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La respuesta del Principado en su corto margen de maniobra: subir el IRPF para las rentas más elevadas, incrementar el gravamen sobre Sucesiones y Donaciones, elevar al tipo máximo posible el impuesto de Hidrocarburos, crear el impuesto a la banca…

La respuesta del Principado en su corto margen de maniobra: subir el IRPF para las rentas más elevadas, incrementar el gravamen sobre Sucesiones y Donaciones, elevar al tipo máximo posible el impuesto de Hidrocarburos, crear el impuesto a la banca…

Los ingresos por impuestos tocan fondo en Asturias

Antes de que estallase la crisis los tributos aportaban a mitad de año más de 1.200 millones; al cierre de junio de 2013 apenas se llega a 900

El Estado recauda en la región hasta 300 millones de euros menos que en los tiempos de bonanza

Foto: Oficinas de la Agencia Tributria en Oviedo.

25.08.13 - ANDRÉS SUÁREZ | OVIEDO, en El Comercio.

Cómo han cambiado las cosas en apenas un lustro. Allá por 2008 la economía todavía crecía a buen ritmo, aunque ya comenzaban a atisbarse en el horizonte los primeros síntomas de una crisis a la que por aquel entonces se denominaba, eufemísticamente, desaceleración pasajera. Tanto España como las distintas comunidades autónomas, caso de Asturias, presumían de unas finanzas saneadas, con niveles de deuda que en el caso del Principado rondaban los 800 millones de euros, cuando ahora bordea los 2.500. Por aquellas fechas la maquinaria de los ingresos fiscales funcionaba a todo ritmo y al cierre del primer semestre de aquel ejercicio, la Agencia Tributaria había recaudado en la región 1.219 millones de euros. Precisamente este dato, el de los impuestos, sirve como perfecto indicador para conocer lo que ha sucedido después, entre ’brotes verdes’ y dolorosas recaídas en la recesión, hasta llegar al momento actual. Al término de junio de 2013, última cifra disponible, la recaudación se ha situado en cotas históricamente bajas y supera por poco los 900 millones, 300 menos que en los tiempos de bonanza.

Los ingresos por impuestos son una buena referencia para explicar la evolución de la crisis. Los últimos datos facilitados por la Agencia Tributaria analizan su comportamiento entre 2008 y el primer semestre de 2013 y certifican cómo esa desaceleración que en su momento pronosticó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero acabó convirtiéndose en honda recesión, cómo los ’brotes verdes’ significaron una mejora puntual que no llegó a consolidarse y cómo el estallido de la crisis de deuda acabó devolviendo a la Unión Europea y al conjunto de partes que la integran a una profundísima crisis de la que todavía no se ha salido. La merma recaudatoria por este concepto ha sido más que evidente, prueba del deterioro del conjunto de la actividad económica, y ha lastrado enormemente la capacidad de las administraciones públicas -en este caso del Principado- para intentar activar políticas que propicien la vuelta a la senda del crecimiento.

Los ingresos que el Estado recauda en Asturias por la vía de los grandes impuestos -IRPF o IVA, de los que la comunidad luego obtiene una parte- son la fuente principal por la que el Principado moviliza recursos con los que activar políticas que dinamicen la economía y faciliten la creación de empleo. En el primer semestre de 2008, todavía en pleno ciclo alcista pero con la caída a la vuelta de la esquina, la recaudación en el Principado ascendía a 1.219 millones de euros. Eran los tiempos en que los presupuestos regionales superaban holgadamente los 4.000 millones, con cifras de inversión en la frontera de los 1.000. Baste decir que las cuentas ahora en vigor apenas alcanzan los 3.800 millones y el esfuerzo inversor es de solo 364.

La estadística de la Agencia Tributaria constata que en 2009 el golpe de la recesión fue durísimo. La recaudación en Asturias se desplomó por debajo de los 900 millones -894, en concreto- en una caída brutal respecto del primer semestre del ejercicio anterior. Pero la forma en que se encaró aquel episodio fue muy diferente a la actual. Entonces las administraciones siguieron la receta del endeudamiento, de compensar con recursos públicos la atonía del sector privado, y sus presupuestos continuaron siendo expansivos, siempre por encima de esos 4.000 millones y llegando, en el momento más álgido, a superar los 4.400. Eso sí, la deuda se disparó.

