Los resultados de la investigación se publicarán en 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine'
El tabaco deteriora antes los músculos que los pulmones
Neumólogos españoles prueban que los oxidantes del humo dañan la capacidad de contracción de las fibras
14.08.10 - KOLDO DOMÍNGUEZ | BILBAO, en El Comercio.
Es más que evidente que fumar provoca, cuando el hábito ya se prolonga durante años, muy diversos problemas de movilidad. Innumerables estudios han evidenciado que las personas -el 10% de la población española- que padecen EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asociada siempre al tabaco y que se evidencia en bronquitis crónica con tos y flemas) sufren afecciones en las piernas que les impiden realizar deporte, caminar, moverse... Hasta ahora se creía que las dolencias de estos enfermos seguían el siguiente silogismo: como fuman, no tienen capacidad pulmonar; y como no 'tienen caja', no son capaces de hacer ejercicio. No respiran bien y se cansan antes. Pierden fuerza.
Eso es cierto, pero lo que ahora han demostrado unos investigadores españoles es que el tabaco afecta directamente a los músculos, sobre todo a los cuádriceps de los muslos, y lo hace antes que a los pulmones. Es decir, los fumadores que aún se creen 'sanos' por no tener problemas en los bronquios están en realidad sufriendo afecciones en las piernas. «De hecho, una de las causas que suelen llevar a un fumador a acudir por primera vez a nuestra consulta es una sensación de fatiga, de cansancio al andar», revela el doctor Bautista Gáldiz, neumólogo del hospital de Cruces y miembro del equipo que ha desarrollado el trabajo.
Los especialistas del centro hospitalario vizcaíno, junto a los otros dos grupos del Institut d'Investigació de l'Hospital del Mar y del hospital Clinic (ambos en Barcelona) que han participado en la elaboración de este estudio, partieron de la hipótesis de que el tabaco afecta a los pulmones pero también genera una «acción distal a otros niveles». En concreto, creían que los oxidantes del humo inducen modificaciones sobre estructuras clave de las fibras musculares y alteran el proceso de oxidación-reducción que se da en todas las células para generar energía.
Dos líneas de estudio
Para demostrarlo, abrieron dos líneas de trabajo. La primera, con humanos. Eligieron un grupo de pacientes fumadores 'sanos', es decir, que no hubieran desarrollado EPOC ni tomaran medicación, y les sometieron a biopsias musculares en las piernas para determinar si presentaban algún tipo de anomalía. Y la segunda, con cobayas, a las que durante seis meses obligaron a inhalar humo de cigarrillos para reproducir las condiciones que vive una persona en ese proceso. Y los resultados de ambas líneas fueron similares: el tabaco producía un funcionamiento anómalo de la enzima creatina quinasa, necesaria para la producción de energía, y aumentaba los niveles de oxidación de las proteínas, lo que derivaba en una disminución de la fuerza muscular. Y todo esto ocurría mucho antes del inicio de las alteraciones en los pulmones, según se comprobó en las cobayas. De ahí que los fumadores crónicos se cansen -lo hacen sus músculos- antes que los no fumadores.
«La conclusión es que las fibras se hacen más pequeñas y se contraen mal, lo que provoca que el paciente tenga menos fuerza», aclara el doctor Gáldiz. «Y eso lo tiene que tener claro la gente joven que fuma. En un futuro no sólo van a tener tos y flemas, sino que se van a ver afectados muchos órganos de su cuerpo», añade.
En el día a día, estas afecciones no son perceptibles, pero los investigadores han comprobado que sí actúan negativamente a la hora de realizar un esfuerzo intenso. «Mediante tests de resistencia sabíamos que los pacientes con EPOC tienen menos fuerza que otras personas de su misma edad. Lo que hemos descubierto ahora es que pacientes fumadores que todavía no han tenido un daño en la aspirometría y que son más jóvenes, también tienen menos capacidad para afrontar esos esfuerzos», describe el doctor.
El grupo de población que formó parte de la investigación tenía de media entre 45 y 50 años, «gente joven que todavía no había tenido que ir nunca al hospital y cuyas aspirometrías eran normales», pero que ya tenían afectaciones en los músculos que sólo podían estar causadas por el tabaco. «Si esas mismas personas siguen fumando, con quince años más ya tendrán claramente una atrofia de las piernas y menos resistencia provocada por muchos factores, como fármacos, por andar poco, por el escaso aporte de oxígeno de los pulmones..., pero también por afectación directa del tabaco», insiste Gáldiz.
Los resultados de este trabajo han sido recogidos en un artículo científico que mañana saldrá publicado en la prestigiosa revista 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine', «la de más impacto» mundial en el campo respiratorio.
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