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La imagen a intentar enturbiar es la de la fotografía que ilustra esta noticia y ni los violentos uniformados ni los otros la pueden hacer desmerecer…

La imagen a intentar enturbiar es la de la fotografía que ilustra esta noticia y ni los violentos uniformados ni los otros la pueden hacer desmerecer…

Ocho detenidos y 76 heridos leves en las cargas policiales contra la marcha minera

Ningunos de los arrestados es minero, según la policía

Grupos de manifestantes intentan derribar las vallas y lanzan todo tipo de objetos a los agentes

Entre los manifestantes, según fuentes de Interior, "había grupos antisistema"

F. Javier Barroso / María Hervás,  Madrid, en El País.

La manifestación en defensa de las cuencas mineras a las puertas del Ministerio de Industria ha derivado a primera hora de la tarde en fuertes enfrentamientos entre antidisturbios y mineros. Los choques, en distintos puntos del paseo de la Castellana, se han saldado, según el último balance de Emergencias Madrid, con 76 heridos con contusiones y torceduras, todos de carácter leve, aunque ocho han sido trasladados a centros hospitalarios para una observación más detallada. Del total de heridos, 42 son manifestantes, 33, policías y el último, un fotógrafo de un diario digital de Asturias. Además, la policía ha detenido a ocho personas en la refriega, según la Jefatura Superior de Madrid, sin que por el momento haya trascendido de qué están acusadas ni su identidad, salvo un dato: ninguno de los arrestados es minero.

Entre los manifestantes, según ha subrayado una portavoz del Ministerio de Interior, "se han detectado grupos antisistema, que han usado desde lanzacohetes a ladrillos" para agredir a los agentes. En la marcha había algún grupo de jóvenes con bragas que cubrían la mitad de la cara o encapuchados, entre miles de mineros, familias, simpatizantes, sindicalistas, políticos, miembros del 15-M, profesores de la marea verde contra los recortes en la educación... Interior ha remitido un vídeo de los hechos violentos grabado por los propios antidisturbios y algunas fotografías. Es la primera vez que se difunde una grabación policial de una protesta en Madrid.

Con la columna de 200 mineros que han protagonizado la marcha negra al frente, la protesta había arrancado de la plaza de Colón sobre las 11.15, un cuarto de hora después de lo previsto, con destino a Industria, en el número 160 de La Castellana, donde los primeros manifestantes han llegado en torno a las doce y media. La protesta, tras una pancarta con los lemas Sí a la reactivación de las comarcas mineras y No al cierre de la minería del carbón, echaba a andar en un ambiente festivo, con explosiones de petardos y un fuerte olor a pólvora.

Los mineros, con petardazos cada dos minutos y gritos de "a por ellos, oe, oe", han marchado protegidos por un fuerte cordón de seguridad compuesto por los propios manifestantes, aunque también vigilaba un amplio despliegue de antidisturbios y municipales. A pesar de la asistencia masiva, Delegación del Gobierno ha mantenido el mismo dispositivo anunciado días atrás. La delegada, Cristina Cifuentes, habló de un dispositivo policial "suficiente y adecuado" para evitar incidentes y garantizar la seguridad, sin precisar datos. La sede del PP, en la calle Génova, ha pasado la mañana protegida por 11 furgones, a pesar de que la marcha ni se acercaba al lugar.

La protesta de los mineros, que han catalizando el descontento de numerosos colectivos  afectados por los recortes, ha discurrido tan lenta que, cuando la cabecera ha alcanzado su destino, la cola se prolongaba a lo largo de varios kilómetros, hasta la plaza de Emilio Castelar. UGT y CC OO esperaban reunir a 25.000 personas y la previsión se ha quedado corta, aunque de momento no ha sido cuantificada. La manifestación, al ser muy amplia la Castellana y muy largo el recorrido, ha marchado muy disgregada, lo que dificultaba contar a los participantes. El tráfico estaba cortado desde Alonso Martínez hasta Cuzco, incluidas las aledañas a La Castellana, lo que ha provocado importantes atascos.