Aparentemente, la fórmula daba sus frutos. Nacieron los famosos y polémicos ’brotes verdes’ y la economía, a la vista de los ingresos fiscales certificados por Hacienda, comenzaba a respirar. El primer semestre de 2010 se cerró con un ligero incremento de los ingresos hasta los 960 millones en Asturias, que se consolidó en ese mismo periodo de 2011 llegando a 1.191 millones.

Fue entonces cuando estalló la crisis de la deuda, la obsesión por el control del déficit y los ’números rojos’ saltó a la primera línea de la acción política y la Unión Europea y, por ende, el conjunto de las administraciones públicas -España y por tanto Asturias- viraron hacia la austeridad. Necesaria para unos, «abrasiva» para otros como el presidente del Principado, Javier Fernández.

Urgidas a sanear por la vía rápida sus deterioradas finanzas, exprimidas por el esfuerzo para combatir la primera crisis, las administraciones se vieron forzadas a una carrera de ajustes y recortes, la actividad económica y el empleo volvieron a caer y, con ellos, los ingresos por impuestos. Los datos de los seis primeros meses de 2012 -969 millones- y de este arranque de 2013, apenas 908 millones, han situado la recaudación fiscal del Estado en el Principado de nuevo en mínimos. Ha tocado fondo.

Todos los tributos a la baja

La evolución de esos ingresos certifica asimismo que nada ha escapado al impacto de la segunda y más brutal recesión. Ha caído el IRPF, síntoma de un mercado laboral tremendamente desgastado en el que hace ya tiempo que se pulverizó la frontera psicológica de los 100.000 parados. También lo han hecho el IVA y los impuestos especiales, muestra de un consumo interno tremendamente debilitado que sigue sin remontar. E igualmente el impuesto de Sociedades, reflejo de la caída de los beneficios empresariales. Y todo ello en un periodo en que tanto el Gobierno central como una mayoría de comunidades autónomas han tirado al alza de la presión fiscal para intentar movilizar recursos con los que financiar sus políticas. Así lo ha hecho el Ejecutivo central con los dos principales gravámenes, el IRPF y el IVA.

El Ejecutivo asturiano ha hecho lo propio dentro de su margen de maniobra. El Principado ha tocado el IRPF para las rentas más elevadas, ha incrementado el gravamen sobre Sucesiones y Donaciones, ha elevado al tipo máximo posible el impuesto de Hidrocarburos. Todo ello, según sus responsables, para intentar generar recursos con los que sostener una inversión que permita dinamizar la economía y el empleo y, a la vez, garantizar unos servicios públicos -sanidad, educación y política social- cuyo coste, por mor sobre todo del envejecimiento de la población, sigue creciendo sin freno.

Una comparativa entre los grandes números del inicio de la crisis y los actuales revela el impacto de la recesión sobre la economía regional. En aquel año en que José Luis Rodríguez Zapatero revalidaba su mayoría en las elecciones de marzo Asturias contaba con un presupuesto de más de 4.400 millones de euros y en el primer semestre Hacienda había recaudado en la región más de 1.200 millones. Ahora las cuentas regionales se quedan en 3.808 millones y los ingresos hasta junio superan por muy poco los 900. Casi 600 millones menos de gasto público en un contexto de caída de ingresos de 300 millones. Las estadísticas, frías y asépticas, no suelen mentir.

El 'boom' de los tributos autonómicos

25.08.13, El Comercio.

Según el programa de estabilidad elaborado por el Gobierno de España, las comunidades autónomas han exprimido al máximo su capacidad tributaria en 2012 y 2013 mediante la creación de nuevas figuras que les permitan obtener recursos con los que 'alegrar' sus debilitadas arcas. Hasta 27 nuevos gravámenes se han creado en este periodo que, según estos cálculos, deberían generar ingresos por unos 400 millones de euros. Asturias ha creado un impuesto a los depósitos bancarios, aunque la mayoría de regiones se han decantado por las tasas medioambientales: instalaciones eléctricas, residuos, grandes superficies... El turismo o el juego son otros ámbitos donde se ha actuado. 

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