Análisis de las relaciones entre el Ayuntamiento de Oviedo y el Gobierno Regional con la licencia de apertura del nuevo HUCA en el epicentro ahora
¿Línea directa?
El Principado y el Ayuntamiento intentan ahora desbloquear la apertura del HUCA, pero hay más asuntos enrocados en materia urbanística, educativa o sanitaria
Foto.- El vial pendiente al HUCA.
19.01.14 - SUSANA NEIRA, Oviedo, en El Comercio.
Unos 300 metros es la distancia del vial pendiente de los accesos al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el que hizo madrugar el martes de esta semana a los periodistas para acudir a la primera reunión oficial entre el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, y los consejeros de Presidencia y Sanidad, Guillermo Martínez y Faustino Blanco, en el Ayuntamiento para desbloquear, solo unos días antes de la apertura de la primera fase del centro sanitario de La Cadellada, el problemático tema de la licencia municipal.
Similar distancia a esos 300 metros separan la sede municipal y regional. Un paseíllo que los responsables de ambas administraciones deberían de cruzar más amenudo para desbloquear o agilizar la larga lista de asuntos pendientes que dependen de ambos: la reordenación de las parcelas de La Vega y El Cristo, el futuro de la plaza de toros de Buenavista, la integración en el Consorcio de Transportes de Asturias, el consultorio de Colloto, la apuesta popular por el museo de las reliquias, las actuaciones pendientes del 'Plan A' ...
Con buena sintonía arrancó la relación entre el presidente regional, Javier Fernández, y el alcalde en 2012. De la reunión mantenida entre ambos tras la investidura del socialista no solo salió una foto charlando distendidamente en los sillones de Presidencia, sino el compromiso de colaborar olvidando aquello del 'cerco a Oviedo' tan manido por Gabino de Lorenzo, y lealtad para trabajar en una comisión para el diseño urbanístico de El Cristo y La Vega, aún pendiente de que se haga pública la solución final pese a que se anunció para la vuelta del pasado verano.
En cualquier caso, con un pacto de no agresión avanzaron los siguientes meses tras esas primeras palabras entre los dos políticos. Hasta el punto de que el popular volvió a presumir en un Pleno de marzo del 2013 de que «todo el mundo sabe que la relación de cooperación con el Principado es buena. Tenemos línea directa con casi todas las consejerías y, especialmente, con la Presidencia». Un entendimiento que, sin embargo, no le hace cerrar los ojos: «Esto no quiere decir que Oviedo renuncie a las inversiones pendientes» y que le haga hecho quejarse, aunque más en privado que en público por la cantidad de asignaturas pendientes de resolver.
Desde marzo a ahora, varios temas han sido puestos encima de la mesa, sin lograr desatascar prácticamente ninguno. A excepción de los de saneamiento tras varios rifirrafes para aprobar los convenios de ampliación de las depuradoras de Villaperi y San Claudio.
Las principales diferencias han llegado con los departamentos de Belén Fernández -con quien también tiene pendiente cerrar la integración de Oviedo en el Consorcio de Transportes de Asturias-, y Ana González, aunque hay para todos. En los últimos meses el Gobierno local ha visto cómo continuaba parado, y ya hay pocas esperanzas de que se ejecute, el convenio para cerrar las inversiones del 'Plan A'. 3,5 millones de euros pendientes para abrir el paso entre la estación de autobuses y la de trenes, la cubierta del Auditorio Príncipe Felipe, la pasarela entre Fuente del Prado y Otero, y la renovación de la pista de voleibol del Parque de Invierno.
El Gobierno regional ha hecho incluso oídos sordos a peticiones que el alcalde llegó a considerar «estratégicas» para la ciudad, como el Museo de las Reliquias. Y a pesar de los intentos del popular de sacarlo adelante, tras la negativa regional ni siquiera él lo ha plasmado en los presupuestos locales de 2014.
Tampoco hay acuerdo por regla general en las inversiones educativas. El Ayuntamiento se queja una y otra vez de que los padres piquen a su puerta cuando falta alguna infraestructura en los colegios del municipio e insiste en que, aunque financie algunas, carece de obligación. Algo que ocurrió con el comedor del colegio del Guillén Lafuerza, que asumió en su totalidad, o el cierre perimetral de patio del Veneranda Manzano, donde un diputado socialista ya lanzó la palabra 'cofinanciación' para asumir el gasto.
Las tiranteces se han extendido a la Sanidad, como con la cesión de la parcela del consultorio de Colloto. Pero sin duda, por relevancia al considerarse centro de referencia, lo del Hospital Universitario Central de Asturias es el tema que más nervioso ha puesto a ambas administraciones después de que el Ayuntamiento alertara de la imposibilidad de conceder la licencia municipal de apertura ante el incompleto anillo perimetral.
Más tensiones
En una tensa conversación durante la apertura de una clínica odontológica de Cáritas en noviembre el regidor alertó al consejero de Sanidad, Faustino Blanco, de la posibilidad de caer en «prevaricación» si le concedía dicho permiso. De aquélla, el socialista se comprometió a agilizar al máximo la licitación, pero han pasado ya dos meses y nada.
Esta semana -en un escenario aún más complicado por la prórroga presupuestaria- en lugar de llamarse por teléfono, el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez y Blanco acudieron directamente al Consistorio para intentar desbloquear el asunto. De lo dicho más bien más de lo mismo. El Consistorio dará licencia de apertura, pero solo para zonas de escaso tránsito. En ningún caso permitirá la apertura de consultas al público en general o el resto que conlleve tráficos significativos, según el informe de los técnicos municipales.
De momento no hay acuerdo claro para un centro que pretende estar totalmente en servicio antes de que finalice el año. Y los plazos son los que son. Aún queda que el Gobierno regional logre que la Junta General le autorice el crédito extraordinario, que salga a concurso la obra, se estudien las ofertas presentadas y se adjudique, y que se ejecute, algo que llevará, solo esta última parte, unos dos meses y medio. Lo dicho, que hay muchas cuestiones pendientes de hacer el paseíllo.
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