"Si cierran las minas nos quedamos sin cuartos"

En la marcha, Luis, de León, que ha llegado esta misma mañana en uno de los 500 autobuses movilizados desde las cuencas mineras para la ocasión, ha señalado: "Venir es lo más digno que he hecho en muchos años. Es una reivindicación justa". José Manuel Martínez, de solo 12 años, tiene muy claro por qué ha viajado desde Cangas del Narcea a Madrid con su padre: "Si cierran las minas nos quedamos sin cuartos". "Si esto no se apaña, caña, caña, caña", coreaba un grupo de manifestantes procedentes de Valencia.

Tras los mineros marchaban, entre otros líderes sindicales, los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Toxo, que han acusado al Gobierno de haber provocado el conflicto con la minería al actuar con "sinrazón", "insensibilidad" y "falta de inteligencia política" ante los problemas del sector. También se han sumado a la manifestación los alcaldes de la cuencas mineras asturianas, que han estado encerrados tres días en sus ayuntamientos, mientras que continúan su encierro los trabajadores de las minas de varias comunidades mineras.

Los primeros manifestantes han llegado sobre las doce y media a la sede de Industria, Energía y Turismo, completamente blindada por vallas, rodeada de furgones y de agentes antidisturbios. A partir de ese momento, la tensión ha ido acumulándose y la situación se ha complicado sobre la una de la tarde, cuando algunos de los manifestantes han intentado tirar las vallas de protección que rodean todo el perímetro de Industria y han lanzado de forma intermitente todo tipo de objetos, desde petardos, a botellas, palos y piedras y hasta una lluvia de plátanos a los antidisturbios.

Además de los petos protectores del pecho, los policías llevaban protectores en los antebrazos para evitar los golpes, una protección infrecuente y que desde el principio anunciaba un duro desenlace. Sobre la una y media, han caído varias vallas al suelo y un cuarto de hora después se han producido las primeras cargas policiales con porras y pelotas de goma, tras unas salvas al aire para intentar controlar la situación y advertir a los concentrados.

Adiós entre aplausos

Al lugar han acudido en ese momento decenas de agentes, que estaban en calles aledañas a la espera de ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. El aumento de la tensión ha coincidido con la llegada a la zona de los 200 mineros, que recorrieron a pie 400 kilómetros hasta llegar a Madrid el pasado fin de semana. Este grupo, que ha marchado dividido en seis columnas según su procedencia, se ha puesto en pie esta mañana tras descansar apenas unas horas en Ciudad Universitaria tras la simbólica marcha nocturna de anoche.

Mientras llegaban las columnas, un grupo de unos 30 antidisturbios, parapetados tras sus escudos, armados con escopetas de pelotas de goma y con los brazos levantados, se ha agrupado en una esquina de la sede y han provocado a los manifestantes grabándolos con unas cámaras. Los mineros han respondido de forma airada con una nueva y contundente lluvia de objetos.

A las dos de la tarde, los líderes sindicales de la marcha negra han leído sus reivindicaciones en una tarima colocada a la altura de Cuzco. Ningún representante del departamento que dirige José Manuel Soria ha recibido a los mineros, que denuncian el recorte del 60% de las subvenciones para este año, lo que se temen que suponga el cierre de las minas del carbón. Mientras, la batalla campal se concentraba más abajo, a las puertas del Ministerio de Defensa, y más arriba, junto al estadio Santiago Bernabéu, donde estaban aparcados los autobuses de los manifestantes.

Una hora después, finalizados los mítines y tras varias cargas, la situación ha ido calmándose poco a poco. Los manifestantes han comenzado a disgregarse y muchos han bajado andando desde Raimundo Fernández Villaverde al Bernabéu para marcharse en los autobuses. Los autocares han partido de regreso a las cuencas mineras entre aplausos de muchos manifestantes, que han acudido a despedirlo.

La marcha inunda Madrid y acaba con 76 heridos y ocho detenidos

La protesta se dividió en dos: una seguía los discursos y otra protagonizaba una auténtica batalla con las fuerzas de seguridad. Aun se espera balance oficial de heridos y detenidos.

