La tendencia demográfica persiste desde hace más de una década, aunque con un pico acentuado ahora por la crisis
Oviedo y Gijón concentran ya la mitad de la población de Asturias
El atractivo de las grandes ciudades acelera el éxodo rural y el envejecimiento en los pueblos
14/01/2012, Carolina García, Oviedo, en La Voz de Asturias
El relativo alivio a la pérdida de población de Asturias, que se había atenuado en la última década, se ha esfumado con la crisis. El año 2010 devolvió a la región a cifras negativas y cerró el año con 3.000 vecinos menos. El 1 de enero de 2011, los 78 ayuntamientos tenían empadronados a 1.081.487 habitantes, según los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo públicos ayer. El bajón confirma las tendencias de fondo en la evolución demográfica del Principado: los concejos rurales se despueblan a gran velocidad y los principales beneficiarios de ese éxodo son los municipios más grandes del centro de la región. Oviedo, Gijón y Siero no dejan de crecer. Hasta tal punto que las dos principales ciudades ya suman más de medio millón de vecinos y acumulan por sí solas la mitad de los habitantes de la comunidad autónoma.
Hay algunas excepciones a esa corriente. No dejan de ser una reproducción del modelo de traslado desde el campo a un entorno urbano, aunque a pequeña escala. Algunos concejos de tamaño pequeño o mediano (Llanes, Villaviciosa o Llanera, por ejemplo) crecen a costa de la desertización de las parroquias más rurales de la región. En conjunto, según un análisis del territorio del Ce-Codet (el centro de estudios geográficos de la Universidad de Oviedo), Asturias presenta un estrecha franja de crecimiento que traza un arco desde Santa Eulalia de Morcín hasta Villaviciosa y atraviesa Oviedo, Gijón y sus zonas de influencia. El resto del territorio se enfrenta a la pérdida de sus jóvenes, el envejecimiento y una lenta muerte por abandono.
El crecimiento de las dos grandes ciudades se ve reforzado año tras año por la llegada de nuevos vecinos. En la última década Gijón ha ganado 10.000 nuevos residentes y empezó el año 2011 con 277.559 nombres en su padrón. Una cifra que mantiene, una vez más, a esta ciudad como el núcleo más poblado de la región. En el caso de la capital asturiana, el padrón reconoce 225.391 habitantes frente a los poco más de 200.000 que tenía en el 1 de enero de 2000. En lo que va de siglo creció un 12%.
Áreas de influencia
Al crecimiento de ambas ciudades contribuye la tendencia de los asturianos a establecerse cerca de su lugar de trabajo. La actividad se concentra alrededor de los polígonos industriales del centro de la región y, con ella, los lugares con capacidad para atraer nuevos pobladores. Aunque a un ritmo más lento que en las dos urbes, el fenómeno se aprecia en municipios como Siero, Noreña y Llanera. Ahí, en el área de influencia de Oviedo, es donde, desde hace años, han decidido residir un buen número de asturianos por la cercanía a la capital. En esta última década son 6.000 los vecinos que se han establecido en Siero y han permitido al municipio ascender de categoría administrativa tras saltar la barrera de los 50.000 habitantes. Le siguen Llanera y Noreña, dos municipios que han ganado, respectivamente, 3.000 y un millar de residentes.
En el caso de Gijón, son Villaviciosa y Carreño los concejos que se aprovechan de su cercanía y su buena comunicación con la ciudad. El empuje se refleja en el crecimiento de su censo. No sigue el mismo camino Avilés, que persiste en la línea de declive que comenzó en los años 80, a consecuencia de la reconversión industrial, de la que nunca se ha recuperado del todo. Pero si el centro urbano no gana peso, sí irradia atractivo a sus inmediaciones. Corvera y Castrillón, dos concejos que forman la corona urbana alrededor de la ría, cierran la década con ganancias en su censo. Las cuencas también pierden población. Solo Mieres restó 5.000 vecinos en diez años.
Al mismo tiempo que en Oviedo y Gijón, el ímpetu urbanizador se repite a pequeña escala en villas de toda la región. En 2010, una veintena de municipios aumentaron su padrón. Echando la vista más atrás, entre el año 2000 y el 2011, la cifra se reduce a once. Junto a los núcleos ya mencionados el informe añade Llanes, Sobrescobio, Parres y Cangas de Onís.
