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Una reducción del 83% en un presupuesto de 12.000 euros…

Una reducción del 83% en un presupuesto de 12.000 euros…

1.890 euros para descifrar la dislexia

El grupo de Investigación en Neurociencias Cognitivas de Psicología ha visto reducido su presupuesto un 83%

Foto: Algunos de los integrantes del grupo, con el catedrático Fernando Cuetos a la cabeza.

26.05.13 - A. VILLACORTA | OVIEDO, en El Comercio.

Se ríe el catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo Fernando Cuetos cuando se le pregunta si los recortes generalizados en investigación han afectado a su grupo. Y no se sabe si sonríe por no llorar, porque el presupuesto con el que contaba el grupo de Investigación en Neurociencias Cognitivas que dirige junto con la profesora y especialista en Logopedia Paz Suárez Coalla ha pasado de contar con un presupuesto de 12.000 euros para este ejercicio a otro que no llega a los 2.000. «Nos han dicho desde el ministerio que solo podemos gastar 1.890», desvela.

1.890 euros este año -o, lo que es lo mismo, un 83% menos- para un proyecto que se prolongará hasta 2016 y que corre a cargo de un equipo con diez miembros, consolidado tras dos décadas de trabajo y enfrascado en descifrar las claves de la dislexia.

Para eso, el estudio que desarrollan ha seleccionado a casi un centenar de disléxicos asturianos que ayudarán a trazar «unas pautas que permitan el diagnóstico temprano y a diseñar tratamientos más eficaces» para combatir esta patología que, según los expertos, padece el 3% de la población y que, en muchos casos, se encuentra detrás del bajo rendimiento o, incluso, del fracaso escolar de algunos estudiantes.

Con el objetivo de localizar a esos voluntarios, lanzaron un llamamiento a la sociedad asturiana a través de medios de comunicación como EL COMERCIO: «Se buscan personas diagnosticadas de dislexia en su infancia o que simplemente tuviesen la sospecha de haber presentado dificultades durante el aprendizaje de la lectura. Serán especialmente valiosos los casos de personas disléxicas que tienen hijos que también sufran este problema». Y encontraron la colaboración de decenas de ellos. Algunos, padres de niños diagnosticados que reconocen en los síntomas problemas que ellos padecieron en su niñez sin ser tratados. «Son alumnos de varios centros educativos y también adultos», explica Fernando Cuetos, en los que «se estudia su capacidad lectora y se analiza por qué a algunos niños les cuesta adquirirla».

La investigación para conocer el origen de la dislexia y elaborar estrategias que ayuden a superarla no es nuevo para el grupo de Neurociencias Cognitivas, que lleva dos décadas trabajando sobre ella. No obstante, este nuevo proyecto se centrará en intentar determinar, mediante estudios conductuales, electrofisiológicos y de neuroimagen, las causas de las dificultades lectoras, por qué estas personas tienen especiales dificultades para asociar las formas escritas con los fonemas.

64 electrodos

La tecnología que permitirá desentrañarlas no es sencilla ni barata. Se aplican las técnicas más novedosas para realizar diversas pruebas. Equipamiento de última generación como «un equipo de potenciales evocados que dispone de 64 electrodos que permiten determinar la actividad cerebral que se genera al desarrollar una tarea específica como leer o escribir».

No están solos en la tarea, porque el grupo colabora con otros centros de investigación como las universidades británicas de Oxford y York. O como el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián, donde disponen de técnicas de neuroimagen que ayudan a clarificar los problemas que pueden presentarse a nivel cerebral. Allí derivan a algunos de sus voluntarios con dislexia. «Afortunadamente, ellos sí cuentan con la tecnología necesaria».

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