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Los mercados, tercos ellos, le responden al mentiroso y cínico optimismo de Rajoy…

Los mercados, tercos ellos, le responden al mentiroso y cínico optimismo de Rajoy…

Bolsa plana con la prima de riesgo en 530 por las dudas sobre Grecia y España

El Ibex oscila respecto a su cierre anterior sin encontrar una tendencia

La prima de riesgo sube a 530 puntos por las dudas sobre el rescate bancario y Grecia

Isabel Lafont, Madrid, en El País.

Los mercados han iniciado la sesión con la inercia con la que cerraron ayer. La Bolsa española ha abierto con un leve descenso del 0,1%, mientras la prima de riesgo, diferencial de rendimiento que los inversores exigen al bono a 10 años respecto al alemán, ha escalado hasta 530 puntos básicos, 10 por encima del nivel en que terminó la sesión de ayer.

Tras casi dos horas de negociación, el Ibex seguía oscilando en torno a su cierre de ayer, sin definir una tendencia. Hacia las 10.40 cedía un 0,21% y se situaba en 6.502,5 puntos. Bankinter (-3,28%), Mapfre (-3,08%) y OHL (-2,51%) encabezan las pérdidas. Todos los valores bancarios están en números rojos. Popular (-2,07%) sigue a Bankinter en retrocesos del sector, seguido de Sabadell (-1,74%), Bankia (-1,43%), BBVA (-1,28%), Santander (-1,2%) y Caixabank (-0,98%).

España y Grecia siguen marcando la agenda de incertidumbre que manejan los inversores. En el primer caso, por la falta de información sobre el rescate que el pasado sábado el Gobierno español solicitó a sus socios europeos para sanear la banca española. La respuesta fue generosa: habrá hasta 100.000 millones de euros en préstamos. Pero no se han detallado cantidades concretas ni plazos. Ni siquiera cuál será el fondo que aportará los recursos.

La preocupación por una posible salida de Grecia de la eurozona en caso de que en las elecciones del próximo domingo gane la opción que propone esta vía, pesa como el plomo sobre el ánimo de los inversores. Tanto es así que los países europeos han desarrollado planes de emergencia en caso de que ese sea el resultado de los comicios, con medidas como la limitación de la retirada de dinero en los cajeros automáticos y controles de capitales y fronterizos (como la suspensión del Tratado de Schengen).

Las incógnitas sobre el rescate para los bancos son muchos. En primer lugar, la cantidad. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha cifrado las necesidades de saneamiento de la banca española en unos 37.000 millones de euros. Entre esa cifra y el máximo concedido hay muchos puntos en los que podría aumentar la ratio de deuda pública sobre el PIB (los Presupuestos Generales preveían, antes del rescate, que este año llegara al 80%, lo que se verá incrementado con las ayudas europeas).

Además, aunque el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj, ha adelantado que los préstamos tendrán un tipo de interés del 3% o el 4%, aún está por determinar qué fondo europeo aportará los recursos. La cuestión no es baladí, puesto que si se trata del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) será una deuda preferente, subordinada solo a la del Fondo Monetario Internacional (FMI), y con prioridad frente a la deuda del Tesoro o cualquier otra emisión de deuda española. El MEDE entrará en vigor como institución permanente el 1 de julio y es la opción preferida por Alemania.

El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), establecido en 2010 con carácter temporal y que convivirá un año con el MEDE, no prevé ese privilegio a los préstamos del organismo. Por eso Finlandia se ha apresurado a reclamar garantías adicionales por parte de España en caso de que se use este fondo.

Hasta que el Gobierno español no reciba la doble evaluación que ha encargado a diversas consultoras y auditorias, no se podrá determinar la cuantía concreta que precisa cada entidad ni la modalidad que adoptará la inyección de fondos que recibirán del Fondo de Reestructuración  Ordenada Bancaria (FROB). En algunos casos las entidades recibirán capital y en otras bonos convertibles contingentes (CoCo), títulos de deuda que se transforman en capital si se verifican ciertas circunstancias.

Y, lo fundamental: ¿en qué utilizarán las entidades el dinero que reciban? Los cierres de oficinas, despidos, ventas de activos e incluso liquidaciones de bancos estarán en la lista. Pero si dedican los fondos europeos a comprar pública, como han hecho con el billón de euros que el Banco Central Europeo (BCE) inyectó a la banca europea en diciembre y febrero, será imposible romper el pernicioso vínculo entre la banca española y la deuda soberana.

"El Gobierno español rescata a los bancos españoles y los bancos españoles rescatan al Gobierno. Es economía vudú. No ha funcionado y no va a funcionar", aseguraba ayer a Reuters el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.

