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El C. de Salud de “El Llano” reedita su acreditación Joint Commission y es uno de los mejor colocados para ser Unidad de Gestión Clínica …

El C. de Salud de “El Llano” reedita su acreditación Joint Commission y es uno de los mejor colocados para ser Unidad de Gestión Clínica …

La salud mejor organizada

El centro de El Llano celebra su segunda acreditación de calidad, un logro en el sector que ha permitido que se ganen minutos para la consulta y se genere un sólido equipo

Gijón, A. RUBIERA, en La Nueva España

Los médicos del centro de salud de El Llano llevan varios años arañando minutos para la consulta con los pacientes. A base de quitarse burocracia de encima, de contar con el compromiso del personal de administración para que se hagan cargo de entregar a los enfermos crónicos casi 60.000 recetas al mes sin pasar del mostrador o de contar con la enfermería para los programas de educación sanitaria -muchos de ellos pioneros en Asturias-, el equipo de El Llano está logrando disponer de más tiempo (cerca de 8 minutos) para lo que realmente les interesa: la atención centrada en cada paciente.

Esos ocho minutos -«todo un logro, aunque pueda parecer poco», sostiene Elena Carril, responsable de calidad del centro de salud de El Llano- son sólo una de las muchas consecuencias positivas que ha tenido la acreditación externa de calidad lograda por el centro en 2007 y reeditada ahora con la agencia internacional Joint Commission. Un logro que pocos centros de salud han conseguido -en Asturias sólo El Llano y Moreda- y que, además de un esfuerzo de organización muy importante para todos los implicados, tiene su reflejo en cada pequeño gesto del día a día, de los más evidentes a los más sutiles: en el triaje de las urgencias (algo que, inicialmente, sólo se aplicaba en las urgencias hospitalarias), en la eliminación de pósteres en las paredes -para que la información de salud sólo la ofrezcan los profesionales y se eviten así malentendidos-, en que los radiadores de pediatría estén cubiertos para evitar peligros con los niños, en que la morfina para los paciente en cuidados paliativos esté siempre a disposición de un médico responsable y sujeta a un único protocolo de uso o en que se señalicen los suelos donde hay más riesgo de caídas. Todo ha quedado sujeto al escrutinio y a la bendición de la Joint Commission.

«Una acreditación de calidad es un gran esfuerzo que implica muchos cambios en la forma de trabajo, en la atención a los pacientes, en la organización del centro. Creemos que ahora no sólo atendemos a los pacientes como mejor sabemos; también tenemos en cuenta aspectos relacionados con su seguridad, con la confidencialidad... estándares que eran desconocidos y que son un valor añadido que ofrecemos en este centro», explicaba ayer Rita Uribelarrea, coordinadora en El Llano.

«La acreditación es un plus que se define por la organización que implica. El cambio que se ha introducido en el centro en la forma de trabajar, si nos remontamos a hace 16 años cuando se abrió este dispositivo, es enorme», ratifica Manuel Díaz, responsable del servicio de atención e información al ciudadano y uno de los veteranos del centro. Ese valor añadido, además, supone que el equipo de El Llano -formado por 54 personas-, que trabaja en el mayor centro de atención primaria de Asturias, con 30.000 adultos a su cargo y unos 3.000 niños, trabaja más a gusto, «de una forma más sosegada, más tranquila» y sintiéndose «más equipo», relata, por su parte, Santiago González, responsable de enfermería en El Llano. Ese equipo tiene todas las papeletas para ser el primero de Gijón -o entre los primeros- en convertirse en unidad de gestión clínica. «Estamos abiertos a ello», dicen los portavoces de la plantilla, aunque siempre queden aspectos por perfilar.

Algo más de 4.500 pacientes visitan el centro más de catorce veces al año

A. R., en La Nueva España

El centro de salud de El Llano ha hecho bandera de la calidad, pero es difícil luchar contra algunas inercias que sufren tanto como cualquiera. Una de ellas, el «mal uso y abuso en ocasiones» que hace la población general de los servicios sanitarios, sostiene Elena Carril. Manuel Díaz tiene en mente que, ayer mismo, al atender los requerimientos de un paciente pudo comprobar que con la de ese día se contabilizaban otras 130 visitas en este año de la misma persona al centro.

En El Llano, de los 30.000 usuarios adultos hay más de 4.500 que visitan el centro «14 veces o más al año». Y 8.500 pacientes, más o menos, que sólo piden consulta entre una y cuatro veces al año, según los registros. «El problema de la sanidad no es de recursos, sino de lo mal que se utilizan a veces», reconoce Rita Uribelarrea. Usuarios cada vez más exigentes, con expectativas de medicación o derivación a especialistas que si no se cumplen dejan muy insatisfecho al afectado, son algunos de los lastres de un sistema que en El Llano intentan contrarrestar «fomentando el autocuidado», cuenta Elena Carril. En ese contexto se enmarcan algunas de las acciones formativas y los talleres de salud de los que más orgullosos se sienten en la casa, como «los grupos de deshabituación tabáquica, el de atención a población cuidadora, los talleres de masajes para bebés o el que comenzará en breve a cargo de una matrona, para fortalecer el suelo pélvico en el caso de mujeres con problemas de incontinencia», indica Santiago González. También tienen claro que funciona muy bien la consulta telefónica que hace tres años pusieron en marcha para quienes no pudieran ser atendidos en el día o quienes simplemente con poder hablar con el médico podían resolver un problema.

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