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Artículo publicado ayer en La Nueva España en su edición papel…

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El descanso tras la guardia es irrenunciable

No hay razones para mantener el conflicto en la sanidad pública

Por Celia Gómez, Directora gerente del Servicio de Salud del Principado de Asturias

Así lo hemos defendido y lo defenderemos siempre desde la Consejería de Sanidad. Jamás se ha redactado una línea desde la Consejería que pusiera en duda esta cuestión y, sin embargo, éste es el mensaje que desde la cúpula del SIMPA se envía permanentemente a los profesionales y a la población en general.

El descanso tras la guardia de los médicos es un derecho. Más aun, es necesario porque tras 24 horas a disposición de las eventualidades que puedan surgir, es necesario para cualquier persona que existan horas de descanso suficientes para retomar el trabajo. De hecho, el descanso de 12 horas entre jornada y jornada es un viejo logro de los trabajadores.

Y así se recoge en el decreto que regula la jornada del personal del Sespa. En concreto, el artículo 7, apartado 2, dice que «el personal tendrá derecho a un período mínimo de descanso ininterrumpido de 12 horas entre el fin de una jornada y el inicio de la siguiente». Ésta es una verdad constatable, una evidencia que hace incomprensible, por innecesaria, la reivindicación mantenida por el SIMPA durante estos últimos tres meses. Sin embargo, asistimos a una nueva convocatoria de huelga para enero que insiste en este argumento como «la razón» para continuar el conflicto. ¿Cuál es, entonces, la sinrazón de este debate que produce tanto daño a la salud de los asturianos y asturianas?

Dos pueden ser las razones. La primera, que no haya sido bien explicada o bien comprendida la decisión de la Administración. La segunda, que bajo esa consigna se escondan otras razones que no se puedan explicitar.

De la segunda, poco puedo argumentar, aunque pueda intuir esas razones. Sobre la primera, me corresponde intentar reproducir de forma inteligible, porque sigue existiendo confusión, la realidad del contenido del decreto que ahora se tramita.

Un médico trabaja de 8 a 15, siete horas. Ese día tiene guardia de presencia física. Es decir, permanece en el hospital desde las tres de la tarde hasta las ocho de la mañana del día siguiente, para cubrir las eventualidades que se puedan producir, y al día siguiente descansa. Las horas de trabajo diurno, de ocho a tres de la tarde, son las llamadas de «jornada ordinaria», aquéllas por las que se cobran las retribuciones básicas, como el resto de trabajadores. Las horas de guardia se retribuyen aparte, porque es así como se ha organizado el trabajo de los médicos en todos los países de nuestro entorno. Esas horas de guardia no son de trabajo efectivo, de trabajo programado, sino de disponibilidad para hacer frente a las eventualidades que puedan ocurrir, dado que éstas no son previsibles.

Así, en cada hospital existen salas de descanso para que los médicos de guardia pasen la noche mientras se produce o no una eventualidad que requiera su presencia. En la normativa que aplica a todos los médicos en España así se contempla.

Esta situación no debe confundirse con la de los servicios de urgencia, cuyo personal está trabajando de forma efectiva durante su permanencia en el puesto de trabajo. Por lo tanto, tras la guardia, los médicos descansan y no van a trabajar al día siguiente. Y ese descanso es retribuido como jornada ordinaria, es decir, como si realmente estuvieran desarrollando su trabajo en el hospital.

Los médicos, igual que el resto de trabajadores públicos, tienen una jornada fijada en la ley de Presupuestos Generales del Estado para 2012 de 37 horas y media a la semana o, lo que es lo mismo, de 1.650 horas anuales. Para un médico que hace guardias, esta jornada efectiva se ve reducida, en la medida en que tras la guardia descansa.

Dicho de otro modo, y tomando como ejemplo a un profesional que hace una media de cuatro guardias al mes y otro con una a la semana. Si, por ejemplo, hace guardia un martes, descansa el miércoles, pero esa jornada del miércoles de siete horas se le retribuye. Si estas guardias son cuatro al mes, los descansos suman 28 horas retribuidas que no se trabajan porque se descansan. Para alcanzar las 37 horas y media que establece la ley para todos los empleados públicos, este profesional tendría que trabajar 9 horas y media más a la semana para que esa jornada se cumpliese.

¿Qué propone el decreto? Que todos los trabajadores del Sespa, como el resto de empleados públicos, trabajen a la semana dos horas y media más, tal como obliga la ley estatal y, siguiendo el ejemplo anterior, para el profesional que hace cuatro guardias al mes, otra hora y media en función de la organización del servicio de que se trate. Este máximo de seis horas al mes se cancelará si no se utiliza.

En total, estaríamos hablando, para quienes hacen guardias, de un máximo de cuatro horas de las nueve y media que completarían la jornada del resto de trabajadores.

Ése es el esfuerzo para quien hace dos o más guardias al mes, que supone una jornada semanal que nunca llegaría a las 37 horas y media. Por tanto, para estos casos la jornada ordinaria semanal que contempla el decreto sería como máximo de 32 horas y media.

En conclusión, y para evitar confusiones: en el Servicio Público de Salud de Asturias está garantizado el descanso tras la guardia y se reducen las horas de jornada para compensar la penosidad que supone estar disponible para las eventualidades que puedan surgir durante su presencia en el hospital durante la guardia.

En la actual situación de crisis existen diferentes soluciones para hacer frente a la caída de ingresos por parte de la administración como recortar salarios, plantilla o prestaciones, privatizar o aumentar la productividad para resolver más con los recursos, que son menos, que tiene la administración.

Ésta última es la opción adoptada por la Administración del Principado y que se refleja en el decreto.

Ése es el esfuerzo que ahora tenemos que hacer desde el Servicio de Salud para mantener las prestaciones sanitarias y hacerlo desde un modelo público, evitando privatizaciones, reducción de la plantilla estructural o rebajas salariales.

Y ese mismo esfuerzo es el que se pide a los médicos del Sespa, que estamos seguros sabrán comprender cuando lean la letra del decreto.

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