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Con este artículo os acompañamos un enlace con el programa de la TPA “Debate en 30” dónde se trató sobre nuestra sanidad este pasado lunes…

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Cuando la sanidad de tu vecino veas pelar…

Un sistema sanitario público fuerte es difícil de desmontar, sin embargo el nuestro presenta debilidades

Nadie en la derecha ha defendido cruda y públicamente que la sanidad debe ser para el que la pueda pagar

La Voz de Asturias, 14/03/2012, por Angel López, Médico

La sanidad catalana no se parece excesivamente a la asturiana, a dios gracias. Pero las ideas que gobiernan ambas sanidades están mucho más cerca de lo que podría pensarse. España, Cataluña y Asturias gastan en sanidad una cantidad de dinero apreciable, sin embargo esa cantidad aún está por debajo de lo que es habitual en los países de nuestro entorno. El problema no es que gastamos mucho, ni siquiera que podríamos gastar mejor, cosa por otro lado evidente. El problema es que en general los políticos que gobiernan la sanidad defienden, lo que simplificando mucho podríamos denominar posiciones “liberales”, es decir algo así como que los gastos en sanidad no deben ser afrontados por el Estado sino por los particulares. Esta concepción no entiende la sanidad como un derecho de los ciudadanos y una obligación de los estados, sino como un bien de consumo que debe estar regido por las leyes del mercado. En mi opinión este es el núcleo de la política a medio y largo plazo de la derecha que nos gobierna. Ahora bien, dado que las transiciones entre un sistema público como el actual y uno privado no pueden hacerse traumáticamente, hace años que allí donde han podido, las derechas han comenzado a transitar esa senda “piano, piano...” La respuesta a la “crisis” actual orquestada por la derecha europea, los poderes económicos y la burocracia de Bruselas, con recortes y más recortes, actúa como una referencia que pretende legitimar por vía de urgencia e inevitabilidad, lo que es una opción política nunca sometida consulta. Nadie en la derecha ha defendido cruda y públicamente que la sanidad debe ser para el que la pueda pagar, antes al contrario, para hacer digerible esa postura de fondo se esgrime toda una serie de supuestos principios políticos, frases hechas y supuesto sentido común, que no son otra cosa que una cobertura ideológica con la que se pretende disimular lo que es interés de unos pocos. Ejemplos son: la libre elección (frente a la garantía de calidad del conjunto del sistema), la responsabilidad individual en la propia salud (frente a los condicionantes sociales, económicos, de educación...), la “libre competencia” entre proveedores (frente a la cooperación, la planificación y la participación y control de los servicios por los ciudadanos), la mayor “eficiencia” del sector privado (supuesto que se ha demostrado en multitud de estudios nacionales e internacionales como rotundamente falso). Y sobre todo la necesidad imperiosa de recortar, recortar “incluso para salvar” el sistema público, la famosa “sostenibilidad”, como si esta fuera un problema interno del sistema y no una decisión política. España va a comprar 45 aviones A400 para el ejército, que seguramente son “necesarios y sostenibles” pero en cualquier caso los compra porque decide hacerlo y no para hacer más “sostenibles” nuestras fuerzas armadas. No me detendré en esta ocasión en desmontar todos y cada uno de esos extremos, existe bibliografía más que solvente que me excusa de ello.

Aunque la inmensa mayoría de la población, y también la sociedad como un todo, se beneficia más de un sistema público que de uno privado, la ideología “liberal” ha ganado mucho terreno entre quienes serán sus “víctimas”. Este fenómeno por el que la víctima defiende al verdugo e incluso lo invoca, requeriría en el caso de la sanidad un análisis detallado, y no tanto porque los fenómenos ideológicos de hegemonía cultural no hayan sido estudiados, cuanto porque su análisis podría alumbrar el camino a los que aún no han perdido del todo el norte.

Un sistema sanitario público fuerte es difícil de desmontar, sin embargo el nuestro presenta debilidades estructurales. Cuatro de ellas, de entre las más importantes, se deben, a mi juicio, a la más que cuestionable gestión política de la sanidad realizada por el PSOE en sus veintiún años en el poder: a) Nulo desarrollo de la participación y por tanto del sentimiento de identificación de los ciudadanos con el sistema, b) Una apuesta por un desarrollo cuantitativo del sistema público haciendo buena la expresión de los hermanos Marx “más madera”, c) Un modelo de gestión no profesionalizado, d) Un modelo hospitalocéntrico, medicalizado e hiperespecializado tributario del desarrollo tecnológico y su dependencia de la industria farmacéutica.

Así se ha abandonado a los ciudadanos y a las prácticas sociales en un terreno propicio para la difusión masiva y machacona de los valores “liberales” favorecida por el práctico monopolio de las derechas en los medios de comunicación, tanto generalistas como profesionales y especializados. De tal forma que hoy el ciudadano interpreta los servicios sanitarios como un bien de consumo y demanda más servicios, más cerca, más rápidos, más especializados...a cualquier coste y como si ello fuera una panacea.

Hacer frente a la avalancha privatizadora que se va a producir requiere, en primer lugar asumir la hegemonía actual del pensamiento liberal y en segundo lugar desmontarla con rigor intelectual; pero no basta con tener razón, hay que difundir el pensamiento alternativo y sobre todo aunar fuerzas para oponerse a lo que puede ser uno de los mayores expolios de la riqueza que como sociedad tenemos. Somos todos: trabajadores de la sanidad, vecinos, asociaciones de consumidores, sindicatos, organizaciones científicas y profesionales... quienes tenemos la oportunidad de defender nuestros intereses en un tema en el de cada uno coincide con el de la mayoría. A los partidos políticos de la izquierda, especialmente al PSOE, les toca revisar sus posturas y comprometer un plan inmediato de medidas de hondo calado que se aparten de la contemporización con los poderes económicos, financieros, profesionales y comerciales que condicionan la sanidad pública. A algunos les toca ahora dar un paso al frente, un paso que no han dado en muchos años, y a otros seguir perseverando en sus políticas de denuncia y propuesta. Y a todos votar lo que nos parezca.

VIDEO “DEBATE EN 30”

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