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El convenio fue firmado ayer…

El convenio fue firmado ayer…

Los Masaveu impulsan el estudio genómico del cáncer, la ceguera y la sordera

Un nuevo convenio firmado con el Instituto Oncológico del Centro Médico permitirá ahondar en el diagnóstico genético y los tratamientos personalizados

Foto.- De izquierda a derecha, Francisco Moreno (Fundación Marcelino Botín), Marcelino Cortina (Treelogic), Luis Fernández-Vega, Rubén Cabanillas, Fernando Masaveu, José A. Muñiz, Felipe Fernández (Liberbank) y Juan Cadiñanos.

 

Oviedo, P. RUBIERA, en La Nueva España.

 

La secuenciación del genoma, uno de los hitos recientes de la ciencia, sentó las bases para una aproximación más racional a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. Juan Cadiñanos, director del Labotario de Medicina Molecular del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA), vinculado al Centro Médico de Asturias, uno de los discípulos destacados de Carlos López Otín, habló ayer de la trayectoria científica y clínica de un centro que ya ha cumplido cinco años. Y lo hizo en el marco de la presentación de una nueva etapa, la del desarrollo de un proyecto que, amparándose en la experiencia adquirida en la secuenciación de nueva generación en el cáncer, en la que juegan un papel fundamental las nuevas tecnologías, pretende abordar otras enfermedades de base genética, como la ceguera o la sordera.

 

Esta es la base del convenio firmado ayer entre Fernando Masaveu, en representación de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, y José Antonio Muñiz Muñiz, presidente del consejo de administración del IMOMA. En el nuevo proyecto, que según Rubén Cabanillas, director médico del Instituto, "pone a nuestra disposición los fondos necesarios para trasladar a los pacientes todo el potencial de la secuenciación genómica de nueva generación", colaborarán el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega y la empresa de bioinformática DREAMgenics, cuyos socios son la Fundación Marcelino Botín, Treelogic, la Universidad de Oviedo y el IMOMA. También cuenta con el respaldo de Liberbank.

 

Se cumplen cinco años de la puesta en marcha del Laboratorio de Medicina Molecular del Instituto y 25 meses del primer tratamiento de radioterapia. El Instituto, tal y como recordó Rubén Cabanillas, dispone de la mejor tecnología mundial, con un acelerador lineal de última generación, lo que le ha convertido en centro de referencia para los casos más complejos. Cerca de 300 pacientes se han tratado en los últimos dos años, desde que se instaló el acelerador, en el servicio de radioterapia y más de 1.000 han realizado estudios moleculares.

 

Paralelamente, el IMOMA ha desarrollado varios proyectos de investigación en los que, aplicando esa tecnología, ha identificado nuevos genes implicados en el cáncer de laringe y en el envejecimiento acelerado, y ha logrado describir una nueva enfermedad, la progeria de Néstor y Guillermo (NGPS). La mayoría de estos avances se han logrado en colaboración con la Universidad de Oviedo, concretamente con el equipo de Carlos López Otín, y otros centros europeos. Todos ellos se han publicado en revistas científicas como "Nature", "Science" o "CancerCell".

 

"Los éxitos logrados son objetivables y cuantificables, superando las mejores expectativas en cuanto a proporción de casos complejos que abordamos, muy superior a la que se da en cualquier otro centro de nuestro país. Sin embargo, el verdadero objetivo es difícilmente mensurable: lograr ayudar a los pacientes y a su entorno", señaló ayer Rubén Cabanillas.

 

"La existencia de secuenciadores de ADN de segunda y tercera generación permite ahora estudiar el genoma completo de cualquier individuo o de cualquier tumor en cuestión de días y por unos pocos miles de euros, un coste un millón de veces inferior al que supuso la secuenciación del primer genoma humano de referencia", indicó Juan Cadiñanos.

El IMOMA aplica a los pacientes sus resultados sobre el cáncer

El nuevo convenio con la Fundación María Cristina Masaveu también le permite abordar el estudio de cegueras y sorderas hereditarias

27.12.13 - EVA MONTES | OVIEDO, en El Comercio.

En un momento de recorte financiero para la ciencia, en el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias el dinero no falta. Ayer mismo la Fundación María Cristina Masaveu Peterson firmó un nuevo convenio de dos años con el brillante instituto asturiano que le permitirá no sólo avanzar en la investigación genética del cáncer y de la ceguera y sordera hereditarias, sino que hará posible extender la fase clínica de sus descubrimientos. Es decir, «trasladar la tecnología y experiencia acumulada durante una fase de investigación de cinco años, a su aplicación a los pacientes», resume el joven director del laboratorio de Medicina Molecular del IMOMA.

Juan Cadiñanos, hijo científico de Carlos López Otín, señaló durante la firma del convenio que rubricaron Fernando Masaveu, por la Fundación, y José Antonio Muñiz, por el consejo de administración del IMOMA, que «hasta ahora la secuenciación genómica de nueva generación la hemos aplicado a pacientes con cáncer, envejecimiento acelerado e incluso a algunos casos de síndromes raros. A lo que vamos ahora es a extender esta tecnología a otras enfermedades como la ceguera y la sordera genéticas, y utilizar la información que obtenemos de los propios pacientes para descubrir cosas nuevas».

Es el caso del cáncer de próstata, uno de los proyectos a financiar con el nuevo convenio. Uno de los investigadores más prometedores del instituto, Jorge de la Rosa, descubrió en sus investigaciones con ratones genes que hasta ahora no se sabía que estaban implicados en el cáncer de próstata. «Lo que vamos a hacer ahora es analizar esos mismos genes en los pacientes para confirmar que también son importantes en humanos y estudiarlos para que en el futuro podamos dar tratamientos personalizados cada vez más ajustados al perfil genético de cada paciente».

Constituye un avance más hacia la medicina personalizada que alumbra la secuenciación genómica de nueva generación. De hecho, ése, el que el paciente se beneficie directamente del resultado de las investigaciones, es el fin último, y el primero, del IMOMA. No en vano su director médico, también discípulo de López Otín, dirigió siempre su carrera investigadora hacia ese objetivo. «La proporción de casos complejos que abordamos, así como los resultados de los tratamientos realizados, es muy superior a la que se da en cualquier otro centro de nuestro país», señaló Rubén Cabanillas, quien cuantificó en «más de mil» las personas que han realizado estudios moleculares «a los que seguiremos ayudando a descubrir la causa de su enfermedad, proporcionándoles herramientas contra el destino insinuado en sus genes e, incluso, curándolos».

En ese sentido, Juan Cadiñanos habló del «comienzo de una revolución en la medicina personalizada», que permite estudiar el genoma de un individuo o de un tumor «en cuestión de días y por unos pocos de miles de euros, un coste un millón de veces inferior al que supuso hace 10 años la secuenciación del primer genoma humano».

 

Ciegos y sordos de nacimiento

Y es esa tecnología de secuenciación de nueva generación la que va a permitir estudiar los genes conocidos relacionados con la ceguera y la sordera congénita. De ahí la nueva colaboración con el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega y con la empresa de bioinformática DREAMgenics, «para dar respuesta a cientos de pacientes cuya enfermedad aún no tiene una explicación, con lo que aspiramos a descubrir nuevas causas de la sordera».

Y aun sin cuantificar el importe que alberga el convenio firmado, Cadiñanos señaló que «los fondos que aporta la Fundacion Masaveu se han más que duplicado y son suficientes para costear los gastos de secuenciación y la contratación de personal especializado». Y dentro de dos años, «que es el tiempo justo para poder trasladar nuestros conocimientos a la práctica clínica», será el momento de renovar.

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