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Un equipamiento, que es lo más moderno que se puede encontrar ahora mismo en el mercado, y que tiene un coste aproximado de 800.000 euros…

Un equipamiento, que es lo más moderno que se puede encontrar ahora mismo en el mercado, y que tiene un coste aproximado de 800.000 euros…

Cabueñes estrena un quirófano híbrido que pone al Hospital en la vanguardia internacional

La puntera instalación, que costó 800.000 euros y es la primera de estas características en España, lleva al servicio de vascular «a la cirugía del futuro»

Foto: Luis Hevia, gerente de Cabueñes, y los doctores Javier Álvarez y Manuel Javier Vallina, de izquierda a derecha.

A. RUBIERA, en La Nueva España

El Hospital de Cabueñes tiene una «joya» en un búnker de plomo. Se trata de un quirófano híbrido que, aunque inicialmente no estaba previsto, logró hacerse un hueco en el proyecto de reforma y ampliación del centro sanitario gijonés. Y, de paso, se llevó un buen pellizco de los 17 millones de euros que se acaban de invertir en Cabueñes. Sólo este equipamiento, lo más moderno que se puede encontrar ahora mismo en el mercado, tiene un coste aproximado de 800.000 euros (y llega al millón con algún otro complemento). Por algo el servicio de vascular de Gijón se ha convertido «en la envidia de media España». Lo dice el jefe del equipo, Javier Álvarez, y lo ratifica el jefe de sección, Manuel Javier Vallina, a los que se intuye deseosos de que llegue el día de mañana, cuando recibirán a los primeros pacientes.

Mientras llega el momento, no dejan de atender la expectativa creada por esta nueva instalación y lo mismo hacen de «cicerones» por el quirófano a compañeros de otros hospitales que quieren copiar del proyecto, o dan buena cuenta de lo que han conseguido a expertos de vascular que llaman a Cabueñes, desde otros puntos del país, interesados por el nuevo equipamiento. Este fin de semana, sin ir más lejos, en una reunión de cirujanos vasculares del norte de España celebrada en Gijón «muchos estaban pendientes de que explicásemos cómo hemos resuelto algunas cuestiones de la sala, la mesa o el arco, de forma que hayamos podido integrar todo lo que tiene que ver con el diagnóstico, el tratamiento y la cirugía en el mismo espacio», expone el doctor Álvarez.

Porque, precisamente, el quirófano híbrido es eso: unas dependencias que integran la tecnología diagnóstica más moderna, y la terapéutica. Es decir, que en una única habitación se incorpora una sala de angiografía vascular digital que permite el diagnóstico y tratamiento tanto endovascular como quirúrgico en un mismo tiempo, con lo que implica de poder ofrecer a los pacientes un abordaje integral para sus problemas, incorporando además las tecnologías de imagen (con TAC incluido) y terapéuticas de última generación. Menos días de ingreso, más comodidad para los pacientes y para los profesionales y mayor capacidad resolutiva son algunos de los beneficios que lleva aparejados consigo esta gran inversión. «La cirugía vascular cambió muchísimo en las últimas décadas. La patología arterial, venosa y linfática, que es a la que nos dedicamos, está recogiendo todos los beneficios de la cirugía mínimamente invasiva y los nuevos métodos diagnósticos. A muchos de nuestros pacientes actuales podemos evitarles las grandes cirugías de antaño con métodos de punción, percutánea... es, básicamente, incorporar el tipo de equipos de la hemodinámica (para la navegación por las arterias) pero sin un uso exclusivo coronario. Estamos preparados para la cirugía del presente y del futuro de nuestra especialidad», explica Javier Álvarez.

El trabajo de futuro

A. R., en La Nueva España  

El nuevo quirófano híbrido es, en buena parte, fruto del empeño del servicio de vascular gijonés, compuesto en la actualidad por 10 cirujanos (con tres médicos residentes) y con integración total entre los profesionales de Jove y los de Cabueñes. Ellos fueron quienes se pusieron a «pensar y repensar qué quirófano sería el ideal para afrontar el trabajo de futuro», explican los doctores Álvarez y Vallina. La suerte fue que la gerencia de Cabueñes entendió sus desvelos, y el Sespa se hizo cargo de la inversión. «Nuestro agradecimiento es máximo», sostienen los cirujanos. Llegaron a preguntar a las casas comerciales por cosas que ni siquiera existían en España y encontraron lo que más se aproximaba «en Boston. Era un prototipo de quirófano que se usaba para la cirugía pediátrica y que habían diseñado las casas Philips y Maquet fruto de una "join venture". Nuestra sorpresa fue que cuando preguntamos por ese modelo a las filiales españolas no sabían que existía. Nuestros pensamientos iban por delante de la realidad de España», cuentan.

El nivel de detalle y de construcción «ex profeso» que se ha hecho con este quirófano es tan singular que lo primero que sorprende es las dimensiones del espacio. «Es un quirófano más alargado de lo normal, así nuestros manejos son mejores», explican; tiene dos mesas para los pacientes, una de tabla fija para todas las pruebas diagnósticas, y otra -que se fija al suelo con la misma base que también tiene la anterior- típica de quirófano y que permite que el paciente pueda adoptar todas las posiciones que necesite el cirujano. Dotación informática y de registro de imagen con las mayores capacidades o un arco con una versatilidad y capacidad de movimientos casi de contorsionista son sólo otros añadidos.

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