Porque ya es hora de afrontar la modernización social en nuestro país...
RODOLFO BENITO, BRUNO ESTRADA Y FERNANDO ROCHA
Reflexiones y propuestas para el cambio del modelo productivo
La participación de los trabajadores en la organización del trabajo, y en la planificación de la empresa, es un factor que desarrolla claramente la innovación, y permite obtener ganancias de productividad. Esto supone una modernización tanto de la gestión empresarial en nuestro país, como del sistema de relaciones laborales y de la negociación colectiva.
NUEVATRIBUNA.ES
La magnitud del impacto de la actual crisis económica en España no puede atribuirse exclusivamente a factores de índole internacional, sino que debe buscarse, en gran medida, en los propios desequilibrios del modelo productivo sobre el que se ha basado el notable crecimiento registrado en la última etapa de expansión.
En dicho período se produjo, además de un exagerado crecimiento de la actividad de la construcción, asociado a la burbuja inmobiliaria, una especialización en actividades con bajos niveles de innovación y productividad, dando lugar a un elevado nivel de temporalidad injustificada y a la creación de empleos de baja calidad.
Planteamos salir de la crisis con otro modelo productivo, realizando la transición necesaria, que permita colocar en posiciones de liderazgo a la economía española en el nuevo escenario internacional, por lo que las políticas de estímulo y rescate, y la Ley de Economía Sostenible, tienen que apuntar y ser coherentes con el diagnóstico de los desequilibrios existentes y los requerimientos del nuevo modelo, esto es, crecer sobre bases económicas más sólidas, que favorezca la creación de más y mejor empleo, mayores cuotas de justicia social y sostenibilidad medioambiental.
El Informe elaborado por la Fundación 1º de Mayo, desmintiendo a quienes vienen proclamando una reforma laboral que incorpore mas flexibilidad al mercado laboral, afirma desde bases muy objetivas y constatables, que “competir con economías intensivas en trabajo poco cualificado y salarios bajos no es viable”.
Al igual que frente a quienes entienden el cambio de modelo productivo como un mero ajuste sectorial entre sectores emergentes y otros más tradicionales, nuestro análisis parte de la consideración que un cambio en el modelo productivo no sólo supone una sustancial modificación de los productos y servicios que ofrecen las empresas, sino una forma diferente de producir, en términos de ahorro de materiales, de eficiencia energética, de organización del trabajo, y también en la propia relación de los trabajadores con la empresa, en la planificación de la actividad productiva.
El objetivo final del cambio de modelo productivo, es lograr, por tanto, que el incremento del valor añadido de las empresas se traduzca en un reparto más equitativo entre beneficios y remuneración de asalariados, de la riqueza generada, para lo cual lograr una mayor estabilidad en el empleo es una condición necesaria. Este incremento del valor añadido debe hacerse dentro de una visión a medio plazo, en la que la sostenibilidad medioambiental debe considerarse una ventaja competitiva.
De otra parte, el principal vector de transformación del modelo productivo está determinado por las regulaciones adoptadas a nivel internacional para promover la transición a economías de bajas emisiones de carbono, a fin de mitigar en lo posible los efectos del cambio climático.
España tiene las condiciones para hacerlo si identifica bien tanto los posibles sectores Emergentes -energías verdes, biotecnología, sociosanitario, donde tiene una alta capacidad competitiva, etc.-, como las transformaciones necesarias para la modernización de los sectores Básicos –construcción, automoción y otros sectores de servicios- de la economía española.
Se plantea el desarrollo de políticas horizontales (como la innovación y la educación y formación) y sectoriales, que permitan reforzar la base industrial existente y potenciar su crecimiento en términos más sólidos y sostenibles.
Incrementar el apoyo a la investigación básica, incrementar el gasto en I+D y atraer, y no perder, a los mejores científicos, es fundamental, además de prioritario.
Las actividad productiva que conforma la base de la actividad económica de nuestro país, insistimos, hay que fortalecerla y favorecerla, exigiendo compromisos tanto de la iniciativa pública, como del sector privado.
La especialización productiva responde a unas ventajas comparativas que no van a desaparecer, y que hay que potenciar, a través de actuaciones de distinto tipo, que favorezcan la modernización de las empresas, en términos de innovación de procesos y productos, organización del trabajo, internacionalización, etc.
Futuros escenarios sectoriales y políticas industriales
Sectores básicos: son sectores imprescindibles para mantener el volumen de empleo en España, que, en muchos casos, deben afrontar importantes procesos de modernización, debido a las regulaciones internacionales en relación a la economía baja en carbono, esto es, el Protocolo de Kyoto, de los cuales pueden salir fortalecidos. En este grupo se incluyen los sectores de: construcción, automoción, turismo, y química verde.
Sectores emergentes: son sectores beneficiados por las macrotendencias de cambio, y en los cuales España tiene ventajas comparativas claras. Estos sectores son los que más impulso público deben tener, ya que serán los que aportarán un mayor volumen de riqueza y empleo en las próximas décadas. Se incluyen dentro de este grupo a: energías renovables, alimentos procesados -en mayor medida los relacionados con los productos de la agricultura ecológica-construcción y reparación naval, construcción de material ferroviario, servicios sanitarios, y servicios sociales.
Sectores apuestas de futuro: son sectores que se benefician de las tendencias de cambio, pero que están escasamente implantados en nuestro país. Se incluyen: mecatrónica, biotecnología médica (investigación en células-madre), aparatos médicos, y biocombustibles que no entren en competencia con la producción de alimentos por el uso de la tierra.
Sectores transversales: son los sectores cuyo desarrollo es imprescindible para la obtención de ventajas competitivas de los anteriores sectores, y que, a su vez, se verán beneficiados por su desarrollo. Integrados por: investigación, desarrollo, innovación y educación; servicios empresariales, transporte, tecnologías de la información y las comunicaciones, y sector financiero.
El éxito en este cambio de modelo productivo está estrechamente ligado a cambios sustanciales de las políticas de gestión de las empresas españolas. Esto es, a la promoción de una mayor participación de los trabajadores en la planificación y gestión empresarial, ya que éste es un claro instrumento para mejorar la calidad del empleo, reducir la temporalidad injustificada, e incrementar la cualificación de los trabajadores, elementos clave para lograr que los incrementos de la productividad estén basados en la innovación.
Es decir, la participación de los trabajadores en la organización del trabajo, y en la planificación de la empresa, es un factor que desarrolla claramente la innovación, y permite obtener ganancias de productividad. Esto supone una modernización tanto de la gestión empresarial en nuestro país, como del sistema de relaciones laborales y de la negociación colectiva.
Tras la modernización política de los años setenta, y la modernización económica de los ochenta, vinculada a la entrada en la UE, es hora de afrontar la modernización social en nuestro país.
El Informe “Reflexiones y propuestas para el cambio de modelo productivo”, puede consultarse haciendo “clic” en este enlace: VER DOCUMENTO
Rodolfo Benito, Secretario Confederal de Estudios de CCOO y Presidente de la Fundación 1º de Mayo. Bruno Estrada, Director de Estudios y Fernando Rocha, Director de Empleo y Relaciones Laborales de la Fundación 1º de Mayo.
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