Entrevista a nuestro Gerente
«La población tiene que estar tranquila por la gripe A, se están haciendo los deberes»
«En el hospital nos estamos preparando para que, cuando la gripe llegue, los circuitos estén listos para recibir una hiperafluencia de pacientes»
Langreo, Miguel Á. GUTIÉRREZ, para La Nueva España
Antonio Roibás vive en Gijón, tiene 40 años y adora la bicicleta. Desde principios de junio, dirige una de las principales «empresas» de las Cuencas, según él mismo reconoce. Se llama Hospital Valle del Nalón y emplea a un millar de personas, una cifra superior a la población de Sobrescobio. Médico de familia y cirujano, Roibás trabajó en el Hospital General Yagüe de Burgos, el centro nacional de parapléjicos de Toledo y el Hospital de Arriondas, centro donde desempeñó la dirección médica durante tres años. El nuevo gerente de Riaño, con un máster de la Universidad Carlos III en Gestión y Dirección de organizaciones sanitarias, afronta el reto de dirigir el hospital comarcal con prudencia y optimismo. Entre reunión y reunión, recibe a LA NUEVA ESPAÑA para esbozar los principales trazos de su estrategia de gestión.
-¿Cuáles son sus primeras impresiones?, ¿es el Hospital de Riaño como se esperaba?
-Este hospital siempre fue una de las joyas de la asistencia sanitaria asturiana, de mucho prestigio aquí y fuera. Ésa era la visión que yo tenía antes de venir y la que he constatado al asumir la gerencia. Se trata de un hospital grande, muy bien dotado y con un buen nivel de profesionales.
-¿Cuáles serán los ejes fundamentales de su gestión?
-En este tema hay un poco un cuerpo doctrinal unánime. Hay que acercar la asistencia sanitaria a los ciudadanos, integrarnos con la atención primaria y cuidar aspectos relacionados con la calidad y la seguridad. Con primaria hay un problema de culturas. Cuando se fusionaron Mercedes y Chrysler decían los ingenieros que llevaron el proceso que todos sabían hacer coches, pero las culturas eran distintas. Esto es un poco lo mismo. La cultura de los profesionales de primaria es una y la de especializada es otra. Hay que trabajar mucho los temas de integración, comunicación y ponernos de acuerdo para que el paciente no perciba una falta de concordancia.
-¿Cree necesario reforzar la plantilla o el material de alguno de los servicios hospitalarios?
-Hay problemas de detalle. Tenemos un endocrino de baja y habrá que intentar sustituirle, aunque el mercado está difícil porque hay pocos especialistas de esta rama disponibles en España. Sin embargo, básicamente, la plantilla está bien dotada y no hemos detectado una necesidad imperiosa de reforzar algo en concreto. Tecnológicamente el hospital también está muy bien dotado. La carencia más grande que he notado es de comunicación interna porque esto es una empresa que tiene un nivel de complejidad grande, con muchos servicios y más de 1.000 trabajadores, y hay que establecer cauces de comunicación muy reglados entre los empleados.
-Riaño está a la vanguardia mundial de la calidad asistencial tras la concesión de la acreditación de la «Joint Comission International», pero pocos usuarios están al corriente, ¿tan mal se vende el producto?
-Somos el único hospital público de España que tiene ese sello y es un mérito del anterior gerente, Alberto Fernández León, que abogó por la calidad como uno de sus pilares de gestión. Es cierto que en el sector sanitario no estamos acostumbrados a vendernos a la opinión pública y al cliente. Uno de los retos que tenemos por delante es dar a conocer a la población las cosas que hacemos bien.
-¿Cómo valora los problemas sufridos en los últimos meses en el servicio de urgencias?
-Aquí hubo un conflicto fundamentalmente porque en Asturias los servicios de urgencias tenían diferentes modelos de retribución y de trabajo. Eso, dentro de una misma empresa que es el Sespa, es muy difícil de congeniar y los que estaban un poco peor eran más críticos que los que estaban un poco mejor. Cuando he llegado no he visto que el servicio de urgencias esté en un momento especialmente conflictivo. Al contrario, lo he visto tranquilo y trabajando bien. A nivel de servicios centrales se está haciendo un acuerdo por intentar homogeneizar todos los servicios que son diferentes, lo que me parece lo razonable.
-¿Se seguirán cerrando plantas hospitalarias?
-Tradicionalmente, en el verano, tenemos una disminución muy grande del número de ingresos. No tiene mucho sentido tener una planta vacía y con el personal sin hacer nada. Quizá otras veces, más que el cierre en sí, se haya criticado el hecho de no ser ágil en la respuesta para volver a abrir la planta cerrada en caso de que sea necesaria. Ahora tenemos una clausurada, pero hay que ser flexibles y ver cómo evolucionar la demanda para decidir si la abrimos o podemos cerrar otra.
-¿Prima el ahorro sobre la asistencia?
