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Desde mi ventana lo veo así...

Desde mi ventana lo veo así...

Peonadas o crecimiento de las Listas de Espera … he ahí la cuestión…

Las “peonadas” o programas especiales de demora o autoconcertación, como se les denomina en los distintos ámbitos – aunque independientemente del nombre es lo mismo en todos los casos -, fueron planteados en su día como una respuesta del sistema al crecimiento de las Listas de Espera y tienen por objetivo el incremento de la oferta y capacidad de resolución de los dispositivos asistenciales cuando, en sus condiciones habituales de trabajo, estos no son capaces de absorber toda la demanda.

Por lo tanto, la justificación de su existencia se basa en la constatada imposibilidad estructural o coyuntural de responder ante esta demanda como es debido.

Para determinar la deficiencia de la oferta – insistimos, sea esta coyuntural o estructural -, hay que comprobar fehacientemente que los recursos habituales no están infrautilizados y que la demanda no se ha sobredimensionado...

Luego, aplicando estas dos últimas condiciones con absoluto rigor, se puede afirmar que, en sí mismas, “las peonadas” no son un instrumento pernicioso para el sistema, aunque, de no existir el adecuado rigor y control en la determinación de la utilización de los recursos habituales, el instrumento contiene en si mismo elevados riesgos perniciosos…

No es el objeto de este artículo profundizar en las potenciales perniciosidades de las peonadas, y tampoco lo es aventurarme en soluciones teóricamente posibles, pero absolutamente irreales hoy por hoy, de redimensionamientos y reorganizaciones en los Hospitales – con jornadas de tarde o incluso de noche – de los servicios afectados por demoras y listas de espera preocupantes, o de mayor utilización complementaria de la sanidad privada por parte de la sanidad pública … ¡¡demasiados factores externos juegan aquí!... No, simplemente mi aspiración es la de recordar las condiciones que, con transparencia, se deberían exigir ante la existencia de la utilización de esta solución que, insisto, no es mala en sí misma:

1.- Debería fijarse un horizonte temporal para atacar todos los problemas estructurales que inciden sobre el crecimiento de las listas de espera tanto en cantidad como en el tiempo real de demora en la permanencia en ella del cliente.

2.- Los rendimientos quirúrgicos mínimos deben quedar claramente establecidos por especialidades y tipo de hospital…

3.- La gestión de la Lista de Espera debe conllevar un límite temporal tanto para la demora máxima aceptable como para la demora media.

4.- Cualquier propuesta subsiguiente, para las condiciones laborales y retributivas de la participación en “peonadas” de los profesionales o trabajadores en general, debe priorizar la contratación temporal frente a otras opciones, siempre y cuando los “contratados” reúnan los requisitos de acreditación necesarios para el efectivo desempeño del contenido concreto del programa.

5.- Dichos programas deben conllevar siempre un estricto seguimiento de su cumplimiento, previa definición detallada del mismo, y una auditación pemanente de los efectos sobre el habitual funcionamiento de la unidad o servicio al que se le autoriza.

Todo esto, y de seguro bastantes cosas más que a mí no se me ocurren ahora, me permiten concluir que la solución de “Peonadas NO” no es ninguna solución, es simplemente el recurso maximalista a lo fácil, a lo que no obliga a devanarse el seso y a dar alternativas, porque, imagino, ninguno queremos que las Listas de Espera crezcan y la demora suba … ¿o si?     

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