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Entrevista al Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo a raíz de su investigación sobre los efectos de la heroína en los jóvenes de finales de los 70 principios de los 80…

Entrevista al Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo a raíz de su investigación sobre los efectos de la heroína en los jóvenes de finales de los 70 principios de los 80…

«Ramón Quirós es tan solvente para hablar de drogas como mis hijos»

«Tenemos que proteger a los menores. De lo contrario, tendremos una generación con los cerebros podados» .

Julio Bobes. Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo

20.02.11 - AZAHARA VILLACORTA | OVIEDO, en El Comercio.

El catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo Julio Bobes (Oviedo, 1952) acaba de sacar a la luz un estudio que revela los devastadores efectos de la heroína en los jóvenes de finales de los 70 y principios de los 80. La investigación desvela que la droga causó la muerte de la mitad de los toxicómanos en tratamiento con metadona y que provocó efectos demoledores sobre la salud de los supervivientes, azotados por el sida y la hepatitis. Hoy aquel consumo de heroína se ha convertido en policonsumo -de alcohol combinado con coca, anfetaminas o speed- y Bobes carga contra quienes, denuncia, «no están protegiendo a los menores asturianos como deberían».

-¿Cómo se gestó el estudio?

-Estudiamos a 240 pacientes. Al seguirlos con el paso del tiempo, nos hemos encontrado con esos datos. Por la edad que tenían entonces y la edad que deberían tener ahora, 25 años después, era esperable que hubiesen fallecido seis, no 106.

-¿Cuál era el perfil de esas personas en tratamiento?

-Predominaba lo que se denominó sociológicamente «yonqui». Personas adictas al opio. Jóvenes que no tenían trabajo y que, muchas veces, tenían dificultades sociales, familiares. La heroína les hizo tener una adicción muy intensa.

-Hoy esos «yonquis» de los que habla no se ven en las calles.

-No. Afortunadamente, en los últimos años el perfil de uso de la heroína no es el de entonces, cuando tenían que procurarse medios para pagarse la droga todos los días. Medios que casi siempre procedían de hurtos o de hacer de camellos.

-¿En qué consiste el cambio?

-Ya no se consume tanta heroína y se consume de otra manera. En la actualidad, no hay fieles a la heroína. Hay personas que la combinan con psicoestimulantes, con alcohol, con todo tipo de drogas. Mientras que aquellos heroinómanos no querían otra cosa.

-El titular de Sanidad, Ramón Quirós, le acusa de «faltar al rigor científico» con estas afirmaciones.

-El doctor Bobes no se encuentra molesto con ninguna de las declaraciones que haya hecho o vaya a hacer el doctor Quirós porque no es un hombre solvente para hablar de esto. Es como si mis hijos me dicen cómo se opera el páncreas. Sus valoraciones para mí son inocentes. Además, hizo esas declaraciones cuando el PP le estaba apretando. No yo.

-Asturias es la única comunidad que permite la venta de alcohol a partir de los 16 años.

-De eso sí que es el causante. Pero no tiene que darme explicaciones a mí, sino al sistema social. Los clínicos lo que buscamos es que el nivel de protección de los menores aumente. ¿Y quién tiene que protegerlos? El sistema de salud y, por tanto, el consejero.

-¿Por qué somos la excepción?

-Que lo explique él. Yo creo que es desconocimiento, pero no tengo ningún interés en darle ningún protagonismo al consejero.

-Asegura que ese policonsumo en menores está creando «una generación de cerebros podados» .

-El cerebro no termina su proceso de desarrollo hasta los 20 o 22 años. Y todo lo negativo que ocurra durante el desarrollo neuronal influye negativamente. Otra cosa es que no lo quieran ver. Sabemos que hay un daño neurotóxico. Fundamentalmente, de lo que se llama arborización del cerebro. Porque las neuronas se desarrollan como si fuesen un árbol y lo que nosotros detectamos es que hay poda. Son cerebros podados, pero el consejero dice que no ve poda. Si no la ve, no la ve. Yo no soy el que le tiene que educar ni informar.

-¿Conclusión?

-Los menores están expuestos en los últimos años a consumos intensivos de drogas. Y lo que sabemos es que las poblaciones expuestas a esos consumos intensivos se convierten en personas con menor desarrollo neuronal. Eso es una desventaja para las personas que están en esa circunstancia. Y no podemos permitir que nuestros menores están en esa desventaja por desconocimiento de que esto es así. Porque, de lo contrario, tendremos una generación descerebrada.

