Afectará a toda la sanidad asturiana y se mantiene la previsión del 2011 para su efectividad
El traslado al nuevo hospital obligará a reducir un 30% los tiempos de ingreso
La estancia media deberá pasar de 9,5 días a menos de 7 l La cirugía sin hospitalización ganará peso
Oviedo, Pablo ÁLVAREZ, para La Nueva España
El desafío es tan fácil de enunciar como difícil de ejecutar: introducir un hospital de 1.300 camas en un nuevo edificio que dispondrá de poco más de 1.000. ¿Cómo hacerlo? La respuesta es tan sencilla como el enunciado del problema: «Tendremos que reducir necesariamente en un 30 por ciento la estancia media de los pacientes», sentencia Mario González, gerente del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en alusión al futuro traslado al recinto que está construyéndose en los terrenos de La Cadellada.
Este reto deberá ser compaginado con otro: incrementar la cifra de operaciones que no requieren hospitalización. El año pasado en el Central se llevaron a cabo 5.414 intervenciones de forma ambulatoria, el 25 por ciento del total (un porcentaje, por cierto, inferior al de los años anteriores).
Difícil se presenta el primer objetivo porque, en 2008, el promedio de hospitalización de cada enfermo del complejo sanitario se situó en 9,5 días. Cumplir el objetivo enunciado por el gerente significaría rebajar la estancia media por debajo de 7 días. La diferencia entre ambas cifras es muy abultada, ya que «cada décima implica una dificultad muy importante», según Mario González.
Y es que el reto se afronta décima a décima. Si en 2005, cada paciente estuvo en el Hospital Central una media de 10,17 días ingresado, al año siguiente la cifra se rebajó a 9,89. Y en 2007, a 9,77. Como puede observarse, tal parece que esta batalla contra las estancias innecesarias requiere un esfuerzo de gestión hercúleo en busca de la eficiencia.
Cada decimal es relevante. El gerente del Central hace números y concluye que las tres décimas de rebaja de 2007 a 2008 han implicado, en un hospital de 1.300 camas, la posibilidad de ingresar a unos 650 pacientes más el año pasado. De hecho, y aunque habría que considerar también otras variables -por ejemplo, el índice de ocupación-, en 2008 el centro sanitario registró 40.050 ingresos, 529 más que en 2007.
Con todo, ni la estancia media es «el único indicador que hay que tener en cuenta» ni se trata de «bajar la estancia porque sí», puntualiza Mario González, quien agrega: «El tiempo de estancia ideal es el que cada paciente necesita». Dicho esto, el gerente del complejo hospitalario se sincera: «Nuestras cifras actuales son mejorables». ¿Las ideales? No resulta sencillo determinarlas, o al menos Mario González no quiere arriesgar.
Por otra parte, las comparaciones con otros hospitales deben ser planteadas con prudencia, pues es necesario tener en cuenta el nivel de complejidad de los casos que cada centro sanitario atiende. Pero la prudencia no oculta que las cifras de estancia media del Central, si son comparadas con las de otros hospitales de características similares, desvelan que «estamos un siete por ciento por encima» de la media, reconoce el gerente.
Lo que resulta irrefutable es que reducir la estancia de los enfermos en un hospital implica que menos camas puedan dar cabida a más pacientes. En consecuencia, el objetivo que se plantean los responsables del Hospital Central es ineludible si se aspira a llegar al momento del traslado al edificio de La Cadellada en condiciones de que todos los enfermos ingresados puedan pasar de un edificio a otro.
En el capítulo de estancia media, las diferencias son muy abultadas entre unos servicios y otros, algo natural si se atiende a las diferencias entre procesos patológicos y entre el nivel de complejidad de las operaciones. Como ejemplo, en 2007 los pacientes del servicio de rehabilitación estuvieron hospitalizados un promedio de 61,37 días; los de oftalmología, 2,89 días
¿Cómo buscar una optimización de las cifras? El gerente del Central otorga una importancia primordial a la implantación de vías clínicas, una suerte de «circuitos» que determinen con claridad el camino que ha de seguir cada paciente en función de su situación. Protocolos a los que han de atenerse todos los profesionales. No es un secreto que, en la actualidad, abundan las disparidades en las estrategias asistenciales que se aplican a los enfermos, de modo que a dos pacientes que presentan cuadros muy similares se le ofrecen, en un mismo hospital, soluciones muy distintas.
En este tránsito hacia la homogeneización de criterios, Mario González considera muy relevante la extensión de las unidades de gestión clínica, entidades que en su mayoría aglutinarán varios de los actuales servicios. Al otorgar a los médicos un mayor protagonismo organizativo se supone que este modelo ha de impulsar la asunción de criterios comunes entre ellos. En un principio está previsto que todos los servicios del Central queden agrupados en 21 unidades de gestión clínica.
La capacidad del nuevo HUCA bajará a 960 camas si un 40% de las habitaciones son individuales
La nueva filosofía de gestión que Mario González quiere implantar en el futuro Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) incluye un mayor volumen de operaciones sin ingreso. Una medida llamada a propiciar que «el viejo hospital quepa sobradamente en el nuevo», indica el gerente del complejo hospitalario.
Esta tendencia a operar sin hospitalizar puede resultar determinante en la consecución del compromiso de que un 40 por ciento de las habitaciones del futuro HUCA sean individuales, si bien todas están preparadas para albergar dos camas. Este plus de confortabilidad para los enfermos tiene un precio: implicaría reducir la capacidad del edificio hasta las 960 plazas. «Este objetivo no se conseguirá al principio, cuando lleguemos, sino de una manera progresiva y con cierta rapidez», señala Mario González.
Mario González asume más protagonismo en la planificación del traslado
Mario González, gerente del Hospital Central de Asturias, acaba de asumir un mayor nivel de protagonismo en los trabajos de planificación del traslado del actual edificio, ubicado en el barrio ovetense del Cristo, al nuevo, que se está construyendo en los terrenos de La Cadellada. Si todo rodara según figura en los papeles, el nuevo recinto sanitario estaría concluido el 7 de abril de 2010, cuatro años y diez meses después del inicio de las obras. Y, también sobre el papel, podría estar en condiciones de entrar en servicio alrededor de un año más tarde, justo en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales previstas para mayo de 2011.
El gerente del Central asegura que su agenda de trabajo continúa estructurada sobre estas previsiones. Sin embargo, la realidad indica que son cada vez menos los que piensan que estos plazos puedan cumplirse al pie de la letra. Todo apunta a una cierta prolongación de los trabajos y a un debate -tal vez más político que técnico- en torno a qué significa la palabra «terminado» para un proyecto de esta envergadura.
Situado el calendario en el inevitable contexto político, lo previsible es que el horizonte temporal decisivo lo marquen los citados comicios autonómicos.
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