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La escasa cosecha del granero socialista

La escasa cosecha del granero socialista

Las Cuencas siguen a la izquierda, pero comienzan a sufrir la infidelidad de sus tradicionales votantes

El PSOE perdió 9.000 votos que hubieran facilitado el triunfo de Javier Fernández

Foto: El alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, tras conocer que su candidatura había ganado las elecciones. j. r. silveira

Los alcaldes preparan la cohabitación con Cascos para salvar los fondos

El tradicional granero de votos socialistas de las Cuencas dio, en las pasadas elecciones del 22-M, una cosecha menor de la esperada. El PSOE perdió casi 9.000 votos que quizá hubieran permitido el triunfo de Javier Fernández en el Principado. Pero las comarcas mineras no han dejado de ser de izquierdas, aunque han comenzado a sufrir la infidelidad de sus votantes más tradicionales. Y las alarmas se han disparado. Las críticas han comenzado a escucharse en el PSOE de Langreo y Mieres por los malos resultados. Los alcaldes, todos de PSOE e IU, se preparan para cohabitar con Cascos e intentar salvar los fondos mineros.

MARIO ANTUÑA

El tradicional granero socialista no dejó de dar grano, pero la cosecha fue insuficiente para aupar a Javier Fernández a la Presidencia del Principado. Las Cuencas no dieron un giro a la derecha. Mantuvieron su fidelidad a la izquierda, aunque cambiaron de semillas. La irrupción de Francisco Álvarez-Cascos, la crisis económica y su manejo por parte de Zapatero, la polémica gestión de los fondos mineros y el cierre de algunas de las empresas emblema de la reactivación (Venturo XXI, Alas Aluminium o Diasa) mermaron la siembra y la recolección. El PSOE fue el partido más votado, pero el carro de votos salió muy mermado del campo electoral. El desencanto dejó rastro en la tierra. Izquierda Unida apañó, sobre todo en los ayuntamientos de Mieres y Lena, buena parte del descontento socialista. El PP sufrió en barbecho las nuevas plantaciones de Foro Asturias. Y el partido de Cascos recogió los frutos perdidos a izquierda y derecha. El sufragio mayoritario se mantiene a la izquierda porque, «aunque la población emigra hacia los grandes centros urbanos, el voto es obrero. Se pensaba que este desgaste que sufrió el PSOE bascularía hacia una alternativa de izquierdas. Pero hubo un castigo que permitió la subida de Foro», explica el profesor de Economía, Heriberto Gutiérrez. 

En números, los dos principales partidos hasta el 22-M, PSOE y PP, se dejaron 20.000 votos respecto a los de 2007. Los socialistas perdieron 8.903 en las autonómicas, quizá los que necesitaba Javier Fernández para ganar, y 10.116 en las municipales. Aun así, gobiernan en ocho de los diez concejos mineros. Los otros dos están en manos de IU. La coalición mejoró su recolección local con 3.860 votos más, que le dieron un triunfo histórico en Mieres y la mayoría absoluta en Lena, pero perdió Caso, mientras casi repitió en las regionales. Los datos muestran con sorpresa que parte de su electorado se inclinó por un voto de castigo y facilitó el triunfo regional de Álvarez-Cascos. Sin embargo, en las autonómicas fue Javier Fernández quien venció en nueve municipios y el líder de Foro sólo en Caso. 

Otro dato ratifica que las comarcas mineras son fieles a la izquierda. El centro-derecha, PP y Foro, en el caso hipotético y cada vez menos probable de que sumaran sus concejales, no podrían gobernar en ningún concejo minero. La mies no fue tan abundante. Su papel es todavía de segundones, no de protagonistas. Los populares vieron cómo se quedaban en los campos 12.168 votos regionales y 9.509 locales. Bajaron en todos los concejos por el efecto Cascos, que les desangró. Foro Asturias obtenía su mejor resultado en las autonómicas, con un voto personalista para su líder que les labró una cosecha de 17.104 sufragios, por 10.301 recogidos en los ayuntamientos. El partido de Cascos fue el segundo más votado en las elecciones regionales en las Cuencas. 

Menos fieles al «régimen»
Los manuales políticos advierten del riesgo de que el gobierno continuado de un mismo partido acabe convirtiéndose en un régimen, sea del signo que sea, de derechas o de izquierdas, en regiones o concejos, en Asturias, Andalucía, País Vasco, Oviedo, Gijón, Langreo, Mieres o San Martín del Rey Aurelio. En las Cuencas, el PSOE reinaba como una casta intocable. Pero parte de sus fieles se rebelaron en las pasadas elecciones, unos se fueron a IU otros a Foro Asturias. La fidelidad al «régimen» se quebró. Aparecen nuevos tiempos, pesa el cansancio del ciudadano, el amaneramiento del gobernante, el exceso de confianza de los partidos. El geógrafo y director del centro universitario Casa de la Buelga de Ciaño (Langreo), Aladino Fernández, cree que el resultado electoral estuvo «dentro de lo previsto», confirmando que «la mayor parte de la población vota a los partidos de la izquierda», pero prevé que las «fidelidades históricas» pueden desaparecer. «Es posible que, en un futuro, las tendencias de voto no sean iguales. El acto de votar será menos predecible, estamos en un mundo cambiante que también nos afecta aquí y que va a hacer que las fidelidades sean menores, y que la incertidumbre en los resultados sea cada vez mayor. No hay más que ver las encuestas electorales, que no acertaron». 

