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Cualquier pragmático diría que “al cocer todo mengua”… y no lo hizo en exceso, menos mal.

Cualquier pragmático diría que “al cocer todo mengua”… y no lo hizo en exceso, menos mal.

El HUCA que quedó por el camino

El plan funcional de 2003, en cuya redacción participó el actual consejero de Sanidad, preveía que el 50% de las habitaciones fueran de uso individual

El nuevo hospital iba a tener campus, guardería, museo y hasta espacios deportivos

Foto.- El nuevo HUCA, en el emplazamiento de La Cadellada, que este martes recibirá a los primeros pacientes.

19.01.14 - LAURA FONSECA | GIJÓN, en El Comercio.

Iba a ser «un hospital en un parque», rodeado de un gran espacio verde, en el que convivirían, junto al propio complejo hospitalario, un campus de ciencias de la salud con su Facultad de Medicina y su Escuela de Enfermería, una biblioteca, un museo sanitario y un hotel para acoger a familiares de enfermos ingresados. Por tener, iba a tener hasta instalaciones deportivas en los alrededores, una pista de senderismo y también una guardería. La mitad de las habitaciones del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) habían sido proyectadas para uso individual y en La Cadellada iba a ser posible pasar consulta con un Ipad e identificar a los pacientes con códigos de barras. Estaba llamado a ser un hospital sin papeles, casi galáctico, en el que la guinda del pastel sería el robot quirúrgico Da Vinci, la 'joya de la corona' del HUCA.

Pero todo esto se ha quedado en el camino. El nuevo HUCA, que este martes, día 21 de enero de 2014, recibirá a sus primeros pacientes con la apertura del área de radioterapia oncológica, será un gran hospital. Eso pocos lo ponen duda. Posiblemente, será uno de los mejores de España, al menos desde el punto de vista arquitectónico y de innovación, pero no será el complejo sanitario que se proyectó décadas atrás y con el que muchos especialistas, expertos, arquitectos, gestores e, incluso, pacientes, llegaron a soñar.

El plan funcional de 2003, en cuya elaboración participó el actual consejero de Sanidad, Faustino Blanco (formó parte de uno de los 19 grupos de trabajo), preveía muchas cosas de las que ahora no se percibe ni rastro en La Cadellada. Puede que hace quince años, cuando el HUCA empezaba a plasmarse en los papeles, hubiera un exceso de optimismo que, años después, la crisis y la recesión económica obligarían a menguar. Pese a que todo el proyecto inicial pasó de 205 a 300 millones de euros, a los que hay que sumar otros 200 millones para equipamientos y accesos, aún sin acabar.

 

989 camas frente a 1.075

El caso es que el HUCA nace sin campus universitario, lo que obligará a los alumnos y a los profesores a tener que desdoblarse entre El Cristo, donde están ahora las facultades de ciencias de la salud, y La Cadellada. No habrá ni museo, ni guardería, ni instalaciones deportivas. Tampoco hotel. Y lo peor de todo es que los pacientes no sólo tendrán que seguir compartiendo habitación, sino que las mismas resultan algo ajustadas para dar cabida con comodidad a dos camas. Los expertos habían previsto que entre el 40 y el 50% de las habitaciones fueran individuales. Esa estimación se hizo bajo la hipótesis de que en el año 2015 los ingresos en Oviedo iban a descender y los tiempos de hospitalización serían más bajos. Pero nada de esto se cumplió y ahora, en una Cadellada con 989 camas disponibles, puede que en ocasiones haya dificultades para ingresar a los pacientes que lo requieran. Máxime si se tiene en cuenta que se viene de un hospital que, aunque viejo, es algo mayor. El actual tiene 1.075 camas, pero hace apenas dos años contaba con 1.200.

El diseño del complejo que está a punto de iniciar su andadura en La Cadellada es obra de los arquitectos Juan Navarro Baldeweg, Ángel Fernández Alba y Alfonso Iglesias, a los que luego el Principado apartó de la fase constructiva. Ellos se hicieron con la licitación del proyecto en julio de 2002, entre un total de once candidaturas. Ganaron por apenas 30 décimas de diferencia. El equipo de David Chipperfield, que también aspiraba a construir el hospital del futuro, quedó segundo. La escasísima diferencia entre ambas propuestas disparó los recelos y hasta hubo un juicio por supuestas irregularidades en la adjudicación que, finalmente, quedó en nada.

Todos esos obstáculos, trompicones y sobrecostes, son los que llevan a muchos de los que participaron en este megaproyecto a equiparar la historia del HUCA con la de un complicado parto.

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