Que lo de Asturias y lo de Madrid son las caras opuestas de la misma moneda llevamos diciéndolo desde aquí hace tiempo
La sanidad pública se tambalea
La decisión de Madrid de privatizar hospitales y centros de salud choca con el modelo tradicional que defiende Asturias
P. RUBIERA, en La Nueva España
Madrid y Asturias son dos escenarios sanitarios parecidos, pero nada es lo que parece en los últimos tiempos. En ambos hay médicos y personal sanitario en huelga, recogida de firmas, manifestaciones y concentraciones en la calle, excluidos por su condición de extranjeros sin papeles... La sanidad pública española, hasta hace bien poco orgullo nacional, se tambalea. Y los modelos que se proponen para encarar un futuro de recortes son diferentes según la comunidad autónoma de que se trate. Los pacientes soportan con más calma que indignación una situación cada día más caótica y la desmotivación de los profesionales va en aumento.
La Comunidad de Madrid, gobernada con mayoría absoluta por el PP -la presidenta elegida fue Esperanza Aguirre, a quien sustituyó Ignacio González-, ha decidido resolver el necesario ajuste de 530 millones de euros privatizando la gestión de seis hospitales y de 27 centros de salud e implantando el «euro por receta», entre otras medidas. El Colegio de Médicos, las sociedades científicas y el ciudadano han salido a la calle y han manifestado su oposición. Un millón de persona han firmado contra esa decisión. En el programa electoral del PP no figuraba la privatización de centros sanitarios.
El consejero de Sanidad Javier Fernández-Lasquetty negaba ayer, en declaraciones al diario «El País», que la sanidad madrileña fuera a ser privatizada. «Se está queriendo que la gente piense que la sanidad va a ser privada. Basta ver los eslóganes de las manifestaciones o las pancartas. No va a pasar a ser sanidad privada. Es pública, eso sí, encomendada para su gestión a una sociedad concesionaria». Y, por si quedaban dudas, añadía: «No hay negociación posible».
El Principado, gobernado en minoría por el PSOE, defiende un sistema sanitario público, universal y equitativo. El consejero, Faustino Blanco, no se cansa de repetir que su objetivo es «prestar una atención sanitaria de calidad, velar por los recursos que los ciudadanos ponen en nuestras manos por la vía de impuestos, mantener el empleo estructural y conseguir un sistema sostenible». No habrá cierres ni privatizaciones, sólo una reorganización de las ocho áreas sanitarias, que pasarán a cuatro.
En el caso de Asturias, Sanidad pretende ahorrar este año, en el presupuesto de personal, entre 13 y 17 millones de euros. Y de ahí la implantación de una nueva jornada laboral que ha originado un conflicto en la sanidad pública como no se recordaba, con los médicos y personal sanitario en contra. También este modelo causa huelga, protestas callejeras y recogida de firmas. El litigio con el Sindicato Médico, que ha convocado otros doce días de paro para este mes, se mantiene abierto desde el pasado octubre y cada día parece más difícil que ambas partes acerquen posturas. La gota que colmó el vaso de la paciencia de los médicos fue la decisión del Principado de recuperar los descansos obligatorios de las guardias médicas de 24 horas, una medida que hasta el momento no ha sido implantada en ninguna otra autonomía.
Mientras esto se prolonga, las listas de espera crecen; los enfermos, que son quienes pagan el sistema con sus impuestos, deben armarse de paciencia y, en algunos casos, como el de una mujer que aguarda desde el pasado 25 de septiembre para ser operada de un proceso oncológico -una historia publicada por LA NUEVA ESPAÑA el pasado jueves-, con grave riesgo para su vida.
Todas las comunidades autónomas se han visto obligadas a efectuar recortes en la sanidad. Lo han hecho disminuyendo retribuciones, incrementando la jornada, reduciendo las plantillas, despidiendo a personal interino, cerrando plantas hospitalarias, eliminando camas y adoptando medidas más severas, como es el caso de Madrid. Algunas de ellas ya fueron recogidas por este diario. Navarra (UPyN), La Rioja (PP), Cataluña (CiU) y también Madrid han suprimido los módulos de guardia de las tardes para médicos mayores de 55 años que han sido eximidos de guardias nocturnas, una de las que mantiene abierta la discusión en Asturias. Cataluña, pionera en implantar el euro por receta, ha cerrado 40 centros de salud, 33 de atención urgente durante las noches y ha reducido un 10% las prestaciones de transporte sanitario.
Ha sido Madrid la más contundente a la hora de modificar el modelo universal y gratuito de la sanidad pública española. Euro por receta y pirvatización. ¿Habrá, como muchos temen ya, diecisiete modelos sanitarios en España? ¿Cómo hacerlos compatibles en un Estado que ha cedido todas las competencias?
«No hay negociación posible. Me están pidiendo que no haga nada y eso es una irresponsabilidad», declaraba ayer Fernández-Lasquetty, al ser interrogado sobre la petición de discutir su decisión con los profesionales. El consejero madrileño cree que España necesita con urgencia una reforma de la función pública porque «las nóminas de cualquier empleado público están llenas de complementos que nacieron para incentivar la excelencia y se convirtieron en complementos lineales e iguales para todos».
«Somos conscientes de lo que está en juego», afirmó hace unas semanas Faustino Blanco en la Junta General del Principado. «Se trata de un ataque sin precedentes al único nicho de negocio que aún está casi sin explotar como es la sanidad pública.»
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