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Tras 31 años vuelven…

Tras 31 años vuelven…

Vidrieras para «humanizar» el nuevo Hospital Central

Recupera los paneles de Antonio Suárez retirados en 1985. «Estoy emocionada», dice la trabajadora que los custodió

ELENA RODRÍGUEZ, en El Comercio

«¿Pero son las nuestras?». Una mezcla de asombro y alegría se asomaba ayer en muchos rostros veteranos del HUCA. Lo que estaban viendo desmontar eran las tres vidrieras que en 1961 le fueron encargadas al artista gijonés Antonio Suárez para decorar la capilla del Hospital General. Compuestas por 39 paneles de vidrios emplomados de varias dimensiones, reflejan la curación de una mujer y un niño por parte de Jesucristo, y el Buen Pastor, con el rebaño y las figuras del sol y la luna. En 1985, fueron desmontadas porque el espacio ocupado por la capilla fue adaptado para laboratorios, y el oratorio fue trasladado a un lugar más pequeño, donde los paneles no tenían cabida.

Las distintas piezas fueron envueltas individualmente y custodiadas en dependencias de la Residencia. Y allí han permanecido durante años, bajo la vigilancia de Amelia Cachero, licenciada en Historia del Arte, responsable de realizar el inventario artístico del HUCA y antigua cajera del complejo hospitalario, pues ahora está jubilada. En tres décadas, solo los investigadores que realizaban la tesis tuvieron acceso a ellas. Ahora, todos los usuarios del nuevo Hospital Central podrán verlas en el vestíbulo del edificio de hospitalización. Porque hace unos meses, la Consejería de Sanidad decidió rescatarlas del olvido y ayer, tras ser restauradas en el taller del gijonés Luis Muñiz, fueron instaladas. Se hizo bajo su atenta mirada y la del arquitecto de la Consejería, Jesús Méndez, para quien la ubicación es la ideal porque se aprovecha la luz natural y la altura es casi la misma que la de las vidrieras. Los bastidores en las que van sujetas fueron encajados en dos perfiles, el del suelo y un bajo techo. «Es un método sencillo, que no causa problemas», y cree que las vidrieras «humanizan» el HUCA y rescatan la obra de un artista internacionalmente conocido. «Estoy muy emocionada», confesó Amelia Cachero, quien ha podido seguir el proceso de restauración. Prueba de que se desmontaron con cuidado y han sido bien custodiadas, es que, dice Muñiz, «solo se apreciaron pequeñas fisuras y pérdidas de material en algunos vidrios», cuya restitución ha sido posible gracias a un detallado proceso de documentación que incluía los bocetos originales. Asimismo, ha sido necesario enmasillar, «pues, con el tiempo, el material original de sellado pierde adherencia y se rompe», y «ha habido que ajustar muy fino» al colocarlas en los bastidores. Como curiosidad, descubrió «ciertos atajos en el proceso de ejecución, que podría deberse a una economía de medios a la que pudieron estar sometidos el autor y su cuñado, vidriero profesional».

 

Antonio Suárez, bajo la luz del HUCA

Las vidrieras que el artista creó para la capilla del antiguo hospital se incorporan al nuevo tras treinta años en un almacén

16.07.2016, Elena FDEZ.-PELLO, en La Nueva España.

Las vidrieras que Antonio Suárez creó para la capilla del desaparecido Hospital General de Asturias han sido devueltas a la luz, tras más de treinta años guardadas en un almacén. Desde ayer, recién restauradas y recobrado todo su esplendor, pueden ser admiradas en el HUCA, el Hospital Universitario Central de Asturias.

Las vidrieras salieron del taller del restaurador gijonés Luis Muñiz ayer por la mañana y hacia las diez ya estaban siendo descargadas ante el edificio de hospitalización del hospital de La Cadellada. Allí, en el pasillo que conduce a la zona comercial desde el vestíbulo, quedaron instaladas a media mañana, colocadas sobre unos bastidores a los que están fijadas por seis tornillos y perfectamente acopladas al espacio. Amelia Cachero Losada, funcionaria ya jubilada, licenciada en Historia del Arte y trabajadora durante décadas en el complejo hospitalario del Cristo, siguió atentamente toda la operación y opinó que Jesús Menéndez, el arquitecto de la Consejería de Salud, había acertado plenamente con la ubicación de las vidrieras, que reciben luz directamente desde uno de los patios del edificio.

Ayer debía completarse la instalación de las tres vidrieras que componen la obra, compuestas por 39 paneles y que representan, en el centro, a Jesús como el Buen Pastor y, en los laterales, escenas de curaciones, de un niño y una mujer. Hoy, según explicó Jesús Menéndez, estaba previsto proceder a la limpieza de la cristalera, que, según comentó, puede ser desmontada fácilmente si llegara la ocasión de exhibirla en algún museo o exposición temporalmente.

La obra de Antonio Suárez ha llegado al HUCA para quedarse y junto a ella se mostrarán fotografías de su proceso de restauración y algunos datos cronológicos, como su colocación en la capilla del Hospital General en 1961 o su retirada en 1985.

Supervisando las labores de instalación de las vidrieras estuvo Luis Muñiz, el responsable de la restauración de las vidrieras. No es la primera vez que restaura una obra de Antonio Suárez y también es cosa suya la limpieza de los cuadros de Bernardo Sanjurjo que decoran el salón de actos del HUCA.

Antes de acometer la restauración de la obra de Antonio Suárez recabó toda la información disponible sobre la pieza, incluidos los bocetos del autor. Movió los plomos, remetió la masilla que une los cristales, los limpió y se encargó del transporte entre Gijón y Oviedo, una operación no exenta de complicación, según Muñiz.

La restauración comenzó en mayo, según Luis Muñiz, después de cierta demora en la tramitación de los permisos de la Consejería de Cultura para ejecutar la obra, y en ella ha empleado aproximadamente dos meses.

En los almacenes del Principado, bajo la custodia de la Consejería de Cultura, hay más obras de arte. Jesús Menéndez no quiso adelantar si pronto se incorporará alguna otra al nuevo HUCA. Los profesionales más veteranos, que empezaron su carrera en el General, agradecen ver de vuelta las obras de arte que les contemplaban entonces. Una de ellas, Luci Palacio, trabajadora social, observaba absorta ayer la pieza de Antonio Suárez recién colocada. "Me encanta volver a verla, y luce más aquí", confesaba, con cierto deje de emoción.

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