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Las colillas, bajo control policial en Lena

Las colillas, bajo control policial en Lena

07.02.11 - 02:08 - MACARENA ARRESEIGOR | LENA.

Eugenio Mediavilla - Café la Pampa. «Espero que el endurecimiento de la ordenanza de limpieza, sobre todo en lo que respecta a las colillas, no recaiga directamente en los hosteleros. Bastante dinero estamos perdiendo ya como para encima tener que pagar multas de 750 euros por tener la parcela de la acera sucia o con colillas. Esa cuantía me parece excesiva y creo que es una forma de recaudar dinero por parte del Ayuntamiento». :: FOTO: J. M. PARDO

Una circular avisa a los hosteleros de que el exterior del local debe estar libre de filtros. Las multas oscilan entre los 700 y 3.000 euros

Dos agentes locales vestidos de paisano vigilarán que la vía pública se mantenga limpia

Dos policías vestidos de paisano son los encargados de vigilar que las calles de Lena se mantengan limpias. Recientemente, el Ayuntamiento lenense ha obtenido el permiso de la Delegación de Gobierno en Asturias para que dos de sus 19 agentes municipales patrullen sin uniforme. Así, «será más fácil pillar 'in fraganti' a quienes cometan infracciones, corregir actividades irregulares (venta de alcohol ilegal, trapicheos) que se puedan cometer y mantener las calles limpias, sin rastros de cigarros ni basuras», indica Ramón Argüelles, alcalde del municipio. El Ayuntamiento informó de esta iniciativa a los hosteleros hace un par de semanas, mediante una circular buzoneada.

Entre otros aspectos, les advierte de que deben mantener su parcela de acera limpia y, en caso de incumplimiento, podrán ser sancionados con multas que oscilan entre los 750 euros a los 3.000 euros. Las mismas sanciones se aplicarán a aquellos ciudadanos a los que se les vea tirar el cigarrillo en la calle.

Mientras el Ayuntamiento sostiene que la ordenanza de limpieza no es nueva, sino que «se ha actualizado porque la anterior estaba en pesetas» y añade que «hasta ahora, nunca se multó a nadie por este aspecto», muchos creen que la entrada en vigor de la prohibición de fumar en todos los espacios públicos ha influido en esta advertencia y en la aplicación más rigurosa de la normativa.

Ser multados con cantidades de entre 750 y 3.000 euros «resulta excesivo para los tiempos de crisis que sufrimos», indican los hosteleros, quienes piensan que la ordenanza, a pesar de ser más amplia y abordar puntos como la recogida de heces o la prohibición de pegar carteles en la fachada, se endurece en cuanto a la limpieza de la vía pública. Les preocupa la presencia de policías y el control que puedan hacer de las colillas. También los vecinos se quejan porque «no hay papeleras para fumadores».

Con la ley antitabaco, los filtros han dejado de estar dentro del bar para acabar en las aceras, lo que a vista de todos «afea la calle», tal y como reconoce la dueña del bar San Pedro, quien añade que ella mantiene su parcela «en buenas condiciones». En cambio, la cuneta está repleta de cigarrillos, que «lógicamente» no limpia, ya que eso «lo deberían de hacerlos servicios de limpieza municipal». En su opinión, se debería penalizar a los clientes que las tiren al suelo: «Nosotros no vamos hacer ronda de colillas cada cinco minutos para que esté la calle limpia». En términos similares se refiere Merche Delgado, dueña del bar Quirosan: «No les voy hacer el trabajo a los servicios de limpieza. Si quieren que lo haga, que me paguen». Añade que no está dispuesta a hacer de policía tanto dentro como fuera del bar para que los clientes cumplan con la ley. Esto es, que no fumen en el interior y que no manchen fuera.

De todas maneras, los hosteleros consultados por este periódico coinciden en señalar que ellos «no son nadie para decir a la gente lo que tienen o no que hacer». Por lo general, los empresarios afirman que mantienen limpia su entrada, tal y como marca la ley, pero dicha labor la realizan al final de la jornada, cuando hay basura que recoger.

«Con la escoba 24 horas al día»

«¿Tenemos que estar con la escoba en la puerta del bar las 24 horas del día?», es la pregunta que más de uno se hace. «Bastante tenemos con haber perdido gran parte de la clientela por la ley del tabaco como para empezar a pagar multas por tener el entorno del establecimiento sucio», se queja otro empresario. «Esto es una dictadura», dice Eugenio Mediavilla, dueño del establecimiento La Pampa, a quien le parece excesivo que los policías vayan de paisano «a la caza de infracciones».

Él, al igual que los demás, ha optado por sacar una mesa con ceniceros para que los clientes apaguen ahí sus cigarros, pero «al final los tiran donde les da la gana», replica. «Bastante tenemos con que los negocios nos vayan mal. Primero, la crisis, luego prohiben fumar, ahora nos multan..., qué será lo siguiente», se pregunta Merche Delgado, quien asegura que hace todo lo posible por mantener su espacio en condiciones.

En definitiva, y a pesar de que todavía no se le ha multado a ningún hostelero por esta cuestión, ellos están preocupados por lo que pueda pasar. «Esperemos que el Ayuntamiento tenga un poco de manga ancha, ya que conoce nuestra situación», afirman.

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