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Ante la duda opta por la recomendación de la OMS que desaconseja su uso…

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El e-cigarrillo, entre el negocio y la salud

No hay evidencias científicas para aconsejar el cigarro electrónico como alternativa al convencional, sostienen los neumólogos

10.10.2013, por P. Álvarez / M. S. Marqués, en La Nueva España.

El cigarrillo electrónico está de moda. Empleado por quienes aspiran a disfrutar del placer de fumar con menores riesgos para la salud, está desatando crecientes expectativas entre los consumidores de tabaco y parece ofrecer un relevante caladero de negocio plasmado, por ejemplo, en la apertura de tiendas dedicadas a su comercialización. En la medida en que gana adeptos, aumenta la atención que el mundo sanitario le presta, y de este modo está intensificándose la controversia acerca de sus supuestos beneficios. Aparecido en el año 2004, el e-cigarrillo ha sido perfeccionado con el paso de los años, hasta el punto de que actualmente incluso se le añaden sustancias con sabores y aromas diferentes.

Según el "Libro Blanco" recién publicado por la European Respiratory Society (ERS), en el conjunto del Viejo Continente residen aproximadamente 70 millones de fumadores que quieren dejar el tabaco, lo cual evidencia que el cigarrillo electrónico, al menos como concepto, tiene futuro comercial. Además, goza del apoyo de la industria del tabaco y de otros respaldos institucionales que lo "venden" como efectivo y seguro.

La neumóloga Teresa Bazús, presidenta de la Sociedad Asturiana de Patología Respiratoria (Asturpar), opta por la prudencia informada: "Los ingredientes del e-cigarrillo son propilenglicol y/o glicerina vegetal. A ellos se añade nicotina en diferentes dosis. Estas sustancias forman un fluido que, con el impulso de la inspiración del fumador, activa un sensor y se produce una vaporización de todos estos productos que entran en el árbol respiratorio. No se produce combustión y, por lo tanto, no hay humo".

La doctora Bazús precisa que la presencia de nicotina en los cigarrillos electrónicos "produce dependencia" y afecta al sistema nervioso de los menores de edad y a las mujeres embarazadas y con lactancia materna. "Se ha comprobado que el e-cigarrillo aumenta las resistencias pulmonares y, cuando se ha estudiado el aire exhalado tras la inhalación del vapor, se constató la existencia de carcinógenos y tóxicos, por lo que los autores concluyen que tiene un impacto potencial negativo para la salud", añade.

Con todo, persiste una gran polémica sobre dos puntos vitales: ¿ayudan a dejar de fumar?, ¿son seguros a medio y largo plazo? "Hay autoridades científicas que defienden que son más seguros que los cigarrillos convencionales, ya que tienen nicotina pura y sin combustión", precisa la presidenta de Asturpar. Otros expertos responden a estas dos preguntas con un "no lo sabemos".

A juicio de Teresa Bazús, el resumen más razonable que en el momento actual puede hacerse sobre el cigarrillo electrónico es el siguiente: "No hay suficiente evidencia científica, en cuanto a eficacia y seguridad, para que pueda ser recomendado como sustitutivo del cigarrillo convencional ni como método para dejar de fumar".

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