Alea iacta est para el primer corte de la OPE de los médicos para la plaza en el SESPA
Médico con experiencia busca plaza fija
Más de 700 facultativos se examinaron ayer en Oviedo para los 182 puestos de la primera oposición desde las transferencias
Los aspirantes, algunos con una larga trayectoria, son compañeros desde hace años que establecen ahora una reñida competencia
Oviedo, Elena FERNÁNDEZ-PELLO / Pablo ÁLVAREZ, en La Nueva España
«Aquí hay gente casada y con hijos, de cuarenta y pico o incluso cincuenta años», afirmaba ayer un cirujano del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), miembro de uno de los tribunales encargados de evaluar a los 727 médicos y psicólogos que concurren al primer examen del concurso-oposición convocado por el Principado desde las transferencias sanitarias, en enero de 2002. Son 182 las plazas fijas de 15 especialidades que están en juego.
La primera prueba, a modo de test, tuvo lugar ayer por la mañana en las aulas de la Facultad de Económicas, en el campus ovetense del Cristo. A ellas llegaron profesionales de la medicina con una larga experiencia y evidentemente ansiosos ante la posibilidad de acabar con la provisionalidad en la que están instalados y resolver de una vez por todas su futuro laboral.
La primera parte de esta oposición, que consistió en responder un cuestionario de cien preguntas cortas con cuatro respuestas a elegir, arrancó a las diez de la mañana y duró dos horas. Poco después del mediodía aparecían en el vestíbulo de la Facultad los primeros aspirantes, con un gesto grave en el semblante, contrastando respuestas e intercambiando información con contrincantes que, en muchos casos, son también compañeros de años con los que ahora disputan un puesto de trabajo estable.
A muchos de ellos los esperaban a la salida sus hijos, niños de pocos años y bebés, que hacían tiempo de la mano o en brazos de sus parejas, paseando por el campus. Y es que los aspirantes a ocupar una de las plazas del Servicio de Salud del Principado (Sespa) ya no son jovencitos, superan la treintena y algunos con mucho. En todos estos años de espera han formado una familia, han arraigado en una determinada localidad, tienen una hipoteca pendiente y el futuro de todo eso depende del resultado de estos exámenes.
«Es una oposición muy peculiar», observa el mencionado cirujano del HUCA, integrante del tribunal de su especialidad. «Tienen una sensación de examen MIR absoluta», continúa, y reseña que la misión de los miembros de los tribunales es complicada. «Tenemos que juzgar a médicos que son compañeros nuestros o que se han formado con nosotros, y eso no es fácil», asevera. «Es casi como escoger entre un hijo y otro», apostilla gráficamente.
La situación de algunos de los opositores es problemática, ya que no son pocos los que ocupan plazas interinas en algunos de los grandes hospitales del centro de Asturias, y que, si obtienen plaza fija en el concurso-oposición, pueden verse abocados a trasladarse a uno de los hospitales periféricos de menor tamaño.
Con todo ese bagaje a sus espaldas, con la tensión acumulada esperando los exámenes y agravada en los últimos meses de intensa preparación de las pruebas, concurrieron ayer y muchos acabaron extenuados. «No tengo muchas ganas de hablar», respondían torciendo el gesto, e incluso alguno admitía con franqueza que no confiaba en superar este primer obstáculo. Varios coincidieron en que las pasadas Navidades fueron poco festivas, más dedicadas al estudio que a las celebraciones.
En general, los opositores, bien curtidos en la práctica clínica, consideran que las preguntas del cuestionario de ayer eran «asequibles». «No era un examen para suspender», reconocía. Algo más de dificultad entrañaban las temidas preguntas relativas a aspectos legales.
El resultado de esta primera prueba se conocerá el 21 de febrero. Quienes la superen habrán de sortear un segundo obstáculo: la resolución de dos supuestos prácticos sobre la especialidad a la que opten y su lectura ante el tribunal.
Las plazas que se disputan en esta convocatoria corresponden a 15 especialidades. Las más reñidas son, con mucho, las tres de análisis clínicos a las que se presentan 35 candidatos -más de 11 aspirantes por plaza- y las cuatro de psicología clínica, a las que concursan 57 profesionales -14 por plaza, nada menos-. Urgencias hospitalarias aglutina a la mayoría de los opositores, 214, pero en esta especialidad el objetivo no resulta tan lejano: hay 56 plazas disponibles, cuatro por persona, más o menos la relación que se mantiene en el resto de las especialidades, salvo urología y neurocirugía, ahí la competencia es menor y las probabilidades de tener éxito de dos a uno.
Estas oposiciones, convocadas por la Consejería de Administraciones Públicas, han sido largamente esperadas y no han estado exentas de polémica. Las convocatorias iniciales fueron recurridas por el Colegio de Médicos de Asturias y anuladas después, una vez modificadas, por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
El pasado viernes, la víspera del primer examen, médicos con plaza fija en otra comunidad denunciaban lo que, a su juicio, constituye una marginación injusta. Esa circunstancia los excluye de esta convocatoria, pero ellos alegan que obtuvieron esas plazas con posterioridad a su inscripción en la convocatoria, que fue publicada en 2008 y se comprometen a renunciar a ellas si ganan el concurso en Asturias. En total, 48 aspirantes quedaron fuera de la oposición por incumplimiento de las bases.
«En estas pruebas nos estamos jugando mucho»
Oviedo, E. F. -P., en La Nueva España
Belén Álvarez y Juan Carlos Rial fueron ayer por la mañana de los primeros en abandonar la Facultad de Económicas tras el primer examen de la oposición. Más relajados que los que les siguieron se prestaron a comentar sus impresiones sobre la oposición y la prueba que acababan de realizar.
«Han sido semanas, meses, de muchos nervios, mucha ansiedad. Nos estamos jugando mucho en estos exámenes», reconocía Juan Carlos Rial. Él es barcelonés y llegó a Asturias para preparar el MIR y acceder a una plaza de residente. Aquí sigue desde entonces y no tiene ninguna intención de regresar a su ciudad. Sobre sus posibilidades en esta oposición opina que «todo depende de la especialidad, en mi caso son del 50%».
Rial trabaja desde hace 15 años como neurocirujano y conoce bien a Belén Álvarez, natural de Blimea, compañera neurocirujana desde hace 11. Su veteranía no es discutible.
Ella, aparentemente más nerviosa, intentó evitar que su madre se enterara del día en que se iba a celebrar el examen. «No le dije que era hoy porque se pone más nerviosa que yo», cuenta, aunque al final no pudo disimular y confesó.
De todos modos, aún quedan muchos nervios por delante. «Este examen sólo es un primer corte, para eliminar gente», afirma, y reconoce que «esto nos condiciona todo, la Navidad, las vacaciones». Y esto no ha acabado porque, añade, «queda la prueba oral, ante el tribunal, más difícil».
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