Al margen de las características de cada caso, lo importante es la consideración de atentado, por nuestra condición de funcionarios públicos.
Las denuncias de médicos a pacientes se triplican en tres años en Asturias
Una juez condena a un año y medio de cárcel a un celador de un centro de salud de Gijón que agredió a un psiquiatra por negarse a darle la baja
Oviedo, Pablo ÁLVAREZ, para La Nueva España
Las denuncias de médicos a pacientes aumentan en el Principado a un ritmo muy considerable. Las cifras se han triplicado en los tres últimos años, según los datos del Colegio de Médicos de Asturias. De las nueve contabilizadas en 2005 (año de apertura del registro colegial), se ha pasado a 12, en 2006; a 19, en 2007, y a 21, en lo que va de 2008, un ejercicio que podría cerrarse con cerca de una treintena de denuncias. Cuarenta de estos casos han llegado a la vía judicial. De ellos, 19 se han resuelto con una sentencia condenatoria y los restantes están en fase de tramitación.
Todos los casos tramitados por el Colegio de Médicos consisten en agresiones verbales, básicamente, amenazas, insultos o coacciones, según explicaron fuentes de la asesoría jurídica de la corporación médica. Sin embargo, algunos de estos episodios -no incluidos en el citado registro- han llegado a la violencia física. De hecho, ayer se conoció la segunda sentencia dictada en la región que califica de delito de atentado la agresión del usuario al facultativo, en este caso al psiquiatra Guillermo Rendueles.
Un caso que presenta una característica muy singular: el agresor y el agredido eran compañeros de trabajo, celador aquél y psiquiatra éste. El atacante ha sido condenado a un año de prisión por dicho delito y a otra de seis meses por una falta de lesiones (aunque no ingresará en la cárcel, al carecer de antecedentes penales). Asimismo, deberá indemnizar al médico con 4.731 euros.
El suceso acaeció en mayo de 2007. Tuvo como escenario el centro de salud de Pumarín, de Gijón. El agresor había amenazado al médico con matarlo si no le concedía la baja laboral. Asimismo, le ocasionó lesiones que requirieron asistencia médica y tardaron 75 días en curar.
La sentencia ha sido dictada por el Juzgado de lo penal número 3 de Gijón. Cuenta con un solo antecedente en Asturias: el pasado mes de abril, otra resolución judicial condenó a un año de prisión a una mujer que insultó y propinó un puñetazo en la mandíbula a su médica de cabecera -en un centro de salud de la cuenca del Nalón- por no extenderle todas las recetas que le había solicitado.
La sentencia difundida ayer por el Servicio de Salud del Principado (Sespa) -que se ha hecho cargo de la representación y defensa de ambos profesionales- impone al acusado una pena de un año de prisión como responsable de un delito de atentado y otra de seis meses por una falta de lesiones. A esta sanción se le suma una falta de amenazas (que tuvieron como destinataria a la secretaria del centro de salud), a la que corresponde una multa de 20 días con cuota diaria de seis euros y la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros del médico y de comunicarse con él durante dos años y medio. Además, en concepto de responsabilidad civil el acusado deberá indemnizar al médico con 4.731 euros. Contra la sentencia cabe apelación ante la Audiencia Provincial.
«La juez ha tenido en cuenta en su calificación la condición de funcionario público del médico agredido», indica el comunicado del Sespa, en alusión a la doctrina establecida tiempo atrás por el Tribunal Supremo, según la cual un ataque de particulares a quienes desempeñen funciones públicas puede ser constitutivo de atentado.
El Colegio de Médicos de Asturias había solicitado al fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la región un tratamiento de estas características para las agresiones a facultativos. El Principado fue la tercera autonomía que logró esta calificación, que hoy constituye ya una práctica generalizada.
La sentencia considera probado que el condenado acudió al servicio de Urgencias del centro de salud de Pumarín. Al entrar en el despacho del doctor Rendueles, lo amenazó con matarlo si no le concedía la baja laboral. Abalanzándose sobre él, le ocasionó lesiones que requirieron asistencia médica y que tardaron en curar 75 días, quedándole secuelas en la mano izquierda.
