Teresa Romero y su esposo llegaron ayer al pueblo lucense de Becerreá, de donde ella es natural y donde vive su madre
«El rechazo que hemos vivido ha sido brutal»
Mª Esther Bellón, representante de las enfermeras del Carlos III, ha denunciado el estigma y las coacciones que han recibido de parte de la sociedad
El Comercio
El personal de enfermería del hospital Carlos III ha recalcado, de nuevo, el estigma social que ha padecido por enfrentarse al ébola. Mª Esther Bellón, la enfermera que ha dado voz a estos trabajadores durante la rueda de prensa en la que se ha confirmado el alta médica de Teresa Romero, ha asegurado que los chantajes y las coacciones han sido muy habituales.
«El rechazo que hemos vivido ha sido brutal», ha explicado. «De parte de vecinos, de amigos y de mucha gente del exterior». Padres y madres que no han podido ir a recoger a sus hijos al colegio, cenas y viajes suspendidos para que ellos no participasen. En general, ha explicado, se han sentido maltratados. «Hemos vivido chantajes y coacciones de todo tipo». A pesar de que las explicaciones sobre cómo se contagia el ébola -solo por contacto con fluidos de personas infectadas y con síntomas-, han sufrido y lo consideran «una injusticia».
Bellón ha recordado que todo el personal que ha tratado a los pacientes ha sido voluntario. «Yo volvería a hacerlo», ha asegurado. «Llega un paciente, y tienes que tratarlo. Yo soy una luchadora». Los más de 100 compañeros que han participado en curar a Teresa Romero se han apoyado los unos a los otros. «El equipo ha estado muy unido. Los doctores nos han ayudado mucho, y sin celadores y personal de limpieza no somos nadie», ha recalcado. Aun así, ha insistido en que el personal de enfermería debe participar en la adaptación de los protocolos porque son los que más accesos hacen a las habitaciones de aislamiento.
A pesar de las dificultades, Bellón ha afirmado que la experiencia de tratar a tres pacientes de ébola ha sido «muy enriquecedora aunque también muy triste». El fallecimiento de los dos misioneros, ha explicado, fue duro. «No poder acercarnos a ellos, ni tocarlos, es triste». La curación de Romero, sin embargo, ha sido motivo de «alegría». «Hemos podido salvar un caso de ébola y, sobre todo, a una compañera», ha explicado.
La representante de las enfermeras también ha dado su opinión sobre los doctores que fueron cuestionados por el presidente del Consejo General de Enfermería, que incluso pidió su cese. «Son personas excelentes que no han dudado en ponerse el traje de protección para entrar, a veces incluso a entretener y dar ánimos a la paciente», ha afirmado. Según Bellón, no merecen las críticas que han recibido.
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