Otra prioridad mucho más importante que las inversiones en altas tecnologías: la investigación biosanitaria
Una sede para científicos sin techo
El Principado debe tomar una decisión sobre un proyecto de instituto biosanitario heredado de Areces e imprescindible para dar cobijo a los investigadores del HUCA
Oviedo, Pablo ÁLVAREZ, en La Nueva España
Un edificio de 8.757 metros cuadrados útiles emplazado en Oviedo, en una parcela adyacente al nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y al Laboratorio de Salud Pública.
Éste es el proyecto de equipamiento que el anterior Gobierno regional había planificado para dar cabida a los investigadores que trabajan en el actual HUCA y a otros grupos provenientes de la Universidad de Oviedo. Todos ellos tendrían como factor común la dedicación a la investigación médica, y quedarían integrados en el denominado Instituto de Investigación Biosanitaria del Principado de Asturias (IIBPA). Las autoridades socialistas estimaban que su precio de licitación rondaría los 10,5 millones de euros.
El proyecto descrito fue objeto de planificación y análisis a lo largo de la pasada legislatura, pero en la recta final del mandato de Vicente Álvarez Areces entró en punto muerto, tal vez a causa de la agudización de la crisis económica. Pese a todo, fuentes del PSOE subrayan que para este tipo de equipamientos es perfectamente viable conseguir subvenciones de la Unión Europea por valor de hasta el 70 por ciento del coste total de los mismos.
Sin embargo, los investigadores biosanitarios asturianos consideran imprescindible situar este proyecto en la cabecera de la listas de prioridades, según señalaron a este periódico Carlos Suárez, director del Instituto Universitario de Oncología del Principado (IUOPA) y jefe de otorrino del HUCA; Francisco Ortega, director del área de gestión de nefrourología del complejo sanitario ovetense; y Carlos López Larrea, coordinador del servicio de inmunología del HUCA. Los tres científicos coinciden en subrayar que la puesta en marcha de un edificio de investigación biosanitaria es un requisito imprescindible para obtener la acreditación del Instituto de Salud Carlos III y poder así acceder a subvenciones de cierta envergadura de ámbito nacional e internacional.
Un segundo argumento es aún más perentorio: en el nuevo HUCA que está construyendo en los terrenos de La Cadellada no está previsto ni un metro cuadrado para los 60 o 70 profesionales del hospital ovetense que se dedican exclusivamente a la investigación. Dicho de otro modo, en el momento en el que se materialice el traslado a la nueva sede, estos investigadores se quedarían sin techo bajo el que cobijarse.
Por todo ello, los científicos coinciden en subrayar que el impulso de este instituto de investigación, hoy por hoy, es más prioritario que el traslado a La Cadellada del campus de ciencias de la salud.
Los actuales responsables de la Consejería de Sanidad están revisando el trabajo heredado de los gobiernos anteriores. Aún no se ha pronunciado sobre el rumbo que quieren dar al proyecto. La urgencia de una solución parece incuestionable. Los investigadores asturianos carecen de herramientas jurídicas y materiales de las que disponen sus colegas de otras comunidades autónomas, lo que sitúa a los científicos del Principado en una situación de inferioridad. De otro lado, los científicos subrayan que el instituto debería entrar en servicio de forma simultánea con el nuevo HUCA, pues de otra forma no sería posible mantener la actividad investigadora. El Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos trabaja con la hipótesis de realizar el traslado a La Cadellada en el último tramo de 2013.
Los investigadores matizan que el nuevo edificio debe ser ocupado de forma gradual. No se trataría, sin más, de llenarlo en el primer momento, albergando a todos los investigadores biosanitarios del HUCA y de la Universidad, sino sólo a aquéllos que cumplan unos determinados requisitos de productividad científica. Con el paso del tiempo se intentaría «fichar» a investigadores o grupos de calidad contrastada venidos de fuera de Asturias.
Según la documentación facilitada por el PSOE, el proyecto en el que trabajaron los anteriores ejecutivos pretendía la construcción de «un edificio singular» que acogiera las necesidades del IIBPA. Un carácter singular que debía tener en cuenta «no sólo los aspectos de implantación, de desarrollo formal, sino también los constructivos y de las instalaciones». La idea establecía que el edificio albergara las áreas de servicios centrales, de investigación, de gestión y administración, así como los apoyos necesarios para dichas actividades.
La ubicación de la nueva edificación estaba prevista en dos parcelas contiguas: una situada en el desarrollo urbanístico realizado por Sogepsa en Prado de la Vega, y la otra perteneciente a la finca de La Cadellada, emplazamiento del nuevo HUCA.
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