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Con equivocación o sin ella, lo cierto es que las soluciones apremian…

Con equivocación o sin ella, lo cierto es que las soluciones apremian…

Cascos y el nuevo HUCA

Areces se equivocó, pero hay que buscar soluciones

ALBERTO MENÉNDEZ
Francisco Álvarez-Cascos nunca fue partidario del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Cuando era vicepresidente del Gobierno con Aznar y las competencias de sanidad todavía pertenecían a la Administración central siempre se mostró partidario de la remodelación del actual Hospital y no de la construcción de uno nuevo. En las negociaciones con el Gobierno del Principado, ya presidido por el socialista Vicente Álvarez Areces, llegó a ofrecer 21.000 millones de pesetas -de los de entonces, finales de los noventa- para la modernización del centro sanitario asturiano.

Pero Álvarez Areces, siempre empeñado en pasar a la historia por las grandes obras, por los proyectos de relumbrón -ahí están, además del HUCA, el superpuerto de Gijón, la Laboral, el Centro Niemeyer- en ningún momento ni tan siquiera valoró la propuesta del Gobierno del PP.

Y de aquellos polvos estos lodos. El desencuentro de entonces entre Álvarez-Cascos y Álvarez Areces tiene ahora continuación aunque en una situación totalmente distinta. Ni el primero es vicepresidente del Gobierno de España, ni tan siquiera está en el PP, ni el segundo es presidente del Principado ni ocupa cargo relevante alguno en el PSOE. Pero la añeja falta de sintonía entre ambos políticos se mantiene, y con el HUCA ha salido a relucir de nuevo. Cascos no desaprovecha una oportunidad de desacreditar la política arecista de los últimos doce años. Aunque, ciertamente, en este caso, el que fuera presidente asturiano ha puesto mucho de su parte para facilitar las duras críticas del Ejecutivo casquista a su gestión sanitaria.

El proyecto del nuevo HUCA fue un despropósito desde el principio. Hubo cambios de diseño, de arquitectos; ampliaciones constantes del presupuesto, problemas con la constructora, retrasos, falta de planificación urbanística y, ahora, dificultades financieras para poder poner el centro en funcionamiento. Situaciones todas éstas que tienen mucho que ver con la improvisación con la que se llevó a cabo tan importante obra, el proyecto estrella de Areces para Oviedo.

Bien. Ya está. Lo han denunciado. Pero ahora, la obligación de Cascos es sacar adelante lo antes posible el nuevo HUCA. El Gobierno está para gobernar y buscar soluciones, aunque sea a problemas heredados.

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