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Más sobre el plan de reordenación que estudian en la Consejería de Sanidad…

Más sobre el plan de reordenación que estudian en la Consejería de Sanidad…

Salud presenta la reordenación sanitaria como un modo de salvar los hospitales comarcales

El documento que debate el Gobierno subraya que la gestión de los centros generales de pequeño tamaño «puede verse comprometida, en términos de calidad y eficiencia»

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ, en La Nueva España

El Gobierno regional sostiene que el plan de reordenación del mapa sanitario que está analizando y debatiendo permitirá garantizar la viabilidad de los hospitales comarcales. El documento señala que la gestión de los hospitales generales de agudos «puede verse comprometida, en términos de calidad y eficiencia» por debajo de las 300 camas, que vienen a equivaler a unos 150.000 habitantes.

Éste es el argumento que el Ejecutivo asturiano emplea para proponer la creación de lo que denomina «complejos multihospitalarios». En la práctica, este concepto se plasma en la existencia, en cada una de las cuatro áreas de salud que establece el documento (resultado de fusionar dos a dos las ocho actuales), de un hospital «de referencia», otro «asociado» y uno o dos más «de apoyo».

En esta nueva estructura, quedarían catalogados como «de referencia» el Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo), Cabueñes (Gijón), San Agustín (Avilés) y Valle del Nalón (Riaño, Langreo). Y como hospitales «asociados» el Carmen y Severo Ochoa, de Cangas del Narcea (en el área Oviedo-Cangas); Grande Covián, de Arriondas (en el área Gijón-Arriondas); Jarrio (en el área Avilés-Jarrio), y Álvarez-Buylla, de Mieres (en el área Langreo-Mieres). Bajo el epígrafe «hospitales de apoyo» figurarían el Hospital Monte Naranco, de Oviedo; Jove y Cruz Roja, en Gijón; la Fundación Hospital de Avilés y la Fundación Sanatorio Adaro de Langreo.

El plan de reordenación auspiciado por la Consejería de Salud y el Servicio de Salud del Principado (Sespa) esgrime el siguiente razonamiento. El tamaño de las áreas sanitarias rurales, con población dispersa y envejecida, «hace necesario dotarlas con hospitales generales de agudos, cuya gestión puede verse comprometida, en términos de calidad y eficiencia, pues en la experiencia europea los hospitales más eficientes y de mayor calidad se sitúan en el rango de las 300-600 camas, para ámbitos poblacionales, por tanto, superiores a los 150.000 habitantes».

Los centros hospitalarios que actualmente son cabecera de área tienen un tamaño desigual. El Central está dotado de 1.201 camas; Cabueñes, de 448, y San Agustín, de 376. Son los únicos que rebasan las 300 camas. Los restantes son de menor tamaño: Valle del Nalón, 204 camas; Álvarez-Buylla de Mieres, 167; Jarrio, 111; Cangas del Narcea, 103, y Arriondas, 90 camas.

Entre los objetivos de esta estrategia, el documento de la administración sanitaria cita el de «complementar la cartera de servicios». Sin embargo, no aclara de qué modo se llevaría a cabo esta complementación, cuestión que cabe aventurar como futura fuente de controversias. Lo único que especifica el plan es una serie de especialidades que serán exclusivas del único hospital «regional» del Principado, el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Algunos aspectos de la filosofía que subyace en el documento que analizan el Sespa y la Consejería de Salud han comenzado a suscitar recelos. Evaristo Lombardero -jefe del servicio de medicina interna del Hospital de Jarrio y miembro del equipo de Juan Luis Rodríguez-Vigil en la época en la que éste fue consejero de Sanidad del Principado- criticó ayer el estudio elaborado por Francisco Javier Elola por encargo del Consejo Económico y Social de Asturias (CES). Un documento cuyas líneas generales guardan semejanzas, al menos parciales, con las que definen la propuesta reorganizativa del Gobierno regional.

Según el médico de Jarrio, el citado estudio de Elola «cita en 17 ocasiones a los hospitales comarcales y siempre para denostarlos». «Todas las observaciones que hace son negativas; por ejemplo, no hace referencia en ningún momento a que facilitan la accesibilidad a los servicios sanitarios», precisa. Lo que extraña al doctor Lombardero es que el trabajo de Elola «no recoge un análisis detallado ni un estudio desagregado» del funcionamiento de los hospitales periféricos, sino «un puñado de conceptos o prejuicios» que se resumen en «una descalificación sumaria y global».

Lombardero señala que «no sé hasta qué punto los prejuicios subjetivos de Elola coinciden con las opiniones del Gobierno». Y agrega que «la obligación de la Administración es salir al paso de informes de este tipo que descalifican a la totalidad de los profesionales».

Por otra parte, Izquierda Unida expresó ayer su postura sobre el proyecto de reordenación del mapa sanitario. La diputada regional Diana Camafeita recordó que, años atrás, su formación planteó una propuesta similar. «La pregunta que debería hacerse la Consejería de Salud es para qué este proyecto y por qué ahora», indicó Camafeita. A juicio de la coalición, las modificaciones del mapa sanitario pueden ser un instrumento idóneo, pero para ello no pueden convertirse en «una medida aislada», sino que deben ir acompañadas de «reformas estructurales de la Consejería de Salud y del papel que se le quiera atribuir al Sespa».

A modo de advertencia, IU subraya que un plan de reordenación de esta naturaleza no puede ocultar «una reducción o externalización de servicios», sino una estrategia que confiera al sistema sanitario «solidez, eficacia y accesibilidad por parte de los ciudadanos».

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