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Entrevista a “Cuqui” Bances con motivo de su jubilación…

Entrevista a “Cuqui” Bances con motivo de su jubilación…

«El nuevo HUCA es envidiable pero será un hospital caro de mantener»

«Aunque no era la opción que más me convencía, reconozco que el proyecto fue un impulso para una zona deprimida como La Cadellada»

Dámaso Bances Subdirector de Gestión del Hospital Central. Se jubila tras 45 años en activo

Foto: Dámaso Bances, ingeniero industrial, llegó al HUCA casi de casualidad. Su plaza originariamente estaba en el Hospital de Cabueñes, en Gijón, recuerda. Le pidieron que la intercambiara con el Central.

14.04.13 - LAURA FONSECA | OVIEDO, en El Comercio.

Historia viva del HUCA, fue el directivo que más años se mantuvo en ejercicio en la sanidad española. Una especie de Ferguson, el entrenador de fútbol más longevo en el cargo, pero de hospitales. Dámaso Bances (Oviedo, 1943), el casi eterno responsable de Gestión del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se ha jubilado a los 70 años. Lo hizo el pasado lunes, 8 de abril, tras 45 años «en el tajo» y con más nostalgia de la que habría deseado después de que convirtiera la maraña de edificios del Central en su segundo hogar. Eso, a pesar de que las obras de reforma del viejo Hospital General le hayan costado un ojo de la cara. Es literal. El plan para apuntalar el vetusto edificio le causó un golpe de estrés y perdió la visión del ojo izquierdo.

-Cuando llegó al HUCA en 1968, ¿qué había en aquella zona?

-Había mucho 'prao'. Sólo estaba en pie la residencia, que era el Hospital Covadonga, donde saqué la plaza; el Hospital General, de la Diputación, y parte del centro de Rehabilitación.

-¿Cuántos edificios hay ahora?

-Diecisiete, que dieron como resultado un centro hospitalario con 93 puertas de entrada. Una locura. En aquellos años participé en la construcción de Silicosis, del Materno, de las consultas externas, el Edificio A, la planta de cogeneración, la lavandería...

-Imagino que guardará cientos de anécdotas de estas cuatro décadas.

-Uf, a porrón. Darían para un libro.

-Adelánteme alguna.

-Pues desde que nos enteramos casi de casualidad de que se iba a construir el edificio de Maternidad (las grúas aparecieron de un día para otro), hasta que tuvimos que montar el Instituto de Silicosis para su inauguración en quince días. Entonces, los edificios se levantaban en siete meses.

-Podrían haberles contratado para el nuevo HUCA, que empezaron en 2005 y aún no está acabado...

-Se construía de otra forma. Son edificios que se levantaron muy rápido pero que luego dieron problemas.

-En estos años asistió a la construcción de 14 edificios, vio cómo envejecían sus paredes, luchó contra goteras y techos de escayola que caían. Casi se le viene abajo una escalera de incendios, tuvo que apuntalar el viejo Hospital General y, por si fuera poco, un viceconsejero de Sanidad llegó a decir públicamente que en el hospital había riesgo de derrumbe. ¿Me olvido algo?

-No, no, está casi todo. Falta algún que otro incendio y cortes de luz.

-¿Su mérito fue haber sobrevivido al HUCA o a gerentes y consejeros?

-(risas) Pues no sabría decírselo.

-¿Cómo se consigue? ¿Guardándoles sus secretos?

-No, no, qué va. El secreto es centrarte en tu trabajo, que es eminentemente técnico. Hay que tener claro qué es un hospital.

-¿Y qué es un hospital?

-Una empresa que debe basar su funcionamiento en dos pilares: el paciente, por un lado, y el médico y la enfermera, por otro. Un hospital no es un hotel, aunque los pacientes deben estar bien atendidos, recibir buena comida, cambiarles la ropa...

-¿Cuánta ropa lava el HUCA?

-Pues 14 toneladas diarias, que al año suponen 4.554 toneladas.

-¿Y cuántas comidas prepara?

-Otro tanto. Calculo que son cerca de 1,3 millones de ingestas al año.

-¡Ni un hotel de Benidorm!

-Es verdad. Y además, jamás, jamás tuvimos una salmonelosis.

-Pero sí legionella.

-No, no, los casos de legionella detectados en su día no tuvieron su origen en el HUCA, sino en una torre de refrigeración de un hotel cercano.

