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Por AMALIA ÁLVAREZ…

Por AMALIA ÁLVAREZ…

Primavera en París

Si los trabajadores, los estudiantes franceses, las mujeres francesas, los inmigrantes que viven en Francia, la izquierda francesa, los comunistas, los trotskistas, los socialistas franceses son capaces de generar una movilización importante contra las políticas económicas de su gobierno, no todo está perdido.

NUEVATRIBUNA.ES

Los estudiantes franceses han salido a la calle, han cerrado más de 300 institutos y se han sumado a las movilizaciones que desde hace tiempo mantienen los sindicatos franceses. Sus proclamas son claras. No buscan la playa debajo de los adoquines, quieren vivir dignamente, mejor que sus padres. "Cuanto más tarde se jubile la gente, menos esperanza tendremos nosotros de encontrar un trabajo. Además, defiendo una jubilación que, si no se lucha, va a desparecer, y también lucho por los derechos de mis padres". Con esta sencillez y esta lucidez, justificaba Elodie Roblet, de 18 años, su participación en las movilizaciones contra el proyecto de ley que retrasará dos años la jubilación, de los 60 a los 62 años.

Estamos al final del verano, ya casi en el otoño, y no se trata de un otoño solo meteorológico, se trata de un otoño que recorre Europa, un otoño en el que los ciudadanos parecen resignados, donde la voz que se escucha es la voz de los mercados, donde los gobiernos actúan al dictado del Fondo Monetario y del Banco Central, donde los ciudadanos se someten o se silencian. Un país donde la lucha la llevan en solitario los sindicatos, que son despiadadamente atacados, donde los grandes medios de comunicación retransmiten la imagen de una sociedad, la europea, resignada, silenciosa, hedonista, sin fuerza para rebelarse, para evitar que el viejo árbol que da sombra al modelo social europeo se quede sin hojas, donde una huelga de millones de trabajadores se ningunea, donde todo parece estar al servicio del pensamiento único, donde el horizonte se atisba con nubarrones que anuncia menos derechos, y menos Estado.

Por eso, saber que los estudiantes se suman a las movilizaciones de los trabajadores en Francia es una esperanza porque si los trabajadores, los estudiantes franceses, las mujeres francesas, los inmigrantes que viven en Francia, la izquierda francesa, los comunistas, los trotskistas, los socialistas franceses son capaces de generar una movilización importante contra las políticas económicas de su gobierno, no todo está perdido.

El “pequeño Napoleón” afirma no estar obsesionado con las reformas pero yo tengo la responsabilidad de conducir la quinta economía del mundo. En un mundo que se mueve, no nos podemos quedar inmóviles". Este mensaje y esta forma de enunciarlo recuerdan dolorosamente a otro: tomaré las decisiones que España necesita aunque sean difíciles. Voy a seguir ese camino cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste". Así habló hace un tiempo el presidente del gobierno de España. Parece una misma voz, una misma doctrina.

Por eso, si los estudiantes se suman a los sindicatos franceses, si los comunistas, los trotskistas, los socialistas apoyan las movilizaciones francesas, tal vez sea posible que al menos en París sea primavera. A veces la primavera llega con vientos fuertes, con tormentas, con tiempo revuelto, como el que parece que hay en la capital francesa.

Amalia Álvarez - Escritora

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