El comunicado del Sespa -que omite datos personales- señala: «Ha quedado acreditado que el acusado, que carecía de antecedentes penales, padecía un trastorno mixto límite de personalidad y que el día de autos había ingerido alcohol, por lo que sus facultades volitivas se hallaban ligeramente afectadas».
La nota del Sespa concluye indicando que la Administración sanitaria «dispone de un plan para prevenir y atender las situaciones conflictivas en los centros sanitarios».
LA SENTENCIA CONSIDERA QUE SE PRODUJO UN ATENTADO CONTRA LA AUTORIDAD.
Condenado a año y medio por agredir a un médico
El paciente que golpeó al facultativo exigía que le firmase la baja laboral.
05/11/2008 S.D.M., para La Voz de Asturias
El estatuto marco concede a los médicos la categoría de funcionarios y como tales son, en cierta medida, representantes de la Administración. Por ese motivo, una agresión a un facultativo que está ejerciendo su profesión supone un atentado contra la autoridad. Así figura en el código penal y esa es la filosofía que están siguiendo los juzgados cuando analizan las denuncias que les llegan. El Sespa reveló ayer que el juzgado de lo penal número 5 de Gijón ha emitido una sentencia siguiendo estos principios. Es la segunda resolución judicial que se pronuncia en los mismos términos en sólo un año, aunque aún quedan más por salir. Mientras que el Sespa apoya a sus trabajadores con la asistencia letrada, el Sindicato Médico (Simpa) asegura que es necesario dar difusión a este tipo de fallos para proteger a los profesionales sanitarios.
La sentencia del juzgado de Gijón considera probada la agresión a un médico de un paciente que acudió al servicio de Urgencias de un centro de salud de la ciudad. Al entrar en el consultorio, el condenado amenazó con matar al facultativo si no le concedía la baja laboral. Posteriormente, se abalanzó sobre él y le ocasionó lesiones que tardaron en curar 75 días. Lo mas grave es que al profesional le han quedado secuelas en la mano izquierda.
El juez también tiene en cuenta que el agresor carece de antecedentes penales, que sufre un trastorno mixto límite de la personalidad y que, el día en que sucedieron los hechos, había ingerido suficiente alcohol para alterar sus facultades.
El fallo reconoce que el acusado es el responsable de un delito de atentado contra la autoridad, por lo que le impone una pena de un año de prisión. También considera que cometió una falta de lesiones, que añade seis meses más a la condena, y de otra de amenazas, que suma una multa de veinte días con una cuota diaria de 6 euros. Le prohíbe acercarse a menos de 200 metros del médico y a no comunicarse con él durante dos años. Por las lesiones causadas, y en concepto de responsabilidad civil, el agresor deberá indemnizar al médico con 4.731 euros.
El facultativo y letrado del Simpa, Nicolás Gonçalves, explica que los médicos están sometidos a muchas presiones y considera que la justicia debe ser contundente y ejemplarizante para proteger el ejercicio de su profesión. Gonçalves indica que hay muchos profesionales que lo pasan realmente mal ante pacientes agresivos y que el Sespa tiene que actuar, ofreciendo siempre sus asistencial legal.
precedentes.
Dos sentencias
05/11/2008
"Condenado a año y medio de prisión por agredir a un médico". Era el abril de 1997 y el caso captó los titulares. Entonces, los facultativos no eran funcionarios, excepto una serie de profesionales, con funciones propias, que tenían una categoría diferente. Uno de estos médicos presentó una denuncia contra un paciente que le agredió porque quería colarse y ser atendido cuando no tenía hora. Hicieron falta 11 años para que se produjera una resolución judicial similar. Fue en abril del 2008. Ahora los médicos estatutarios son funcionarios y las agresiones se consideran atentado contra la autoridad.
Condenan a 18 meses de cárcel al agresor del psiquiatra Guillermo Rendueles
La sentencia recoge que se trata de un delito de atentado contra un funcionario
OLAYA SUÁREZ, GIJÓN, para EL COMERCIO
Un año y medio de cárcel. Es la pena impuesta para un hombre de 50 años que en marzo de 2007 agredió al psiquiatra Guillermo Rendueles en el ambulatorio de Pumarín. El juzgado de lo Penal número 3 de Gijón ha emitido la segunda sentencia en el Principado que califica como atentado la agresión a un facultativo médico por parte de un usuario del sistema sanitario. La resolución judicial considera que A. A. A. B. es responsable de un delito de atentado, que castiga con un año de cárcel, además de una falta de lesiones, con una pena de seis meses de prisión. Por una falta de amenaza deberá abonar una multa de veinte días con una cuota diaria de seis euros. Además, se le impone la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros al ambulatorio de Pumarín, así como comunicarse con el psiquiatra durante dos años y medio. En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar al médico con 4.731 euros.