11.07.12 - ALEJANDRO CARANTOÑA | MADRID, en El Comercio.

Pocos madrileños no estaban advertidos; pero aun quedaba alguno que, a eso de las once y media de la mañana, intentaba aventurarse por la céntrica Plaza de Colón de Madrid. Imposible.

Desde allí había partido, media hora antes, la manifestación que ha puesto fin a la conocida como marcha negra, que durante los últimos 20 días ha congregado a mineros de toda España en una caminata hasta aquí, hasta el Ministerio de Industria.

A medida que la culebra se extendía por la columna vertebral de un Madrid sofocante y sofocado (circular en coche es casi una utopía) se hacía más claro que las expectativas de asistencia (25.000 personas, según los sindicatos) habían volado por los aires. A pesar de la extensión del recorrido, que multiplica varias veces la de la última manifestación en Madrid contra los recortes en las ayudas al carbón del pasado 31 de mayo, la mayor parte del recorrido iba quedando copado a lo ancho, entre petardos y voladores.

Por los lados, bares repletos, cañas rápidas y minutos a la sombra antes de seguir la marcha, que ha rodeado por completo a la auténtica cabecera: los mineros que anoche llegaban a la capital entre revuelo y vítores.

A medida que uno se alejaba de esta cabecera, antecedida por un vehículo de UGT con el lema «No al cierre de la minería del carbón», empiezan a mezclarse más eslóganes, más gritos, y un rechineo de dientes a medida que llegan noticias del Congreso de los Diputados, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha comparecido esta mañana.

La manifestación se acercaba así a su destino final, el Ministerio de Industria, donde tenía permiso para mantenerse hasta las 14 horas. Luego, todo un ejército de autocares esperaba a los manifestantes en el cercano aparcamiento del estadio Santiago Bernabéu para volver a sus puntos de origen.

Incidentes

Poco antes de las dos, no obstante, empezó a crecer la tensión entre los antidisturbios encargados de proteger el Ministerio de Industria. Esta vez, al contrario que en la marcha del 31 de mayo, las fuerzas del orden optaron por establecer un perímetro con vallas altas, que un grupo de manifestantes empezó a zarandear mientras profería insultos y lanzaba botellas y cáscaras de plátano a los agentes.

Esto ocurría en un peligroso embudo formado por el Ministerio de Defensa, situado enfrente del de Industria, y el cordón policial que empezaba a formarse para separar al grupo que contenía a los alborotadores del que escuchaba los discursos, unos metros más cerca de la Plaza de Castilla.

En mitad de una de las refriegas, que ya se mascaba por culpa de los más animosos, una mujer ha resultado herida y ha caído al suelo desplomada en mitad de la calzada. Varios periodistas, manifestantes y policías se han lanzando a ayudarla, pero la mecha de los ánimos ya había prendido.

Así, mientras que la mujer, de unos 40 años, era atendida por los servicios sanitarios y su acompañante se encaraba con los agentes («¡Que le dieron caña, eso fue lo que pasó!»), los alborotadores y todos los manifestantes que habían empezado a ser empujados Castellana abajo se han encarado con un cordón de antidisturbios cada vez más nervioso. Han volado botellas y piedras, una de las cuales ha alcanzado en un pie a un fotógrafo y a punto ha estado de alcanzar al grupo de periodistas que se encontraba detrás de los agentes.

Finalmente, el jefe del operativo ha ordenado lanzar una salva, que ha servido para decantar a los violentos de quienes se retiraron pacíficamente calle abajo. Pero la anchura de la arteria capitalina hacía imposible una retirada ordenada, circunstancia que algunos violentos han aprovechado para contraatacar a los agentes, que a su vez han respondido con pelotas de goma y han terminado de caldear, así, los ánimos del resto de manifestantes y de hacer estallar la olla a presión en la que se ha convertido una marcha hasta entonces pacífica.

Los altercados han terminado por desplazarse al aparcamiento del Santiago Bernabéu, mientras que la manifestación se dispersaba. Por el momento, el balance oficial de heridos leves es de 76 (43 manifestantes y 33 policías), mientras que ocho personas han sido detenidas.

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