La teoría se plasmó en hechos: los socialistas perdieron dolorosamente Mieres, la mayoría absoluta (uno de sus bienes más preciados) en San Martín del Rey Aurelio, bajaron en Langreo pese a la buena gestión municipal y no pudieron reconquistar Lena. Cierto es que mantuvieron con holgura Laviana y Aller, la Alcaldía de Morcín, la mayoría absoluta en Sobrescobio y Riosa y arrebataron Caso a IU. 

Quizás el desencanto provocó la infidelidad. Es la teoría del profesor de Economía Heriberto Gutiérrez: «El desencanto de la gente hacia la política hizo que los resultados fuesen tan aparentemente extraños», además, considera que «no se ha votado por un ideal claro ni por una persona, ha existido un voto de castigo. Parece inexplicable que un grupo nuevo, FAC, lograse ese respaldo en cinco meses». 

La vuelta de los segadores de los campos no fue placentera. No hubo romería, todo lo contrario. El secretario general del PSOE de Langreo, Constantino Fernández, tuvo que soportar una larga y tensa asamblea de afiliados. Muchos de ellos mostraron su descontento por el resultado electoral. Criticaron tanto la forma en que se constituyó la lista, sin consultar a las bases, como sus integrantes. Incluso la reelegida alcaldesa, Esther Díaz, se quejó de haberse sentido sola, abandonada por el partido, cuando sufrió durante la campaña duros ataques del candidato de IU, que insistentemente la calificaba de prepotente y soberbia. En Mieres, más de lo mismo. Primero para explicar a los dirigentes de las Cuencas el pacto con el PP en la Junta General del Principado. En tierra abonada por el socialismo, este acuerdo es difícil de trillar. Después, en una asamblea local, su secretario general, Balbino Dosantos, anunciaba que en unos meses tomaría una decisión importante, insinuando su dimisión. El mismísimo secretario de Organización de la FSA, el mierense Jesús Gutiérrez, salió para segar de raíz cualquier intentona. No es hora de dimisiones. 

La campiña está revuelta y la izquierda tiene que gobernar en las Cuencas, con unas corporaciones fragmentadas. Y sin un solo acuerdo entre PSOE e IU. Tienen el alivio de que, por ahora, no hay giro a la derecha, pocos creen que sea posible. «La izquierda sigue dominando, aunque está todo muy dividido. Aun así, veo que está perdiendo terreno y habrá que esperar a las próximas elecciones generales para ver si se confirma», señala el historiador Francisco Palacios. 

Aníbal toma Mieres 

Apenas veinte minutos después de las ocho de la tarde del 22 de mayo saltaban todas las alarmas. Los primeros resultados clavaban con fidelidad la victoria de Izquierda Unida en Mieres. Fue rotunda, 10 concejales por 5 del PSOE. Incrédulos ante las pantallas que vomitaban los resultados, los socialistas comenzaron a palpar la debacle. Fue un triunfo personal, confiado al candidato Aníbal Vázquez, el político mejor valorado de Asturias, con 5,9 puntos en la encuesta de LA NUEVA ESPAÑA. El historiador Ernesto Burgos sintetiza con claridad las causas del vuelco electoral mierense: «Creo que el resultado se debió al agotamiento normal de los vecinos por el tiempo que llevaba el PSOE en los ayuntamientos. Se apreció sobre todo en Mieres, donde se sentía el cansancio de los ciudadanos y la necesidad de un cambio. De hecho, la figura de Aníbal Vázquez destacó porque es una persona popular y desvinculada de las instituciones, con lo que se veía como un buen representante del pueblo. Hubiera ganado con cualquier partido. Por otro lado, no creo que el PSOE lo haya hecho mal, sino que los ciudadanos querían un cambio. Además, también influyó la crisis, tanto la nacional como la regional». 

¿Qué le ocurrió al PSOE? Fue víctima de un exceso de confianza, de la seguridad que da gobernar Mieres durante décadas, de pensar que mantendría su electorado fiel con la engrasada maquinaria de su aparato. Craso error. La confianza excesiva es mala consejera y así el PSOE falló en la elección de la candidata, en la estrategia electoral y en el diseño de la campaña. Para el director del IES Bernaldo de Quirós de Mieres, José Fernández, «los resultados son el fruto de la gestión de los responsables políticos y no culpa de los votantes. Así, quien perdió las elecciones es porque no hizo lo que debía en los últimos cuatro años. También el efecto de la crisis se dejó ver sobre el PSOE, ya que Asturias tira mucho para Madrid, aunque creo que este efecto se notó más en las elecciones autonómicas que en las municipales».

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