Artículo de RODOLFO BENITO VALENCIANO
Algunas lecciones de la crisis
* Rodolfo Benito
La prioridad ahora es actuar para que esto no vuelva a producirse nunca más, más allá de maquillajes contables coyunturales que permitan trasladar la afloración de las pérdidas a los próximos años, y de las necesarias modificaciones de las legislaciones nacionales, e internacionales en el caso de la Unión Europea, para dotar de una mayor capacidad de supervisión a las autoridades públicas.
NUEVATRIBUNA.ES
Dos años después de que estallará la mayor crisis financiera internacional desde el crack de 1929 es hora de reflexionar y sacar conclusiones de lo que hemos aprendido de esta crisis que ha arrasado las economías de los principales países desarrollados.
Más allá del detonante concreto de la crisis, el exceso de hipotecas incobrables generadas en California por intermediarios financieros sin apenas regulación, la contaminación de esa célula cancerigena a todo el sistema financiero mundial en poco tiempo, y con unos efectos devastadores en términos de caída de la actividad productiva y perdida de empleo, ha sido impresionante y ha sorprendido a gobiernos, instituciones financieras globales, expertos y empresarios.
El hundimiento económico se ha producido, y es fundamental hacer pedagogía de ello, por un modelo no gobernado por la política, sino por una elite mundial de las finanzas.
A estas alturas conocemos las razones por las cuales esto ha sido posible, el diseño de un sistema de globalización financiera en el cual el capital ha gozado de una primacía total sobre el trabajo.
Esta es una crisis de modelo. Lo que se ha venido abajo, tal y como bien sostienen los autores del “Crack del año ocho. La crisis. El futuro”, es el modelo neoliberal y el endeudamiento financiero como factor de expansión acelerada.
Efectivamente el dinero de los inversores especulativos ha entrado y salido de las empresas productivas en búsqueda de las mayores rentabilidades inmediatas sin importarle los efectos sociales, en términos de perdida de empleo o de destrucción de capital productivo y tecnológico, de esa enloquecida pulsión cortoplacista.
La prioridad ahora es actuar para que esto no vuelva a producirse nunca más, más allá de maquillajes contables coyunturales que permitan trasladar la afloración de las pérdidas a los próximos años, y de las necesarias modificaciones de las legislaciones nacionales, e internacionales en el caso de la Unión Europea, para dotar de una mayor capacidad de supervisión a las autoridades públicas.
La tesis que se ha venido manteniendo desde el pensamiento único ha fracasado y el riesgo, después unos primeros momentos de desconcierto, es que quienes han fracasado sigan dirigiendo la economía mundial al margen de la política y con los criterios de siempre, “la eficiente asignación de los recursos de los mercados y la superioridad de lo privado sobre lo público”.
Para este modelo la falta de regulación financiera no ha sido casual ni accidental, sino parte del mismo, por tanto necesaria.
Conviene en esta dirección afirmar que sin la desregulación de las finanzas; sin los sofisticados instrumentos financieros; sin la ingeniería financieras que se ha utilizado; sin los procesos profundamente especulativos que se han utilizado; este modelo no hubiera sido posible.
De esta crisis por tanto solo se puede salir con más de lo mismo, es decir con el viejo manual neoliberal o con otro modelo, esa es la apuesta; mas democracia, mas social y más sostenible.
La instauración por ejemplo de un impuesto a los movimientos internacionales de capital, popularmente conocida como Tasa Tobin, ha dejado de ser una propuesta de grupos y expertos muy críticos con el proceso de globalización, para pasar a ser una recomendación del presidente la Autoridad de Servicios Financieros de la City de Londres (FSA), similar a nuestra CNMV, para, según sus palabras, “limitar excesivas ganancias de las entidades financieras” ya que “el sector de servicios financieros ha crecido más allá de un tamaño razonable socialmente”, es una propuesta que ha de pasar a convertirse en una nueva medida.
Al igual que recientemente el premio Nobel de Economía Paúl Samuelson ha manifestado, que las economías mixtas, refiriéndose a Francia y Alemania han sido, entre las principales economías desarrolladas del mundo, las que mejor han sorteado la crisis.
Países con economías mixtas; con mayores desarrollos de la democracia económica; con mayor cohesión social; con mayor presencia en la actividad económica del estado, esto es con mayores impuestos y por tanto con mayor capacidad de financiar presupuestos sociales y con mejores instrumentos de defensa del empleo; con sistemas financieros en los cuales hay un mayor equilibrio entre la búsqueda de rentabilidad inmediata de las inversiones y sus efectos sociales a medio plazo, bien a través de una banca regional ligada a los Lander, en el caso alemán, o las Caisse d´Eparge francesas, bien con un sistema financiero, el francés, donde la banca pública tiene aún un papel muy influyente, gracias a la Banca Postal y la Caisse des Dépôts et Consignations.
Todo esto explica porque la demanda agregada no se ha desplomado en estos países como lo ha hecho en EE.UU. o en el nuestro.
En tiempos de reformas y de cambios como los actuales, las tesis sindicales, las propuestas que para este escenario está realizando CCOO, son además de muy correctas totalmente ajustadas.
En este sentido competir con economías intensivas en trabajo poco cualificado y salarios bajos no es viable.
Ya que la competencia vía precios, tal y como proponen determinados sectores económicos en España, es “una profunda devaluación competitiva”.
Resulta por tanto evidente en estos tiempos, que los pasos no pueden ser otros que la adopción de medidas para proteger a las personas y simultáneamente de estimulo a la economía y de desarrollo de un cambio de modelo productivo, además de seguir avanzando en la consolidación del estado del bienestar, que además de ser un factor de crecimiento económico, es un magnifico instrumento para amortiguar la caída del consumo en épocas de recesión.
Avanzar de otra parte en el esfuerzo en investigación y desarrollo de forma que la base de nuestra actividad sea el conocimiento es imprescindible; además de apostar por la sostenibilidad medioambiental de nuestras empresas, no solo para reducir costes empresariales a través de una mayor eficiencia energética, si no también para colocarnos en la vanguardia tecnológica, y por tanto productiva y exportadora, de la transición energética e industrial que esta viviendo el mundo hacia una economía baja en carbono.
Por primera vez en la historia reciente, España no tiene una posición marginal en el sistema económico mundial, somos la octava economía de mundo.
Hay que ser capaces de aprovechar la enorme capacidad competitiva que ya hemos desarrollado en sectores de futuro, como la energía eólica, el ferrocarril de alta velocidad, la gestión de la distribución energética de sistemas complejos que disponen de una gran diversidad de fuentes, o la depuración de aguas, para afrontar, desde posiciones de cabeza, la tercera revolución industrial en la que esta inmerso el planeta.
Y tal y como se planteaba en los debates de la reciente Escuela Confederal de Verano de CCOO realizada en Cuenca, si España desea alcanzar un nuevo modelo productivo, que tiene que trabajar para ello y no solo a través de nuevas leyes, resultan necesarias inversiones adicionales, eficiencia del sistema educativo y una mayor cohesión social basada en la igualdad de oportunidades.
Rodolfo Benito Valenciano - Secretario Confederal de Estudios de CCOO y Presidente de la Fundación 1º de Mayo.
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