La expansión de un proyecto creado para reactivar las Cuencas...

Valnalón ya ha formado desde Langreo a 275.000 emprendedores de 32 países

Más de 2.500 profesores de toda España han participado en los talleres de fomento de la cultura empresarial impartidos por la ciudad tecnológica

Langreo, M. Á. G.

-¿De qué bar dice que me llama?

La anécdota telefónica ilustra que no siempre ha sido fácil dar a conocer Valnalón por el mundo. Las dificultades para hacerse con el nombre de la ciudad tecnológica langreana y los esfuerzos para propagar la labor que desarrolla en la formación de jóvenes empresarios han ido de la mano a lo largo de casi dos décadas. En 1993, Valnalón daba los primeros pasos en la puesta en marcha de su cadena de emprendedores, un plan formativo pionero para promover la cultura empresarial desde la escuela. Esa cadena se inicia en Primaria, recorre todos los niveles educativos y concluye con los programas de asesoramiento que se prestan en el semillero, orientado a la creación de nuevas empresas.

En los últimos 17 años, se han formado en 32 países del mundo un total de 275.000 jóvenes emprendedores gracias a los programas y los materiales educativos de Valnalón. Además, 2.571 profesores de toda España han participado en los talleres formativos impartidos por los técnicos de la ciudad tecnológica langreana. El modelo ha llegado a países de América, África y Europa. Sólo Asia y Oceanía no tienen programas de Valnalóm implantados en sus territorios.

«La educación emprendedora va mucho más allá del tema de promoción económica y empresarial. Hacen falta emprendedores en las empresas, pero también en colectivos ciudadanos o en organizaciones no gubernamentales», explica Marta Pérez, gerente de Valnalón, para añadir: «La cultura emprendedora transmite valores como el compromiso, la tenacidad, el trabajo en equipo o la solidaridad, que son válidos para todos los órdenes de la vida, no sólo para ser empresario», argumentó la gerente de la ciudad tecnológica, que recientemente relevó al frente de Valnalón a José Manuel Pérez, «Pericles».

Para la máxima responsable de Valnalón, el secreto del éxito de todos estos años ha sido «la credibilidad» de la entidad, dependiente de la Consejería de Industria del Principado, y la «capacidad de buscar cómplices y aliados». «Cuando íbamos por otras comunidades autónomas y otros países y decíamos que nuestros programas llevaban la cultura emprendedora a las escuelas mucha gente se echaba las manos a la cabeza», explica Pérez, para añadir a continuación: «La clave de Valnalón es que ha fomentado todos los eslabones de la cadena emprendedora; es lo que nos distingue de las experiencias que se han venido realizando en otros sitios».

El proyecto de formación de emprendedores de Valnalón se ha ido extendiendo como una bola de nieve por España y por el resto del mundo, mediante la transferencia de los materiales didácticos y la formación de profesores. En algunas zonas, como en Sudamérica o África, el programa de fomento de la cultura emprendedora ha ido acompañado de proyectos de asesoramiento para la creación de semilleros y centros de empresas, con la mediación de ONG como Cáritas, Cruz Roja, Odame o Ingenieros sin Fronteras.

En total, desde 1993, los programas de Valnalón han formado a 175.000 estudiantes en Asturias y a 100.000 más en el resto de España y en 31 países más del mundo. Los proyectos liderados por la ciudad tecnológica langreana se han implanto en Canadá, Estados Unidos, México, Honduras, Nicaragua, El Salvador y República Dominicana, en la zona norte y centro de América. En la zona sur de este continente, los programas de Valnalón han llegado a Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia, Uruguay y Paraguay. En África, cinco países (Mali, Camerún, la República Saharaui, Marruecos y Angola), se han beneficiado de los proyectos del Valnalón que, en Europa, han llegado a Portugal, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia, Reino Unido, Hungría, Polonia, Bulgaria e Italia.

En España, la metodología de Valnalón también ha logrado una honda penetración. De hecho, esos programas están presentes, en mayor o menor medida, en todas las comunidades autónomas del país. Sólo no están implantados en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.