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No se lo cree ni él…

No se lo cree ni él…

Zapatero asegura que «la reforma laboral busca evitar despidos»

El presidente se muestra convencido de que todas sus medidas para combatir la crisis «darán resultado»

31.07.10 - P. DE LAS HERAS / AGENCIAS | MADRID, para El Comercio.

«Reitero, mantengo y defenderé donde haga falta que lo que buscamos es evitar despidos y que se repitan situaciones como la que hemos vivido ahora», en la que el paro supera el 20%. Son las palabras con las que José Luis Rodríguez Zapatero, en un resumen del último semestre de la acción de su Gobierno que realizó en una comparecencia en La Monclo, defendió la reforma laboral, tras unas críticas de los sindicatos que el jefe del Ejecutivo no recibió muy bien.

Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC OO) la tildaron de «auténtica aberración». El presidente del Gobierno les reprochó que recurrieran a «palabras gruesas». Se trata, dijo, de una errónea «interpretación» de lo acordado. El texto dice que se podrán alegar «pérdidas actuales o previstas» para despedir trabajadores, pero según el jefe del Ejecutivo no se ha presentado suficiente atención al hecho de que esas pérdidas deben poner en riesgo la «viabilidad» de la empresa y además ser «justificadas documentalmente» ante el juez.

Zapatero defendió que el marco laboral actual se ha demostrado ser inútil porque en tiempos de crisis España destruye más puestos de trabajo que nadie. Por eso, puso el énfasis en que ahora se dará flexibilidad a los empresarios para que «ante circunstancias económicas adversas puedan tomar otras medidas antes de llegar al despido, algo que antes no pasaba».

En su balance de lo que definió como «seis meses difíciles y de una intensa acción de Gobierno», el presidente se mostró convencido de que no solamente la reforma laboral, sino todas sus medidas para combatir la crisis -el recorte de gastos para reducir el déficit, la reforma de las cajas y la futura reforma de las pensiones- «darán resultado».

No obstante, aunque sugirió que en el segundo trimestre del año la economía española arrojará crecimiento, y más intenso que el 0,1 % del primero, frenó el optimismo y optó por pedir «cautela» ante una «crisis que es «profunda y compleja». De hecho, recordó que en mayo se produjo un «rebrote inesperado» de la crisis por las dudas sobre la solvencia de la deuda soberana de varios países europeos, entre ellos España.

Zapatero reconoció que esa situación, con la atención internacional centrada en la solvencia de España, fue un «elemento de preocupación», pero que siempre entendió que esa «sensación no se correspondía con la realidad» y que las decisiones tomadas -tanto las reformas como la publicación de los tests de resistencia de las entidades financieras- «han ido poco a poco poniendo las cosas en su sitio» y «haciendo que la solvencia y la credibilidad de la economía española sean hoy mejores que a principios de año».

Y si persisten dudas sobre esa solvencia, afirmó que su receta es «cumplir, cumplir y cumplir», consciente de que durante un tiempo «se va a escrutar el cumplimiento eficaz de las reformas». En ese paquete incluyó la reforma de las pensiones que, recalcó, hay que hacerla «hoy» para que sea razonable y «asumible».

En su opinión, la economía española está en un «momento crucial» para modernizarse y el suyo es «seguramente el esfuerzo más ambicioso de reformas». «Austeridad, reformas y cohesión social», repitió una y otra vez. En esa línea, quiso recalcar que «reformas modernizadoras y políticas sociales son inseparables» y negó que con todas sus medidas el PSOE se haya desplazado ideológicamente porque, según dijo, para hacer política social hace falta primero que la economía crezca y luego «voluntad política» para distribuir la riqueza. Y en eso, recalcó, sí puede acreditar su labor el PSOE.

En su balance, el jefe del Ejecutivo también tuvo que hacer hueco al desmentido de rumores. Negó, por enésima vez, que ronde por su mente una remodelación ministerial y descartó la posibilidad de verse abocado a un adelanto electoral ante la imposibilidad de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2011 por falta de apoyos parlamentarios. «Existen condiciones para una actitud responsable de los grupos», dijo en un claro guiño a PNV y CIU, las fuerzas parlamentarias que, hasta ahora, han facilitado con su abstención la aprobación de las reformas económicas más polémicas.

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