-Hay que intentar siempre cuadrar el círculo. Debemos tener un buen resultado en lo financiero, siendo eficiente en el gasto de dinero público, pero dando una asistencia satisfactoria. Yo creo que se pueden y se deben intentar equilibrar las dos cosas.
-¿Cómo están en la actualidad las listas de espera?
-Las esperas quirúrgicas están dentro de unos valores razonables. Tenemos algún pequeño problema en demora de consultas en algunos servicios, como consecuencia del endocrino que está de baja y en neurología. Hay cosas que mejorar, pero en líneas generales la situación está bastante controlada. En cualquier caso estamos dentro del objetivo que marca el Sespa, que es de 35 días de demora media para consulta y 60 días para lista de espera quirúrgica. Yo entiendo que la demora quirúrgica preocupe, pero a mí, como gerente, también me preocupan otras cosas. No sólo el tiempo que hay que esperar para operarse, sino que la operación salga bien. Hay una demora socialmente inaceptable y otra demora clínicamente inaceptable y hay que luchar contra ellas, pero, por el tipo de modelo de sanidad que hemos elegido, siempre habrá una lista de espera.
-¿Está previsto programar sesiones quirúrgicas de tarde?
-Estamos operando por las tardes de forma puntual. No se está haciendo un programa masivo, pero en aquellos servicios en los que detectamos que existe una desviación manifiesta de los objetivos marcados, se activa alguna jornada de tarde.
-¿Ha percibido una especial presión sindical en Riaño?
-El sector sanitario es reivindicativo en general y me parece bien porque la profesión sanitaria es muy dura y de mucho desgaste. Viniendo de Arriondas, que era un hospital donde había mucha reivindicación, no me ha parecido que aquí exista una presión sindical excesiva, hay la razonable.
-¿Qué medidas se adoptarán a nivel de área para combatir la gripe A?
-Todos tenemos la responsabilidad de que no haya alarma social injustificada, la población tiene que estar razonablemente tranquila porque se están haciendo los deberes. Hay una serie de medidas que son de un orden superior al nuestro, por ejemplo a quién se va a decidir vacunar. Eso tendrá que decidirlo un organismo superior y es bueno que sea así. Nos estamos preparando bien porque, afortunadamente, tenemos un cierto margen de tiempo para hacerlo, no nos ha cogido tan desprevenidos como a los países del cono sur. La labor que están haciendo la Consejería y el Sespa es ese sentido es digna de reseñar. Lo que nosotros estamos haciendo en la parte que nos toca, a nivel de organización interna del hospital, es prepararnos para que cuando la gripe llegue, los circuitos estén listos para afrontar una posible hiperafluencia de pacientes y saber cómo vamos a integrarnos con atención primaria.
-El área VIII cuenta con una población envejecida y un elevado número de pacientes crónicos. La gripe común ya saturó el hospital y las urgencias en años anteriores, ¿existe un temor añadido de que la gripe A agrave esa situación?
-Tampoco sabemos qué tipo de pacientes son ahora más vulnerables. Tradicionalmente, con la gripe común son más vulnerables los crónicos, personas mayores, cuadros de EPOC, diabetes o hipertensos. En este caso, a la luz de la evidencia que hay hasta ahora, no está muy claro si ese grupo de pacientes sensible a la gripe convencional es también el más sensible ante la gripe A.
-¿Cómo será la colaboración con el Sanatorio Adaro?
-El Adaro es una pieza clave en el funcionamiento de la asistencia sanitaria del área VIII. Debemos intentar unir esfuerzos entre atención primaria, el hospital y el propio sanatorio, que trata a un tipo de paciente complementario para nosotros. Contar con el Adaro es uno de los puntos fuertes del área VIII en comparación con otras zonas.
-¿Se va a seguir potenciando la asistencia ambulatoria?
-La mayoría de los procedimientos que se pueden hacer en régimen ambulatorio son buenos para el paciente y para la estructura sanitaria, y es una de las líneas estratégicas a potenciar. Hay varios campos: tratar pacientes en hospital de día, hacer el mayor número de intervenciones quirúrgicas de manera ambulatoria y acelerar los procedimientos clínicos a través de departamentos como la unidad de corta estancia.
-¿Asumirá Riaño pacientes de Mieres cuando se produzca el traslado al nuevo hospital?
-Es una decisión de una estructura superior a nosotros. Lo que está claro es que cuando ellos afronten las obras, habrá que asumir un plan de contingencia y por supuesto nos brindamos a colaborar en todo lo necesario porque tenemos capacidad para asumir más pacientes.
-Riaño es el hospital de referencia del área del Oriente, ¿cambiará la colaboración con Arriondas?
-Con Arriondas colaboramos principalmente con el servicio de urología, en la especialización de agudos de salud mental y el refuerzo de camas de hospitalización. Los tres son aspectos a continuar y a complementar.
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