-Dice que son menores «capaces de meterse de todo en tres horas».

-Exactamente. Pero no porque lo digamos los médicos, sino porque ahora las pautas y perfiles de consumo de drogas están cada vez más vinculadas al tiempo de ocio. Y en ese tiempo lo que hacen los menores es consumir alcohol y todo lo demás. Y eso produce un daño determinado. Un señor de 50 años hace eso y yo no puedo intervenir sobre él, pero si es menor sí. Como pasa en el resto de las comunidades del país.

-Arranca el nuevo Plan de Drogas, que tendrá vigencia hasta 2016.

-Están haciendo una nueva planificación que tiene que pasar por el Parlamento antes de que cambie la legislatura y con la que se supone que mejorarán las cosas, pero no soy conocedor del borrador porque no me han preguntado. Sin embargo, llevo tres legislaturas como asesor de los sucesivos ministerios de Sanidad para el Plan Nacional de Drogas. He sido asesor con Elena Salgado, con Bernat Soria, con Trinidad Jiménez y con la actual ministra. A nivel nacional me tienen como un experto. Aquí, si lo consideran a bien, contribuiré, pero yo no les tengo que decir lo que vale un peine. Eso sí: tiene que haber un plan que contemple algunas necesidades no cubiertas.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, que una persona que quiera dejar de fumar en Asturias tiene que financiarse los tratamientos. O que no hay tratamientos para otras adicciones que algunas comunidades sí tienen.

-Las comunidades que no financian los tratamientos antitabaco son mayoría.

-El problema no es que los tenga que abonar la población, en la que hay sectores que pueden hacerlo sin grandes descalabros en su economía. El problema son los adictos a otras cosas o los enfermos mentales graves, que requieren ayuda. Estas poblaciones tienen tanto derecho a ser tratados como el resto. Ahora bien, cuando se tiene una adicción moderada al tabaco como la que yo tenía es posible dejarlo sin mayores problemas y sin ayuda.

-¿Qué otras cosas le preocupan al doctor Bobes?

-Tenemos que estar preocupados por el hecho de que no bajamos la tendencia de consumo de sustancias a pesar del esfuerzo importante que se está haciendo desde hace más de veinte años. A pesar de eso, casi todas las drogas crecen. Sobre todo, los psicoestimulantes como la cocaína y sus derivados. Y eso sigue pasando todos los fines de semana, está a la orden del día.

-¿Se banaliza el problema?

-Se banaliza mucho. También se decía que lo del cannabis era una tontería y estamos cansados de ver psicosis cannábicas.

-¿Usted ha fumado algún porro?

-Probé el cannabis cuando era estudiante. Hay cosas que tienen tanta erótica social que es difícil resistirse, pero no me hizo particular gracia. No tuve que hacer muchos esfuerzos para no repetir. Pero una cosa es probar de todo y otra, hacer apología del consumo de sustancias y decir que son inocentes.

-¿Hay algún perfil de adicción que defina a este país?

-Es un perfil de acción al tabaco y, en segundo lugar, al alcohol. Aunque los que demandan más ayuda son los adictos a la cocaína. Y también, de forma muy frecuente, los policonsumidores que buscan estimulantes, independientemente de la sustancia. Ahora, por ejemplo, se ve mucho menos MDMA y, sin embargo, están todos encebollados con un anestésico de veterinario como la ketamina.

-¿Y de quienes acuden a la consulta del psiquiatra?

-Los trastornos del humor, de ansiedad y depresivos, ocupan más o menos la mitad de los casos que vemos. Hay una gran parte que son jubilados, prejubilados, gente que ha comenzado a sufrir pérdidas de manera notoria. Trabajo y amigos. En la mediana edad hay predominio de las mujeres que sufren depresión. Sin embargo, entre los ancianos, la tendencia se invierte.

-¿Hay menos resistencia a la adversidad que antes?

-En el pasado, los pacientes eran claramente pacientes. Pero, en los últimos años, incluso antes de la crisis, vemos que acuden al médico para plantearles problemas de la vida diaria, no enfermedades. Ahora cualquier persona puede ir al médico a la mínima. Quien se separa o tiene dificultades en el trabajo, lejos de ir a los orígenes, va al médico a buscar un poco de ropaje, de calor, de apoyo psicológico. Ahora los enfermos mentales graves suponen el 12% de lo que hacemos.

-¿Para cuándo la vacuna contra la cocaína?

-No antes de dos años.

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