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Entrevista en La Nueva España a Enrique Moreno, Cirujano, presidente del jurado del premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica

Entrevista en La Nueva España a Enrique Moreno, Cirujano, presidente del jurado del premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica

«Es imposible que quiebre algo tan importante como la sanidad pública»

«Hay médicos que pueden ser jubilados y otros que no; depende de las contribuciones de cada uno»


Oviedo, P. Á.

Enrique Moreno (Madrid, 1939) es uno de los cirujanos más destacados del país. Especialista en trasplante hepático, ganó el premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica en 1999 y preside el jurado que hoy otorgará en Oviedo este mismo galardón.

-¿Está la sanidad pública en riesgo de quiebra?

-Tenemos una sanidad pública excelente. Soy presidente del Consejo Superior de Medicina de la Comunidad de Madrid y puedo decir que, al menos en Madrid, la sanidad no tiene ningún atisbo de quiebra. Podría quebrar la Seguridad Social, quebrar la estructura financiera del Estado, podría quebrar la confianza de otros países en la economía española, pero es imposible que algo tan importante como la sanidad pública pueda quebrar.

-¿Ve necesarias fórmulas de copago?

-Llegará un momento en el que no ya los agentes sociales, sino la sociedad misma pedirá cuentas al Estado de lo que se está haciendo con lo que se recauda por vía de impuestos. Creo que no hay nadie interesado en que desaparezca la sanidad pública. Es muy importante. La actividad privada y las compañías de seguros son complementarias. Todas las personas y todas las familias tienen que saber lo que pueden ingresar y lo que pueden gastar, y darse cuenta de que no es bueno tener una farmacia en casa. Hay personas que utilizan mal los fármacos. Pero hay familias con salarios modestos que, si les aplicas un copago y tienen tres hijos con enfermedades crónicas, no podrían pagarlo.

-Habría que discriminar según el nivel de recursos.

-La mejor forma de discriminación sería siempre por vía de impuestos. Para que una sociedad funcione tenemos que llevar bien las cuentas con Hacienda, y luego exigir a nuestros gobernantes que distribuyan de forma correcta el dinero que recaudan. Hay familias que viven muy mal, con varios hijos, el marido y la mujer trabajando con sueldos que no llegan a nada. Se están esforzando por la sociedad porque tienen varios hijos, están educándolos y lo único que hacen es trabajar. Esas personas no podrían entrar nunca en un copago; esas personas son casi de matrícula de honor. Siempre hay sistemas para saber lo que cada uno está dando al Estado.

-Usted tiene 71 años y sigue realizando cirugías largas. En Asturias se ha implantado la jubilación obligatoria a los 65 años.

-No creo que esté mal la implantación de una jubilación. Hay personas que pueden ser jubiladas y otras que no. Hay personas que a la sociedad no le perjudica que se jubile por lo que están haciendo y hay otras que lo que están haciendo es más importante. Tengo amigos en Estados Unidos, como Thomas Starzl, que con 82 años sigue siendo director del Instituto Starzl de Pittsburgh, que se dedica sólo a los trasplantes, y sigue operando. Depende de las contribuciones que haga cada uno. En la Comunidad de Madrid se ha aprobado un decreto por el cual se nombrarán progresivamente profesionales eméritos. Hay que enviar un currículum y decir para qué quiere uno seguir. Tiene que presentar un proyecto de cinco años. Pero no se le da para cinco años, se le da para dos y luego se prorroga año a año, dependiendo de lo que haga. El factor más importante es que tiene actividad clínica, que también está sometida a control para saber si esa persona ejerce bien clínicamente. En ese proceso es muy importante la valoración del gerente del hospital, que puede decir si al hospital le conviene que siga o no.

-¿Cómo ve la nueva normativa del aborto y el papel decisorio que otorga a los médicos en los casos de chicas menores?

-En una situación en la que la economía falla, en la que está fallando la educación, en la que la sociedad está, en general, en crisis, es muy importante no centrarse en debates que no arreglan los problemas reales. España no tiene problemas con la ley actual del aborto. La sociedad tiene que decir al Estado: no me distraigan con campañas publicitarias, no me intoxiquen. Pero es cierto que se está coaccionando demasiado a los médicos.

-El debate es amplio.

-Tampoco el aborto tiene que resolverse de aquí a diciembre. Es una cuestión de educación de las personas. Un problema generacional, un problema de la sociedad. Recuerdo que un amigo norteamericano, muy relevante, cuando estaba en discusión la reforma sanitaria de Hillary Clinton, me dijo: «No habrá reforma sanitaria de la forma que Hillary Clinton quiere porque en Estados Unidos la mayor parte de las personas, por nuestra índole religiosa, somos muy prácticas y las cosas importantes no se las dejamos a los políticos ni a los gobiernos». Me escandalizó, pero luego entendí que se requiere un mayor nivel de participación de la sociedad en las cosas importantes. No se le pueden dar a un país las cosas hechas.

-Usted es catedrático de Universidad. ¿Cómo ve la aplicación del «plan Bolonia»?

-A los italianos, a los alemanes o a los ingleses no es una cuestión que les preocupe mucho. Sin embargo, en España se ha organizado un lío tremendo.

-¿Es escéptico?

-No escéptico, pero creo que las universidades no pueden cambiar las veces que están cambiando aquí. Vea la cantidad de veces que ha cambiado en los últimos años el sistema de provisión de algo tan importante como la provisión de plazas de profesores y catedráticos. Es imposible.

-¿Están los cirujanos madrileños molestos porque el Rey haya querido operarse en Cataluña?

-Lo que se le ha hecho podría habérsele hecho perfectamente en Sevilla, incluso con mejor clima, pero eligió Cataluña. Ha elegido bien a los médicos, ha elegido bien el hospital. Y creo que es bueno que no tenga que operarse en Madrid, sino que tenga la absoluta libertad de elegir donde quiera. Su Majestad está haciendo uso -lo cual es bueno- de la sanidad pública y, además, elige el centro y los médicos que quiere, lo cual es buen ejemplo para que todos puedan hacer lo mismo.

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