Lo que la reacción de los mercados parece indicar es que consideran las soluciones propuestas parches parciales que no resolverán la cuestión de fondo si no se apoyan en una mayor integración bancaria y fiscal. En otras palabras, con un BCE que actúe como verdadero banco central capaz de monetizar deuda, lo que presupone la existencia de eurobonos. Todo ello en un un horizonte demasiado lejano para el ritmo de los mercados."Lo que estamos viendo podría considerarse migajas. Lo que necesitamos es una solución europea completa. Hasta que no veamos algo significativo por parte del BCE, no se afrontará la cuestión. El problema no es de liquidez: es de solvencia", aseguraba ayer a Reuters James Dailey, gestor de carteras de TEAM Financial Asset Management.

El Gobierno intenta sin éxito calmar las dudas sobre el objetivo de déficit

El mercado golpeó ayer de nuevo a España y cuestionó con crudeza la eficacia de las reformas y ajustes anunciados por el Gobierno, que no logra convencer a los inversores de su capacidad de reducir el déficit público, en especial el de las comunidades autónomas. España es ahora la clara protagonista de un nuevo episodio de la crisis europea de deuda soberana.

N. Salobral / J. Portillo – Madrid, en Cinco Dias

De nada sirvieron ayer los innumerables esfuerzos del Gobierno por frenar la arrolladora deriva hacia la que se dirige de nuevo la deuda soberana española. No bastó el nuevo y en apariencia improvisado recorte de 10.000 millones de euros en educación y sanidad que el Ejecutivo pretende imponer en las comunidades autónomas y muy poco queda ya de la primera y ya lejana buena impresión que causó en el mercado el avance de los presupuestos de 2012. Tras la presentación de las líneas generales el 30 de marzo, en principio acogidas con moderada cautela en el mercado, el anuncio oficial de la pasada semana de las cuentas del Estado para 2012 ha sido replicado abiertamente con un avance de la prima de riesgo y con la caída de la Bolsa española.

El diferencial de la deuda española frente a la alemana escaló ayer hasta los 433 puntos, un alza en el día de 31,3 puntos, compartido en la distancia por la prima de riesgo italiana, que aún cotiza con ventaja a niveles inferiores, de 404 puntos. Y el Ibex perdió el 2,96%, con lo que cae el 7,5% desde la presentación de los presupuestos, el día 3 de abril. La tarea de intentar apagar el incendio cayó ayer sobre el Ministro de Economía, Luis de Guindos, en una jornada en la que Mariano Rajoy eludió las preguntas de los periodistas a su salida del Senado. Guindos recurrió a lugares comunes como que "es bueno evadirse de lo que pasa en los mercados a corto plazo" e insistió en que la actual volatilidad de los mercados no hará que el Gobierno pierda el rumbo.

El objetivo es claro: cumplir cueste lo que cueste con una cifra de déficit público del 5,3% este año. Pero la desconfianza con que acoge el mercado las reformas emprendidas está desempolvando las horas más amargas por las que ya pasó el Gobierno anterior. El ejecutivo de Mariano Rajoy empieza a verse en la piel de su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, y a tomar de la misma medicina, al poner en marcha medidas de las que habría renegado en su etapa en la oposición. Así, al igual que a Zapatero no le bastaron para convencer al mercado los recortes con los que terminó alejándose de su electorado, Rajoy tampoco consigue por ahora restaurar la confianza con medidas capaces de soliviantar a su electorado, como el alza de los impuestos o la amnistía fiscal, hasta el punto de que la mención de un rescate para España comienza a abrirse paso no solo en el mercado sino en el discurso de las autoridades del país.

Guindos tuvo que alejar ayer ese fantasma y afirmar que "el Gobierno tiene las ideas absolutamente claras" y que España "evidentemente no necesita un rescate en este momento". El Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también acudió a templar los ánimos. Declaró que la situación actual de crisis no se solucionará en "cuestión de días" pese a las reformas anunciadas por el Ejecutivo, al tiempo que quiso desvincular el ajuste anunciado el lunes en sanidad y educación -aún por concretar- de la creciente presión de los mercados.

El Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, también intentó templar los nervios y señaló que España "en absoluto" va a necesitar un rescate, algo de lo que "ni de lejos" se ha hablado en el consejo de gobierno del Banco Central Europeo. Pero el discurso compartido por Gobierno y Banco de España de todas las reformas puestas en marcha de forma reciente, desde la financiera a la laboral, no consiguen convencer a los inversores, que dudan que España vaya a cumplir con el 5,3% de déficit público este año y ponen el foco en las cuentas de la comunidades autónomas. Incluso Bruselas, que ayer alabó el esfuerzo de España con su intensa agenda de reformas, también recordó la cuestión autonómica y solicitó las cuentas públicas de las comunidades y las reformas previstas.

Con la presión de la prima de riesgo a cuestas, Rajoy comparecerá hoy ante la comisión de control del Parlamento, en una nueva ocasión para calmar la exigencia inagotable de los mercados, los que marcan los tiempos de la actual crisis de deuda soberana europea.

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