¿Será esta la salida del callejón en el que están metidas las altas instancias judiciales de nuestro país?

Baltasar Garzón, de juez de la Audiencia Nacional a "refugiado político" en La Haya

Así interpreta el presidente de la ARMH, Emilio Silva, la solicitud del juez Baltasar Garzón de trasladarse a la Corte Penal Internacional. Según Silva "tiene toda la pinta de ser un acuerdo para evitar sentar en el banquillo a Garzón y no dañar más la imagen de la justicia española".

Para el presidente de la Audiencia Nacional es "una gran noticia".

NUEVATRIBUNA.ES / AGNESE MARRA

En los últimos cuatro días el juez Baltasar Garzón ha tenido que decidir sobre su futuro. Tres juicios pendientes, una aparente animadversión por parte de la judicatura hacia su persona y una presión mediática que hasta a él, le resulta difícil soportar. Este martes ha comunicado su decisión: marcharse la Corte Penal Internacional para trabajar como consultor externo de la oficina del fiscal. El juez de la Audiencia Nacional se trasladaría a La Haya bajo las órdenes del fiscal argentino Luis Moreno Ocampo.

La decisión de Garzón es irrevocable, ahora le toca al Consejo General del Poder Judicial darle la licencia de servicios especiales. La Comisión Permanente estudiará este miércoles, en una reunión extraordinaria, la solicitud. Su situación sería asimilable a una excedencia, con la diferencia de que no se pierde el destino y no hay que volver a concursar.

La propuesta para cambiar de destino partió el pasado 6 de mayo de Luis Moreno Ocampo, el Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional, quien ha valorado la experiencia de Garzón en la investigación de crímenes organizados y crímenes masivos y que quiere que asesore a la Fiscalía "para mejorar las técnicas de investigación", según las fuentes consultadas.

Para la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica la noticia ha caído como un jarro de agua fría. “Es una desgracia que al final tenga que ‘exiliarse’ para buscar una salida al callejón sin salida en el que le han metido”, le dice a nuevatribuna.es el presidente de la asociación, Emilio Silva.

Para el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, jefe directo del juez Garzón, la noticia se puede considerar como algo “positivo”, una “gran noticia” que “nada tiene que ver con las presiones que ha sufrido en los últimos meses” su compañero de trabajo.

Emilio Silva tiene una interpretación bien diferente: “Esto tiene toda la pinta de ser un acuerdo para no sentar a Garzón en el banquillo, no sólo por la mala imagen de la Justicia española, sino porque a ese juicio acudirían los juristas internacionales más importantes para defender al acusado, y le darían un tirón de orejas constante al Supremo. Ha sido una jugada para aparcar el juicio”.

Sin embargo Silva no piensa que el juez haya tirado la toalla ante tantas presiones: “Creo que no le han quedado más posibilidades, sabíamos que era la crónica de una sentencia anunciada, si todavía le quedara algo por lo que luchar, pero le han cerrado todas las posibilidades”. El presidente de la ARMH reconoce que el día en que se vaya a La Haya se convertirá en “un ‘refugiado político’ y se demostrará como ha menguado la democracia española. Es lamentable que tenga que optar por hacer carrera fuera y nosotros ya no podamos contar con él”.

Dentro de todo Silva saca algo de optimismo y asegura que el intento de investigar los crímenes de la dictadura y la guerra civil, “al menos ha servido para llevar el franquismo al terreno de la justicia y no al terreno de la política, eso sí lo considero un gran avance”.

LAS PERSECUCIONES A GARZÓN

El juez tiene abiertas en la actualidad tres causas en el Supremo que, con casi toda probabilidad, habrían provocado su salida de la Audiencia.

Sus investigaciones sobre los crímenes del franquismo, el caso por las escuchas de los detenidos de la trama Gürtel con sus abogados y el del patrocinio de unos cursos en Nueva Yor por parte del Santander estaban complicando la vida del abogado durante los últimos meses.

En la actualidad, el juez tramita en el Juzgado Central de Instrucción número 5, entre otras causas, la abierta contra el entorno de ETA, como la operación 'Bateragune', la investigación penal al PCTV y ANV, o el entramado de extorsión de la banda.

Además de los casos contra el entramado y la financiación de la banda terrorista, Garzón investiga asuntos de gran calado como el denominado 'caso Faisán', la mafia rusa radicada en España, una red de corrupción en Catalunya -'Caso Pretoria'- y otros asuntos como el genocidio en el Sahara y las torturas en Guantánamo.