La juez tuvo en cuenta al dictar la sentencia el derecho del funcionario a la protección de «la pacífica prestación del servicio público encomendado y deja claro que cualquier ataque de particulares a quienes desempeñen funciones públicas puede ser constitutivo de atentado», explican fuentes del Gobierno del Principado.
Los hechos enjuiciados tuvieron lugar en mayo de 2007 en el ambulatorio de Pumarín, donde Guillermo Rendueles pasa consulta. A primera hora de la mañana de un miércoles, A. A. A. B. accedió a las instalaciones «en estado de excitación y con signos evidentes de nerviosismo», según quedó recogido en el parte policial. Al entrar en la consulta, el acusado «exigió que le entregase una baja laboral y amenazó con matarlo sino la cursaba de forma inmediata.
Cuchillo
Debido a lo alterado que estaba el paciente, el doctor se dispuso a salir del despacho para avisar a los servicios de seguridad. En ese momento, el agresor se abalanzó sobre él y le tiró al suelo, provocándole fracturas en los dedos de una mano. El individuo fue arrestado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía. En el cacheo le ocuparon un cuchillo de catorce centímetros de hoja. Fue trasladado al área de psiquiatría del Hospital de Jove. En la sentencia queda acreditado que «el acusado, que carecía de antecedentes penales, padecía un trastorno mixto límite de la personalidad y que el día de autos había ingerido alcohol, por lo que sus facultades volitivas se hallaban ligeramente afectadas». De las pruebas practicadas, según explican fuentes oficiales del Gobierno regional en representación del Sespa, «la juez aprecia como más coherente y contundente la versión del denunciante que la del acusado, como quedó corroborado por la prueba testifical practicada en el juicio, por lo que califica, de conformidad a lo interesado por el Ministerio Fiscal y la acusación particular, como atentado el delito cometido».
El Sespa recuerda que dispone de un plan para prevenir y atender las situaciones conflictivas en los centros sanitarios. En el marco de este plan «se ha desarrollado un programa de formación, con el que se ha pretendido dotar a los profesionales de herramientas para que sepan cómo abordar este tipo de situaciones».
«Yo habría preferido no llegar a juicio, pero no fue posible», afirma Rendueles
Oviedo, P. Á., para La Nueva España
«La sentencia me parece bien. Lo que había pedido el fiscal era adecuado y los hechos que se reconocen son los que realmente sucedieron», explicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA el psiquiatra Guillermo Rendueles, poco después de conocer el contenido de la sentencia que condena a la persona que, en mayo de 2007, lo agredió causándole una serie de lesiones en la mano de las que tardó más de dos meses en recuperarse.
El atacante trabajaba como celador en el centro de salud de Pumarín, de Gijón, el mismo en el que ejerce el doctor Rendueles. «Yo habría preferido que me hubiera pedido perdón y no tener que llegar a juicio, pero no fue posible», indicó el médico gijonés, quien agregó que desde el triste suceso no ha vuelto a encontrarse con su agresor. «Tengo entendido que lo han trasladado a otro centro del Sespa, pero no sé mucho más», indicó.
Subraya Guillermo Rendueles que el momento del juicio «fue desagradable». En el lado positivo, afirma: «En todo momento tanto la secretaria del centro de salud [que fue amenazada por el agresor] como yo nos hemos sentido amparados por la ley y bien defendidos».
El doctor Rendueles precisa que, pese a la patología mental que padece el condenado (un trastorno de personalidad al que en aquel momento se le sumaba una elevada ingesta de alcohol), «no puede decirse, en absoluto, que el enfermo psiquiátrico sea más violento, porque la inmensa mayoría de nuestros pacientes son muy respetuosos y correctos».
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