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Un colectivo que demanda más atención a los representantes municipales a la hora de desarrollar políticas locales…

Un colectivo que demanda más atención a los representantes municipales a la hora de desarrollar políticas locales…

Uno de cada cinco ciudadanos de las cuencas sufre alguna discapacidad

El colectivo más numeroso, con 20.918 personas, es el que tiene una minusvalía física Suponen un 24% de todos los afectados en Asturias.

04.01.10 - JULIO VIVAS cuencas.co@elcomerciodigital.com | MIERES / LANGREO, para El Comercio.

29.484 residentes de las cuencas mineras sufre algún tipo de discapacidad, según los últimos datos de la Consejería de Bienestar y Vivienda. Si se toma como referencia la población de las dos comarcas -153.048, tal y como recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2009-, las personas que tienen una minusvalía representan el 19% del total. Esto es, uno de cada cinco habitantes de las cuencas.

Ahora bien, la proporción es aún mayor si se contrasta con el número de afectados que hay en toda la región y que asciende a 124.613. En función de esta comparativa, los discapacitados de las cuencas representan el 23,6% del total. El porcentaje es 10 puntos superior a la representatividad que tiene la población de las cuencas mineras con respecto a todos los habitantes del Principado y que es del 14,4%.

Las cifras de la consejería -recogidas en el primer censo sobre la discapacidad- ponen de manifiesto el peso del colectivo de discapacitados en las comarcas mineras. El balance se ha elaborado teniendo en cuenta las áreas sociosanitarias y, como es la primera vez que se realiza, no se puede comparar con años anteriores, pero sí es una buena muestra de cuánta gente tiene algún tipo de limitación y en qué zonas habitan.

El análisis de la consejería de Bienestar Social diferencia tres tipos de discapacidades: física, psíquica y mixta. La discapacidad física es la más común y afecta a 20.918 personas en las cuencas, lo que supone más del 70% de los casos que hay en ambas comarcas. Este tipo de discapacidad la sufren personas que tienen alguna tipo de problema con sus capacidades motoras, tanto de piernas como de brazos. Muchas veces se deben a una lesión medular originada por una enfermedad o un accidente de tráfico, aunque también se enmarcan en este grupo enfermedades de esclerosis múltiple o espina bífida, entre muchas otras. Los hombres son los que más la padecen, principalmente en el rango de edad de más de 65 años, aunque también predomina en el abanico de 18 a 64 años.

Tras la discapacidad física, se encuentra en segunda posición el grado mixto, que agrupa a un total de 6.662 personas y representa a un 22% de los discapacitados de las cuencas. En este grupo se engloban los que cuentan con problemas de visión y auditivos, así como los que aúnan discapacidades física y psíquica. A diferencia de la física, ésta la sufren más las mujeres en el rango de edad de entre 18 y 64 años.

La discapacidad psíquica es la menos predominante, con 1.906 casos, un 6,5% del total. Los afectados sufren limitaciones intelectuales o enfermedades mentales y, síndromes, como el de Down e, incluso, autismo. Aquí los hombres también vuelven a ser mayoría, pero en el abanico de 18 a 64 años, según apunta el estudio.

Estos datos dejan ver la realidad que viven los discapacitados en las cuencas mineras, un colectivo que demanda más atención a los representantes municipales a la hora de desarrollar políticas locales. Aun así, esta tendencia está cambiando, tal y como afirma Victoria Ruiz, la presidenta de Aspaym Asturias, la Federación de Asociaciones de Personas con Lesiones Medulares y gran Discapacidad Física.

En este sentido, destaca el auge que están cobrando las comisiones municipales de accesibilidad en los ayuntamientos. Hasta la fecha, cuentan con este tipo de entidades las administraciones locales de Mieres, Lena y San Martín del Rey Aurelio.

Estos organismos, en los que participa de forma activa Aspaym, así como otros colectivos, vigila el cumplimiento de la ley de accesibilidad en los proyectos urbanísticos que recibe cada consistorio. «Es una buena opción, porque podemos dar una visión distinta a la que tienen los representantes municipales y, a la vez, redunda en beneficio de todos sus ciudadanos», apunta. Algo importante, sobre todo por la orografía de las cuencas, que hace muy difícil la eliminación de barreras arquitectónicas.

Accesibilidad global

No sólo les preocupa la eliminación de obstáculos, sino también la mejora general de la accesibilidad en todos los aspectos, como en el uso de servicios públicos como el transporte o las oficinas municipales.

Un buen ejemplo de eliminación de barreras arquitectónicas es el Ayuntamiento de Mieres cuyo edificio, pese a su antigüedad, se encuentra adaptado casi en su totalidad. Una rampa de acceso por un lateral permite la entrada al inmueble, donde se ubica un ascensor que comunica con las dos primeras plantas del edificio, donde se encuentran la mayoría de los servicios.

También trabaja en ello el Consistorio lenense. Su intención es instalar un elevador para acceder al primer piso de la Casa Consistorial. En este marco, espera la llegada de una subvención. Mientras tanto, y para garantizar la accesibilidad, sobre todo teniendo en cuenta que tienen una concejala discapacitada, las instalaciones municipales cuentan con una oruga que permite subir las escaleras.

Todos estos casos tienen en cuenta la discapacidad de las extremidades. Sin embargo, también se están desarrollando mejoras para aquellos que cuentan con la discapacidad visual o sonora. En este caso, valgan como ejemplos los semáforos sonoros, que avisan cuando éste se pone en verde, o la popularización del lenguaje braile en ascensores y en edificios públicos.

La Casa de Cultura Teodoro Cuesta de Mieres se encuentra adaptada completamente para este tipo de discapacidades. Así, el braile se utiliza en los planos de situación del edificio y en las placas.

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