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Al margen de las guerras de cifras… ¡¡todo un éxito en todo el país!!

Al margen de las guerras de cifras… ¡¡todo un éxito en todo el país!!

El 15M muestra su cara más sindicalista y por primera vez exige una huelga general

10.000 'indignados' toman Gijón

Las distintas asambleas locales del 15M en Asturias se unieron contra el Pacto del Euro.

La manifestación recorrió sin incidentes las calles del centro, desde el Humedal a la plaza Mayor.

20.06.11 - AIDA COLLADO | GIJÓN, en El Comercio.

Tras una gran pancarta de mensaje sencillo, «Nuestros sueños no caben en tres puntos», unas 10.000 personas procedentes de toda Asturias desfilaron por las calles de Gijón. Había miembros -que no representantes, «porque aquí nadie representa a nadie», quede claro- de los grupos estables que el Movimiento 15M tiene en Oviedo, Avilés, Langreo, Mieres, Siero y, por supuesto, de los acampados de Gijón. Pero a ellos se unieron otros muchos asturianos, después de que la convocatoria prendiese como la pólvora en las redes sociales, para protestar con un manifiesto «más o menos» consensuado en contra del Pacto de Euro.

Durante el recorrido, ni el sol de justicia, ni los 27 grados, ni la falta de espacio consiguieron acallar los cánticos entonados contra la crisis, la clase política, los banqueros y los sindicatos. Algunos de estos, a pesar del chorreo, repartieron sus panfletos de propaganda mientras los 'indignados', megáfono en mano, les acusaban de «intentar sacar tajada».

La primera parada en el camino se produjo en la plaza del Carmen, donde los manifestantes se sentaron durante unos minutos sin dar, eso sí, tregua a sus gargantas. Al llegar a la plaza del Marqués, el estrecho arco que da acceso a la plaza Mayor parecía prometer disgustos. No fue así. Los asistentes entraron ordenadamente a la plaza, que seguía llenándose pasadas las 19.30 horas.

Allí, los más optimistas se subían al escenario para anunciar un éxito de convocatoria, que llegaron a fijar en «35.000 indignados». No obstante, los cálculos de la Policía Nacional, a pie de calle, andaban por los 10.000. Cuando el Ayuntamiento estuvo rodeado de peces de cartón y algunos carteles exigían un «Madreñazu al sistema», se leyó el manifiesto.

«Volvemos a salir a la calle contra el Pacto del Euro», anunciaron. Tras una declaración de intenciones -«vamos a plantarle cara a la situación»- y alguna que otra queja, «llevamos desde 2007 con una crisis que no hemos producido», volvieron a hacer alusión a los «miles de millones de euros que se han dado a los bancos de las arcas públicas, mientras cinco millones de personas están condenadas al desempleo». Protestaron por el desvío de la subida salarial con respecto a los precios, «por un despido prácticamente libre», por la subida de la edad de jubilación, la negociación colectiva y «el ataque» al sistema público de pensiones. «El sistema necesita más y más, después del chantaje a Grecia, Irlanda y Portugal», advirtieron.

Las reivindicaciones

Llegó entonces el momento de lanzar sus propuestas. Que, a esas alturas, coincidió con el de insistir en algunas exigencias. Así, solicitaron la defensa de «un sector público de calidad», el cese de las privatizaciones, el derecho constitucional al trabajo, la jornada de 35 horas y un salario «en condiciones dignas». Se dirigieron directamente a los políticos, para que «no sean parásitos y títeres de la banca». Pidieron, incluso, «un control democrático de los medios de comunicación, por el fin de los monopolios de la información», justo antes de «responsabilizar a los bancos de la crisis» y «avisar de que la deuda pública no es nuestra».

Llamaron a los asistentes a seguir «organizando la indignación, a través del Movimiento 15M» y advirtieron: «Somos el motor del sistema, sin nosotros no son nada». Tras el manifiesto consensuado por las asambleas locales, una a una, subieron al escenario para dar voz a las distintas ciudades. En general, coincidieron en fondo y forma, en su lucha contra el Pacto del Euro y los «ocho compromisos adquiridos por España, entre los que se esconden medidas de sacrificio por parte de la ciudadanía». Casi todos. Porque uno de los acampados de Mieres hizo durante su discurso alusión al PCPE, lo que obligó a la organización a recordar que «no tomamos parte por ningún partido político».

Una multitud clama en Barcelona contra la crisis

Los propios manifestantes abortaron los intentos de los violentos por reventar la protesta festiva

20.06.11 - C. REINO | MADRID, en El Comercio.