-¿Le gusta el futuro HUCA?

-¿Como edificio?

-No sé, yo pregunté primero.

-Es un gran edificio.

-¿No es muy grande?

-Es inevitable en un hospital de esas dimensiones.

-¿La que salió adelante era la opción que más le convencía?

-No, aunque reconozco que sirvió de impulso económico para una zona que estaba muy deprimida.

-¿Usted qué habría hecho?

-Hubiera construido un nuevo hospital donde ahora está el viejo.

-¿Era técnicamente posible?

-Era posible. Hubo un proyecto para desarrollarlo en cuatro fases. El único edificio que había que tirar y volver a construir era el del General, los otros se podrían haber reutilizado.

-¿No habría sido un problema tanta grúa y obra junto a pacientes?

-Qué va. Toda la vida hubo obras en este hospital y nunca pasó nada.

-Pero no hubiera sido tan moderno como el de La Cadellada.

-Eso es verdad. Tecnológicamente, el de La Cadellada es un hospital envidiable, eso no se puede negar. Es una instalación extraordinaria.

-¿Será muy caro mantenerlo?

-Sí, claro que será muy caro. Pero la pregunta no es si es caro o barato, sino si es un hospital sostenible.

-¿Y es un hospital sostenible?

-Tendrá que serlo y dotarse de los elementos financieros necesarios.

-¿Eso qué significa?

-Que tendrá que tener el presupuesto suficiente, no menos.

-¿Qué pasará con los terrenos libres que dejará el actual?

-La idea era derribar los edificios, pero, ¿sabe lo que cuesta eso?

-No. ¿Lo sabe usted?

-(Silencio).

-¿Cuánto?

-...igual unos 15 millones de euros.

-¿Derribarlos?

-Derribarlos y desescombrar la zona. Lo que me pregunto es: los derribamos y qué hacemos, ¿un parque?

-Dejarlos en pie también tendría su coste.

-Habría que darles uso. Por eso Alemania va primero que nosotros, porque ellos no despilfarran como aquí.

-¿Qué usos se le podrían dar?

-El edificio de rehabilitación tiene unos gimnasios y unas piscinas que asustan de buenos que son; se podrían alquilar a una mutua o destinarlos a atención de pacientes de la pública. En Silicosis podrían poner juzgados... Hay muchos usos alternativos.

-Se hablaba de hacer viviendas.

-¿Cree que estamos para viviendas? Otra cosa en la que hay que pensar es qué va a pasar con los equipos que no vayan al HUCA. ¿También los tiramos?

-Hombre, habrá equipos que ya no valgan para mucho.

-Es verdad, hay equipamiento que es chatarra, pero hay otro muy valioso que no se va a trasladar y que habrá que pensar qué hacer con él.

-Prolongó su trabajo hasta los 70 años, y así y todo no ha sido capaz de ver inaugurado el nuevo HUCA.

-No fueron capaces ellos, no yo (risas). Sinceramente, me hubiera gustado cerrarlo porque casi lo abrí yo.

-La Consejería de Sanidad dice que lo inaugurará en enero de 2014.

-Tengo dudas sobre esa fecha. La veo precipitada para cómo está el hospital.

-Hombre, a lo mejor lo abren como hizo usted con el Materno-Infantil y el Instituto de Silicosis.

-Bueno, ya lo inauguraron cinco veces, ¿no?

Al Oviedo volvería hasta de acomodador, pero no de presidente

-¿Para cuándo un derby Sporting-Oviedo? Lo digo más por el Oviedo que por el Sporting, ¿sabe?

-Me imagino (risas). Confío en que sea pronto. Sería muy bonito para las dos aficiones. Y lo digo más por el Oviedo, ¿sabe?

-Mire que, de momento, lleva las de perder.

-Será por poco tiempo, ya verá.

-Ha sido presidente del Real Oviedo durante tres años. ¿Volvería?

-Al Oviedo volvería siempre, trabajaría hasta de acomodador, pero no como presidente.

-¿Tan mal le fue como 'presi'?

-Me llevé muchos disgustos... pero bueno, era algo que sabía de antemano.

-¿Es de Slim, vamos, 'slimista'?

-Soy oviedista y me siento orgulloso de pertenecer a un equipo que tiene la mejor afición del mundo. Lo siento por los del Sporting. Tengo que confesar que el HUCA y el Oviedo son mis dos pasiones.

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