necesario romper con la complicidad, el miedo y el silencio y empezar a animar a los ciudadanos a levantar su voz y a decirle a los poderosos que hasta aquí hemos llegado.

(1) “Economía Canalla: la nueva realidad del capitalismo”.- Loretta Napoleoni, Edit. Paidos. Barcelona/2008.

Ángel Cárcoba es activista sindical de CC.OO. y experto en salud laboral.

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