La otra cara de la moneda la muestra el mundo rural. Salvo pequeñas excepciones la mayor parte de estos núcleos están perdiendo año a año habitantes en favor de las grandes ciudades. El problema es que la mayoría de los que abandonan los pueblos son jóvenes en busca de trabajo o de nuevas oportunidades más allá del mundo rural. Con esta situación no sólo se agudiza el problema de ausencia de relevo generacional en el campo asturiano, sino que deja además, en estos núcleos, una población envejecida. Núcleos como Allande, Belmonte de Miranda, Candamo, Boal, Caso, Coaña, la comarca de los Oscos salvo Santa Eulalia, Santo Adriano o San Tirso de Abres son sólo ejemplos de pueblos que han ido perdiendo población año a año.
Esta sangría poblacional conlleva además un fuerte gasto para la comunidad autónoma, sobre todo, en servicios sanitarios. Son personas mayores que residen, muchas veces, en núcleos alejados de hospitales. Y, en aldeas o pueblos más pequeños incluso de centros de salud por lo que su atención supone un desembolso importante para la administración. De hecho Asturias es la comunidad que soporta el mayor coste por habitante para mantener los servicios sociales.
También está la falta de jóvenes que deciden continuar con el negocio familiar. El mayor problema lo sufre el campo. Desde hace años los ganaderos están demandando ayudas al Gobierno estatal y regional para frenar el éxodo hacia la zona urbana e incentivar, con ayudas, a los jóvenes que se optan por permanecer en el campo. El año pasado, las últimas cifras hablaban de que, en una década, cerraron 19.000 granjas. Un dato, en 1993 había 21.574 y en 2010 no llegaban a 3.000. Desde hace 17 años, la falta de sustitutos para quienes se jubilan o dejan el campo hace desaparecer al 10% de las ganaderías.
Asturias lidera la caída de población en España
El Principado vuelve a los niveles de padrón de 1998, al enlazar dos años consecutivos de bajada, y se queda en 1.081.487 registrados
14.01.12 - O. VILLA | GIJÓN, en El Comercio.
Asturias vuelve a los niveles de población de 1998, según las cifras de población que difundió ayer el Instituto Nacional de Estadística. Con 1.081.487 empadronados, el Principado roza las cifras de 1998, cuando había 1.081.834 asturianos en el censo del uno de enero.
La evolución no es buena, sobre todo si se tienen en cuenta dos factores: Uno, que la comunidad autónoma es la más envejecida del país. Otro, consecuencia en parte del anterior, que en un contexto de moderado crecimiento general, Asturias lidera la pérdida de población, al caer un 0,3% entre el uno de enero de 2010 y la misma fecha de 2011, lo que representa un total de 2.854 habitantes menos en la región.
En los últimos quince años, Asturias ha sufrido una pérdida neta de 6.398 habitantes desde la cifra de 1996, que fue la más alta desde que el INE registra series anuales, con 1.887.885 habitantes. A partir de ahí, hubo un descenso casi continuo hasta 2004, cuando Asturias tocó fondo con 1.074.862 empadronados, y posteriormente la región tuvo un crecimiento sostenido, en coincidencia con los años del final del boom inmobiliario, hasta los 1.085.289 habitantes del uno de enero de 2009.
Con la crisis en marcha, se ha iniciado una nueva bajada que a lo largo de 2009 supuso la pérdida de 948 habitantes y que durante 2010 se aceleró llamativamente, con la pérdida neta de 2.854 habitantes.
Los factores para que la región pierda población son, con todo, múltiples y complejos, y entre ellos se puede contar el hecho de que Asturias apenas registra un flujo de inmigración legal, en tanto que las regiones del Sur y Levante ven crecer llamativamente su población de origen extranjero, tanto europea como del resto del mundo, y muy especialmente África.
Sólo Galicia y Aragón muestran un comportamiento equiparable al del Principado, ambas con pérdidas del 0,1% de su población en el mismo periodo, en tanto que Castilla y León mantuvo las cifras sin prácticamente variación.
Todas las demás regiones incrementaron su número de habitantes, y en el registro porcentual destacan sobremanera las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, que superaron niveles de crecimiento del 2,2 y el 3,2%, respectivamente.
La clasificación absoluta de población no sufre variaciones apreciables, y sigue encabezada por Andalucía, con 8,42 millones de personas, por delante de Cataluña (7,5 millones), Madrid (6,4 millones) y la Comunidad Valenciana (5,1 millones). En un segundo escalón se sitúan Galicia (2,7 millones), Castilla y León (2,5 millones) y el País Vasco, Canarias y Castilla La Mancha, las tres con 2,1 millones.
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