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Marcelino… una enorme pérdida.

Marcelino… una enorme pérdida.

«Se nos va el icono de CCOO»

Triqui y Francisco Prado recuerdan la figura de Marcelino Camacho y su vinculación con Asturias

30/10/2010/ Pablo A. Rubio, Oviedo, en La Voz de Asturias

Finales de los años 50. Asturias comienza desperezarse tras años de hambre y represión. La región vuelve a poner al franquismo en el punto de mira y la base de acción no podía ser otra: el movimiento obrero. En 1957, trabajadores de la mina La Camocha organizan una comisión obrera dentro del pozo. Nacía así, el germen de lo que luego sería Comisiones Obreras y la perpetua vinculación entre el sindicato y Asturias.

Marcelino Camacho, el eterno líder de la organización, sabía de ese vínculo. Su fallecimiento ha vuelto a recordar a muchos de sus compañeros asturianos, el cariño que tenía Camacho hacia Asturias.

Emilio Huerta, Triqui , que fuera secretario general de CCOO en Asturias entre 1981 y 1994 resumía la figura de Camacho con la siguiente frase: “Se nos va el icono de CCOO”.

A Triqui le vienen muchos recuerdos a medida que habla de su “camarada”. Por ejemplo, las visitas de Camacho a Asturias, “en un 127 y sin guardaespaldas, nunca los quiso”. Huerta tiene múltiples anécdotas en su memoria. “Siempre que viajaba a Asturias nunca quería quedarse en un hotel. Prefería alojarse en la casa de un camarada”, relata.

Consolidación Tras el primer paso que se dio en La Camocha, el avance de CCOO se hizo imparable. Tras años de encarcelamiento, con la agonía de la dictadura y la llegada de la democracia, la organización se legalizó como lo que había sido durante años, un sindicato, pero ahora, legal.

El lugar elegido fue Barcelona. Allí estaba otro asturiano, Francisco Prado Alberdi. Corría el año 1976. “Marcelino es un referente de la lucha obrera”, comenta. Prado siempre recordará, al igual que Triqui , las visitas de Camacho a Asturias. El actual presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico era entonces trabajador de Ensidesa. “A Camacho siempre le organizaban las visitas a la fábrica, pero él siempre se saltaba el guión”, añade. “Cuando le llamaban la atención, él les contestaba que no había venido a ver la fábrica, que había venido a visitar a los trabajadores”, asegura Prado.

Tensión con el PCE Tanto Prado como Huerta también rememoran y alaban, la actitud de Camacho a la hora de intentar evitar al máximo las ingerencias del Partido Comunista de España (PCE) en la dirección del sindicato. “Marcelino entendió que CCOO no podía ser una cadena de transmisión del PCE”, añade Triqui . Pero que nadie se confunda. “Ha muerto siendo un comunista”, prosiguió.

Justamente, al frente del partido estaba en ese momento otro histórico, el también asturiano Santiago Carrillo. “A estos conflictos, Camacho los llamaba vientos de fondo”. Pero el tiempo parece que lo cura todo. Carrillo no tenía dudas a la hora de calificar al fallecido como una de las figuras más notables de la lucha antifranquista” y “uno de los más enérgicos y entregados luchadores por la causa de la libertad del pueblo español”.

Prado también recuerda aquellas tensiones que terminaron con la llegada de otro asturiano, Gerardo Iglesias, que fue quien sustituyó a Carrillo al frente del PCE en un duro proceso. “Siempre fue comunista, pero defendió a ultranza la independencia del sindicato. Huerta ensalza en ese momento la figura de Iglesias. “Gerardo provenía del movimiento obrero y tenía muy claro cómo debían funcionar ambas organizaciones”, añade.

Al PCE también perteneció el hoy presidente de Asturias, Vicente Álvarez Areces. Para el dirigente socialista, Camacho es “un ejemplo de honradez, coherencia y militancia. El pueblo español tiene que rendir un tributo de admiración”.

Camacho no solo tuvo que enfrentarse a Carrillo. UGT había renacido de sus cenizas y luchaba con CCOO por el liderazgo en las fábricas y empresas. “Fue una etapa muy complicada”, añade Prado. Pero de aquella pugna nació la unidad de acción, de la que “Camacho es el padre”.

Una enorme pérdida

30/10/2010, en La Voz de Asturias

Acabamos de perder a una de las figuras más representativas y respetadas de nuestra historia reciente. Pocas personas públicas han reunido en nuestro país tanta admiración como el fundador y primer secretario general de CCOO, del que ahora nos vamos a despedir con una extraña mezcla de tristeza y gratitud. Marcelino Camacho ha dejado de respirar, pero su ejemplo palpitará para siempre en la historia de nuestro sindicato y del movimiento obrero español.

Marcelino Camacho estaba además muy unido a Asturias, cuna del sindicato al que dedicó tantos años de su vida. Y no sólo porque en los duros años de clandestinidad y cárcel compartió la lucha con otros asturianos, referentes históricos de nuestra organización, como su querido Juan Muñiz Zapico, sino porque sentía un profundo aprecio por esta tierra. Recuerdo muy bien cuando nos visitó por última vez para participar en los actos programados en Oviedo con motivo de los 25 años del sindicato en Asturias. Entonces, Marcelino, con su cercanía habitual, nos recordó los orígenes de la organización, los tiempos de la clandestinidad, la época de la Coordinadora de Organizaciones Sindicales, el Proceso 1.001 , los años de cárcel, la huelga general de 1976, su amistad con Juanín, hasta llegar a la Asamblea de Barcelona y el Congreso Constituyente de 1978.

Nos emocionó a todos cuando señaló que venir a Asturias no es ir a cualquier sitio. Y nos hizo levantarnos de nuestros asientos para aplaudir cuando recalcó que en nuestro sindicato no debemos aceptar nada que no avalen los trabajadores, una máxima que no ha dejado de ser guía en la actividad de CCOO desde que él la pusiera en práctica hasta hoy. A Marcelino Camacho le debemos la esencia de este gran sindicato, el mayor de nuestro país, unitario, socio-político, de clase, democrático e independiente de todos los Estados y de todos los partidos.

Algunos años después, el 9 de octubre de 2009, con motivo de la inauguración de una calle con su nombre en Langreo, nos acompañó su hija Yenia en un emotivo homenaje a Marcelino y a su inseparable Josefina. Y nos trajo unas palabras de su padre, tan lúcidas y verdaderas como siempre: “Nunca nos regalaron nada”. Por eso, también entonces nos animó a permanecer alertas, porque “el gran capital amenaza nuestras conquistas”.

Se nos ha ido un hombre íntegro, atento a sus compañeros y enraizado a su clase, como recordaba su propia hija. Un dirigente excepcional, que aceptaba de manera natural la crítica y la discrepancia, destacó Nicolás Sartorius. “La historia, biografía y comportamiento de Marcelino Camacho es una lección magistral de honestidad, coherencia y lealtad a las convicciones y a la autoridad moral”, dejó escrito el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Berzosa.

Nos deja un hombre verdaderamente extraordinario y un defensor incansable de las libertades democráticas y los derechos de la clase trabajadora. Un ejemplo de integridad.

S. GENERAL DE CCOO

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