Nuestra salud mental está en nuestras manos más de lo que parece
Cuidar nuestra salud mental
04.09.10 - MIGUEL SILVEIRA | PSICÓLOGO DE CABECERA, en El Comercio.
Se sabe que los trastornos mentales tienen gran incidencia en la población y se prevé que siga creciendo en los próximos años según la OMS y según todos los estudios realizados. Cuando perdemos salud mental por la ansiedad, la depresión, las obsesiones, etcétera es perfectamente comprensible que se intenten buscar remedios lo más mágicos y eficaces posibles porque el sufrimiento que llevan anejo es muy intenso y por eso la venta de ansiolíticos y antidepresivos ha aumentado tanto que está a la cabeza de los medicamentos más vendidos. Como digo, es normal que se busquen remedios en la 'magia' de los fármacos, pero no hay que engañarse porque los fármacos no son mágicos aunque sean precisos. No voy a sugerir que se acuda al psicólogo. No se trata de barrer para adentro aunque esos profesionales pueden servir de gran ayuda mediante las terapias que practican con sus pacientes. Lo que quiero resaltar es que la enfermedad mental en su gran mayoría viene determinada mayoritariamente por la forma en que nos comportamos, por nuestro estilo de vida. Este es el verdadero responsable y no, sobre todo, los genes, según algunas hipótesis. La influencia de nuestros comportamientos no es cuestionable pues está empírica y reiteradamente contrastada. Usted sabe si su estilo de vida es sano o enfermizo. Usted sabe si vive bajo la presión de la prisa, la aceleración, la competitividad exagerada, el abarcar más de lo que puede su organismo y la presión a la que se somete. Sabe si sus hábitos de consumo son nocivos o sanos, si fuma y bebe alcohol en abundancia, si le puede el consumo de bienes y servicios o de otras sustancias. Sabe bien si el tiempo que dedica al ocio y al descanso y al sueño son los adecuados así como su forma de comer, cómo come y lo que ingiere, si es muy negativo en sus percepciones de la realidad y si vive en conflicto consigo o con la gente.
Todas estas facetas y otras muchas constituyen nuestra forma de vida y de comportamiento y eso influye de forma taxativa en cómo nos sintamos de sanos mentalmente. Por eso, además de echar mano de los fármacos, cuando no hay más remedio, es necesario modificar nuestros hábitos inadecuados. Nuestra salud mental está en nuestras manos más de lo que parece. Sólo que requiere un esfuerzo.
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