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Cada vez se oye más en los ambientes del “politiqueo” asturiano…

Cada vez se oye más en los ambientes del “politiqueo” asturiano…

Adelanto electoral

La disolución de la Junta, opción con muchos adeptos

ALBERTO MENÉNDEZ, en La Nueva España

No lo dicen en público, pero lo piensan, y hasta lo desean. Un gran número de políticos asturianos vería con muy buenos ojos un anticipo de las elecciones autonómicas. De puertas afuera hablan del necesario diálogo, de los imprescindibles acuerdos que facilitarían la gobernabilidad de la región, pero lo cierto es que no, que eso no es lo que realmente creen ni a lo que aspiran. En su fuero interno muchos de los representantes de los asturianos en las instituciones autonómicas lo que anhelan son unas elecciones regionales en el primer semestre del año que viene.

Han pasado ya veinte días desde el incontestable triunfo electoral de Rajoy en los comicios legislativos, tiempo ya suficiente para que algo se hubiera movido en la política asturiana, para que se produjese alguna reunión, alguna conversación, aunque fuera telefónica, entre los principales partidos, sobre todo entre los dos grupos que, al menos aparentemente, por sus similitudes ideológicas (Foro y PP) podrían dar estabilidad al Ejecutivo del Principado. Nada, no ha habido nada nuevo. Todo sigue como en julio. Eso sí, con un clima político cada día más agrio, más enrarecido, menos proclive a la negociación. Todo se circunscribe a una actuación gubernamental más que nada efectista que, hasta el momento, no ha servido para mucho, siendo muy generosos.

Algo no funciona en el Parlamento regional. Lo que falta por saber es si la avería tiene arreglo o no, si quienes tienen las herramientas necesarias están dispuestos a utilizarlas o si, por el contrario, dejarán que la situación se siga deteriorando en busca de un adelanto electoral.

Convocar de nuevo unos comicios en el Principado conlleva riesgos. Tres llamadas a las urnas en aproximadamente un año parece algo excesivo y, por supuesto, no muy popular. Por eso al presidente, a Francisco Álvarez-Cascos, le interesaría mucho más una moción de censura y que fuera otro, por ejemplo el socialista Javier Fernández, quien firmara el decreto de convocatoria de elecciones. El victimismo perfecto: PP, PSOE e IU no me dejan gobernar y sólo pensando en sus intereses adelantan los comicios.

Esto es el deseo de muchos casquistas. A los dirigentes de la oposición lo que les gustaría sería que fuese Cascos el que disolviese la Junta General. De empeñarse en esta solución, lo que habría que preguntarles a unos y a otros sería: ¿pero en tanto iban a cambiar los resultados del pasado mes de mayo?

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