Según el plan de incremento de la seguridad que estaba ya en marcha
EL DISPOSITIVO BUSCARA UN PLUS DE SEGURIDAD PARA LOS RECIEN NACIDOS.
El área de Neonatología del HUCA incorporará un registro de errores
Un curso preparará a los enfermeros neonatólogos Asturias será pionera en dar perfil a la especialidad.
18/07/2009 GEORGINA FERNANDEZ, para La Voz de Asturias
El servicio de Neonatología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) instalará un registro de errores para mejorar su calidad asistencial. No es una decisión tomada ahora, a raíz del dramático suceso por el que perdió la vida un bebé, Rayan, en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, sino que forma parte de un plan de incremento de la seguridad que también incluye la próxima implantación del perfil profesional para el enfermero neonatólogo. Asturias se convertirá así en la primera comunidad autónoma que dará ese carácter a ese campo médico.
Quien informa de estas novedades es Gil Daniel Coto Cotallo, profesor titular de Pediatría de la Universidad de Oviedo, médico adjunto de Neonatología del Hospital Central y, estos días, jefe en funciones de este servicio que, ayer, rodeado de incubadoras, opinaba que lo que le ocurrió a la enfermera que le administró por error a Rayan alimentación por vía intravenosa, "es un error que le puede pasar a un experto y también a un novato. Es un momento tonto de consecuencias muy graves". El lleva la friolera de 36 años en el servicio del HUCA y dice que aquí nunca ocurrió nada igual. Sí otros errores --"pero no de trascendencia vital" asegura--. "Por ejemplo, de medicación, que son más habituales".
De hecho, hace diez años que este servicio del Hospital Central que acoge a los pacientes recién nacidos incorporó una novedad: instaló sondas intravenosas blancas y nasogástricas --las que conectan con el estómago del niño por la nariz-- de color naranja. Eso es suficiente? Lo ha sido hasta ahora, pero Gil Coto quiere darle una vuelta de tuerca a la seguridad y que las dos bombas que alimentan las sondas nasogástrica e intravenosa, en lugar de ser idénticas, como ahora, sean distintas y, a la vez, que también sean diferentes las conexiones, de tal modo, que sea imposible cometer un error como el que costó la vida a Rayan. Eso sería un plus de seguridad, en su opinión.
El registro de errores también busca esa garantía suplementaria. Gil Coto explica que un neonatólogo del Central se trasladará al Hospital de Cruces de Bilbao, donde ya existe ese dispositivo, para luego montarlo en el servicio de neonatología del centro sanitario asturiano.
En ese registro se comunicarán anónimamente y sin aportar ningún nombre, las prácticas erróneas. Pero, a este experto le parece, tan importante o más, el que por fin, los enfermeros neonatólogos puedan acceder a una acreditación académica que los identifique como especialistas en ese área. Eso va a ser realidad el próximo octubre, cuando se ponga en marcha el curso de Experto universitario de enfermería en cuidados intensivos neonatales que dispondrá de un módulo teórico de 20 créditos, un módulo teórico práctico e incluirá un proyecto de investigación.
A Gil Coto le preocupa mucho la formación del personal del servicio. Los médicos hacen la especialidad MIR, pero a los enfermeros no se les reconoce su paso por este área del hospital. "Ahora, explica el director en funciones, llega personal nuevo contratado; está aquí tres o cuatro años, y cuando domina la neonatología, le vence el contrato. Al renovarlo, lo mandan a otro sitio. Y no sirve de nada la opinión de los médicos y las enfermeras del departamento; desde la dirección de Enfermería se dice que no tienen perfil neonatológico. Entonces llega otro profesional y empieza de cero".
Así que le complace mucho que esta vieja reivindicación se vaya a cumplir. El lo explica desde su amplia experiencia en el servicio: "Aquí se maneja a recién nacidos, muchos de ellos prematuros. Hay que tener experiencia en coger una vía venosa diminuta; manejar las aspiraciones; las respiraciones.. La experiencia es vital". Gil Coto dice esto en un área de neonatología totalmente abierta, donde se contemplan las distintas zonas: cuidados intensivos, intermedios... Donde casi todo se controla con un vistazo. Qué distinto todo, de aquella serie de pequeños cubículos cerrados que había cuando él empezó.
Ayer había 25 niños en cunitas e incubadoras, así que casi se estaba al límite de la capacidad máxima de ocupación, que es de 29 bebés. Cuerpos de menos de un kilo y medio y muchos tubos y pantallas. Allí se controla, desde la alimentación y la medicación; hasta la temperatura, las pulsaciones, o la respiración, como en el caso de un bebé que luce un by pap, o gafitas nasales, como las denominan aquí.
Un poco más allá, otro cuerpecillo colorado rodeado de cables que pesó 800 gramos al nacer y ahora ya ha llegado a los 1,.270 kilos. Cuando llegue a los 2.300 gramos se podrá ir a casa, si no hay complicaciones. Otros bebés, en la zona de cuidados intermedos, con patologías menos severas, están alimentándose del pecho de sus madres.
Neonatología del HUCA tiene unos 550 ingresos al año. Gil Coto ha visto durante este tiempo nacer en el hospital a unos cien mil niños y pasar por aquí a cerca de 20.000 bebés. Todo funciona como una máquina. Médicos, enfermeras, auxiliares, y hasta las madres de los pequeños pacientes, parecen saber muy bien dónde deben estar en cada momento y qué deben hacer. Las máquinas marcan la situación de los diminutos pacientes: Temperatura: 36,5 grados; saturación de oxígeno: 90; pulsación: 130...Confort conseguido Todo va bien.
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