Decenas de miles de personas (entre 260.000 y 50.000, según la fuente) marcharon ayer por las calles de Barcelona en la manifestación convocada por el Movimiento 15M para protestar contra los causantes de la crisis, los mercados, y los que la están gestionando, los políticos. Conscientes de que los altercados del pasado 15 de junio frente al Parlament desprestigiaron a un colectivo que hasta entonces gozaba de las simpatías de la ciudadanía, los responsables de la 'Acampada Bcn' se jugaban una auténtica reválida si querían recuperar las complicidades perdidas.

A su entender, lograron los tres objetivos que se habían marcado: que la manifestación fuera masiva, festiva y, sobre todo, no violenta. «Se ha demostrado que somos pacíficos, rechazamos la violencia y siempre lo haremos», expresaron los portavoces del movimiento. La organización había puesto todo su empeño en que no hubiera incidentes y a lo largo de la marcha situó personal del colectivo que hizo las veces de cordón de seguridad. «Hemos mostrado la indignación de la gente», dijeron. Lograron que la manifestación transcurriera sin incidentes y el espíritu pacífico y reivindicativo (había jóvenes, adultos, jubilados y hasta familias enteras) marcaron la cita. Hubo, eso sí, algún conato de intento de reventón, provocado por grupos muy minoritarios, pero los propios manifestantes sofocaron los momentos de tensión.

La organización se felicitó además por el éxito de la asistencia. «Los políticos no nos representan, nos apoya mucha gente y no se escucha a los indignados», señalaron.

La manifestación, en la que se escucharon frecuentes críticas contra la clase política, fue masiva y los portavoces de la organización hablaron de una afluencia de 260.000 personas. Los Mossos d'Esquadra redujeron la cifra a 50.000.

Miles de desafíos en toda España

La Policía convirtió el Parlamento en un búnker inexpugnable con más de un centenar de antidisturbios

20.06.11 - M. SÁIZ-PARDO / F. APAOLAZA | MADRID.

De forma pacífica, decenas de miles de personas convocadas por el movimiento de los 'indignados' nacido el 15M recorrieron ayer las calles de las principales ciudades españolas para hacer oír su voz contra el actual sistema político y económico y reclamaron una huelga general. El ambiente festivo fue la nota predominante de las marchas, cumpliendo los mensajes que previamente las redes sociales y las páginas web en torno a este movimiento habían lanzado para evitar la violencia y a los posibles provocadores.

Desde su inicio, el 19J fue festivo y, sobre todo, reivindicativo. Bajo un sol de justicia y una temperatura de pleno verano, hubo mil consignas contra los bancos, la crisis y, sobre todo, los políticos. «El pueblo unido se mueve sin partidos», «lo llaman democracia y no lo es», «Manos arriba, esto es un contrato», «la patronal nos quiere esclavizar», «esta crisis no la pagamos», los lemas tronaron, primero por las calles y carretera madrileñas, y luego bajo la fuente del dios del mar. Jubilados, familias completas y jóvenes con caretas de 'Anonymous' se mezclaron con los nuevos activistas de 'Democracia real ya' o los 'veteranos' de las asambleas de barrios, las convocantes de estas marchas, que en principio era sólo para protestar contra la firma del Pacto del Euro el 24 y 25 de junio.

Antes incluso de que las columnas confluyeran en Neptuno a las 14 horas, la plaza ya estaba tomada por miles de 'indignados'. Los congregados no pudieron acercarse más allá de 250 metros del Congreso. El Ministerio del Interior ya había advertido al Movimiento 15M que podía exhibir sin problema su fuerza por todo Madrid, excepto en la carrera de San Jerónimo. Y así fue. La Policía convirtió la manzana donde se ubica el palacio en un verdadero búnker inexpugnable.

Una suerte de zona de seguridad, de acceso restringido a los residentes, con 'checkpoints' en todos sus accesos protegidos por una triple valla y tres cordones de miembros de la Unidad de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios). En total, el Ministerio del Interior desplegó veinte furgonetas y más de un centenar de policías en los aledaños de la Cámara, pero los agentes no llegaron siquiera a calarse el casco.

La inmensa mayoría de los miles de congregados en Neptuno se dedicaron a gritar hasta quedarse afónicos en contra de los políticos y los banqueros, a bailar al son de los tambores, a aplaudir los lemas más ingeniosos o a ondear banderas gays, republicanas o absolutamente desconocidas. También hubo un reducido grupo de 'antisistema' decididos a causar incidentes al grito de «tenemos derecho a entrar en el Congreso».

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