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En el conflicto de Arriondas, los regidores van por un lado y los trabajadores por otro …

En el conflicto de Arriondas, los regidores van por un lado y los trabajadores por otro …

Los alcaldes creen que la calidad sanitaria del hospital es «igual» que la del resto de Asturias

Consideran que la integración del Grande Covián no afectaría a los usuarios y aseguran que se trata de una batalla laboral

04.04.09 - ANA MORIYÓN, LLANES, para El Comercio

A los alcaldes del Oriente les da igual el modelo de gestión que articule el Hospital Grande Covián mientras que funcione bien y, a su entender, lo hace «con iguales condiciones» que el resto de los hospitales de la región que sí están integrados plenamente en el Servicio de Salud Pública del Principado de Asturias (Sespa). Por ello, consideran que la batalla abanderada por los trabajadores y respaldada en la Junta del Principado por el PP e IU para integrar el equipamiento médico no responde a criterios sanitarios sino laborales, «que no afectan para nada a la calidad asistencial que reciben los usuarios».

La mayoría de los regidores -los que gobiernan bajo las siglas del PSOE- comparten esta línea, defendida en los últimos meses por el Gobierno del Principado. Sin embargo, los regidores de Peñamellera Alta y Peñamellera Baja -del PP- y también el alcalde de Ponga -del URAS, en colación con el PP- insisten en la necesidad de integrar el centro médico emplazado en Arriondas «para que deje de ser de segunda y esté a la altura de otros hospitales similares», declaraba ayer la regidora de Peñamellera Alta. Rosa Domínguez fue más allá e instó a los alcaldes del PSOE a «dejar de seguir las directrices del partido y empezar a trabajar por un hospital de calidad».

El presidente de la mancomunidad del Oriente, Alejandro Reimóndez, recordaba ayer que el hospital está financiado en un 100% con dinero público y, además, está previsto que en los próximos meses el Sespa controle directamente el Patronato. «Tanto en recursos como en gestión, el de Arriondas es un hospital más de la red», sentencia.

Inversiones importantes

En la misma línea se posicionaban ayer la mayor parte de los regidores. Así, el alcalde de Cangas de Onís declaraba que «lo importante es que el hospital funcione bien y no su modelo de gestión». Para Alfredo García, «en los últimos años se ha hecho una inversión muy importante en el hospital y prácticamente está al mismo nivel que cualquier otro de la red pública», por lo que «no creo que el problema sea la total homologación». También desde Colunga Rogelio Pando ahondaba en esta misma idea. «El hospital presta unos servicios excelentes y funciona a la perfección. Cada vez hay más presupuesto, más médicos y más camas. No creo que con la integración vaya a cambiar en nada el servicio que se ofrece a los ciudadanos», declaraba. Ramón Canal, regidor de Ribadesella, mantiene que el hospital ofrece en la actualidad «unos servicios iguales o incluso mejores que los de cualquier otro equipamiento de Asturias».

Otra cuestión, reconocen, son las reivindicaciones laborales. El propio presidente de la mancomunidad quiso diferenciar este aspecto e instó a los afectados a resolver estas cuestiones «por los cauces pertinentes, a través de una mesa de negociación, y no lanzando acusaciones continuas en prensa que para nada benefician la imagen del hospital». Además, quitó legitimidad «a quienes se erigen como portavoces de la ciudadanía y no se sabe a quién representan».

Tanto el presidente de la mancomunidad como el alcalde de Cabrales advertían incluso del riesgo que correrían muchos trabajadores en el caso de que el hospital quedara integrado y se convocara una oferta pública de empleo. «La ley es muy estricta y podría ponerse en peligro el trabajo de mucha gente», comentaba José Vicente del Carmen, quien también considera que el hospital «ya funciona igual que si estuviera integrado».

Para el mandatario local de Peñamellera Baja, sin embargo, la calidad asistencial del Grande Covián no tiene nada que ver con la de otros hospitales públicos. José Manuel Fernández, del PP, dice que muchos vecinos acuden a los hospitales de Cantabria «porque les ofrecen mejores servicios». En su opinión, «es de justicia que todos los asturianos tengamos derecho a un hospital de calidad e integrado en la red pública». Y, si tantas ventajas tiene para el Principado la fórmula actual, «que hagan fundaciones para el resto de los hospitales de la región», espetó. De su idea es también partidario el regidor de Ponga, Cándido Vega, quien entiende que «no hay duda que integrar el hospital en la red pública supondría mejoras».

La proposición de ley presentada por el PP que se debate en la Junta del Principado también fue motivo de críticas. Desde Amieva, Ángel García se pregunta «por qué el PP no integró el hospital cuando estuvo en el Gobierno», mientras que su homólogo en Onís, José Antonio González, recuerda que el PP tuvo «mayoría suficiente en el Parlamento regional para promulgar todas las leyes que hubiera querido y haberlo integrado, pero no lo hicieron».

Los cambios en cardiología ponen en peligro la calidad asistencial, aseguran los médicos

Cardiólogos, neumólogos, internistas y nefrólogos niegan las afirmaciones de la gerencia del hospital y señalan que la reorganización no fue consensuada

Arriondas (Parres), Bárbara MORÁN, para La nueva España

Los médicos del Hospital de Arriondas denunciaron, ayer, que los últimos cambios ordenados por la dirección del hospital para el servicio de cardiología y neumología afectan a la calidad asistencial de los pacientes. Los facultativos advierten de que estas decisiones, que han sido tomadas «sin consensuarlas» con los médicos implicados, han llevado al Grande Covián a una situación de «caos» en las atenciones a los pacientes dependientes de estas especialidades.

A pesar de que la dirección del centro asegura que los cambios sí fueron «consensuados con los profesionales», los diez médicos adjuntos al servicio de medicina interna del hospital rebatieron la versión de la dirección del centro.

Para defender su postura, los facultativos de cardiología, nefrología, neumología y medicina interna, con la única excepción del jefe de este servicio, José Luis Molins, relataron que el día 16 de marzo, por la mañana, se encontraron con que las camas de hospitalización de cardiología habían desaparecido, y los enfermos estaban asignados a medicina interna.

«La carta informando de este cambio fue recibida más tarde, y como respuesta a nuestras protestas y tras dos escritos logramos una semana más tarde ser recibidos por la dirección médica», señalaron. Los médicos aseguran que de aquella reunión salieron sin «sin ninguna directriz clara sobre cuáles serían las patologías que deberíamos atender, o sobre qué protocolos de actuación se instaurarían, ni fecha para otra reunión».

Los médicos advierten de que están viviendo una situación «límite», ya que no saben «ni qué pacientes vamos a atender hoy, ni a cargo de quién estarán. ¿Cómo puede la gerencia hablar de consenso?», preguntan los facultativos. Denunciaron que las actuaciones de las últimas semanas son «la negación del trabajo científico y en equipo», y lamentaron tener que recordar que nadie les ha consultado nada porque «estamos viviendo tiempos de improvisación y autoritarismo», en los que su opinión «se ignora» y «la calidad de atención al enfermo no parece importar, porque este equipo directivo los ha reducido a meras cifras en un listado».

Los médicos afectados por la reorganización de cardiología también reclamaron su derecho a dar una asistencia digna, a trabajar corporativamente en beneficio de los pacientes, según criterios científicos y de gestión clínica, y no mediante el arbitrario criterio de «desvestir un santo para vestir otro», concluyeron.

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