La carta remitida a La Nueva España desacreditándole no es ni de un trabajador del centro ni de un usuario del mismo
El impulsor del «Proyecto Fresneda» denuncia la persecución de sus compañeras en el centro
Foto: Valentín Pérez, primero por la izquierda, con otros miembros voluntarios del Proyecto Fresneda.
La Nueva España
El doctor Valentín Pérez, impulsor del «Proyecto Fresneda» y ex director del centro de salud de La Fresneda, ha denunciado, en una carta difundida en las redes sociales, su indignación «por la persecución sistemática, llena de mentiras, tergiversaciones y falsas acusaciones de la que vengo siendo víctima en los últimos meses», en los que Pérez afirma haber mantenido siempre un estricto respeto hacia sus compañeras, mientras ellas formulaban «graves y absolutamente falsas acusaciones en la prensa con la única y obvia intención de dañar mi prestigio personal». Pérez también se refiere a unas declaraciones de Luis Redondo, publicadas en LA NUEVA ESPAÑA el 27 de enero, al que acusa de «convertir un hecho irrelevante y obviamente inocente en una lista de acusaciones falsas, gratuitas y carentes de la más mínima prueba». Redondo había acusado a Pérez de usar medios del Sespa durante sus vacaciones. Pérez concluye pidiendo a sus compañeras «que terminen con esta guerra y si su conciencia se lo permite, que puedan disfrutar de esta victoria sobre los usuarios y los pacientes», informa F. T.
Transcripción de la carta íntegra publicada en la WEB del Proyecto Fresneda:
BASTA YA
Dr. Valentín Pérez
Carta abierta a las trabajadoras del Centro de salud de la Fresneda (y sus sindicatos) y a los pacientes y usuarios del Centro
Hoy tras leer las surrealistas declaraciones en la prensa de una persona a la que no conozco de nada y que dice falsamente ser trabajador del Centro de Salud, Luis Redondo Copete, no puedo más que expresar mi indignación por la persecución sistemática, llena de mentiras, tergiversaciones y falsas acusaciones, de la que vengo siendo víctima en los últimos meses por el único delito de haber trabajado incansablemente por los pacientes, por la salud comunitaria y por la mejora del Centro de Salud. He mantenido en todo este tiempo un estricto respeto hacia mis compañeras a pesar de que alguna de ellas no dudase en formular, con la complicidad de algún sindicato, graves y absolutamente falsas acusaciones en la prensa, con la única y obvia intención de dañar mi prestigio profesional (hecho únicamente a base de dedicación a mis pacientes y de miles de horas de trabajo fuera de mi horario laboral en favor de la salud comunitaria). Y a pesar de que se cometieron por su parte, hechos absolutamente graves y censurables que siempre he evitado hacer público porque me parece vergonzoso convertir en un escarnio público lleno de descalificaciones personales, algo que nunca debió pasar de ser un debate interno en el equipo; un escarnio en cuya escalada, repito, ni quiero ni he querido nunca participar.
A pesar de que nadie hasta la fecha ha aportado la más mínima prueba de ninguna de esas acusaciones, a pesar de que han conseguido el dudoso éxito de ver el Proyecto Fresneda en la calle (en contra del clamor de la sociedad entera) no harta o hartas con eso (ni siquiera se quien está detrás de ese señor que dice ser trabajador del Centro) ahora continúan con el gratuito deporte de inventar, tergiversar y mentir con la pretensión de hacernos aún mas daño a los voluntarios del Proyecto y a mí.
Tal empeño me produce ya a estas alturas una absoluta indignación: Mintieron absolutamente cuando me acusaron de acoso laboral, tergiversaron sistemáticamente un sinfín de hechos anecdóticos para convertirlos en una peregrina acusación de interferencias con el funcionamiento del Centro, cuya inconsitencia se hace patente en la propia auditoría del SESPA y como aún les parece poco el daño, continúan hoy intentando “hacer leña del árbol caído”.
El pasado martes me quedé de vacaciones; toda esta persecución ha sido agotadora y necesitaba descansar un poco. Pero me quedó un tema administrativo y un par de llamadas a pacientes pendientes que no pude resolver antes de las tres y fui un momento por la tarde, a las 8 menos cuarto, para acabarlas. Desafortunadamente no pude hacerlo porque a las 8 en punto, un guarda jurado del SESPA acudió a cerrar el Centro (nunca había ocurrido tal cosa en los 16 años que llevo trabajando en La Fresneda) y me pidió que saliera fuera, que era la hora de cerrar. Naturalmente así lo hice, pero al día siguiente miércoles, llamé por teléfono para aclarar el asunto con mi sustituta y tampoco me fue posible contactar con ella. Así que el jueves, por la mañana, fui un momento a mi consulta para comprobar que el tema estaba resuelto y cómo era justo la hora en que salían los usuarios del Proyecto de la reunión en la Gerencia, llamé a Carlos del Cano para preguntarle cómo había ido y también a un par de pacientes por los que me quería interesar (no me dejan de importar aunque esté de vacaciones porque son personas a las que aprecio ¿será posible que eso se convierta en delito?) . Aproveché para llevar unas cosas personales que tenía en el taller de manualidades y que necesitaba en casa y charle un rato con la directora de la Unidad Docente en su despacho. Por cierto al salir, unas dos horas después, volví a encontrarme el mismo guardia jurado del martes por la noche, pero era la una de mediodía (desconozco las razones de la visita).
Pues bien, al día siguiente, semejante “delito” se convierte en la prensa, por una persona que se hace pasar por trabajador del Centro, en una acusación, en estos términos:
“Acusó al antiguo director del centro y promotor del proyecto, Valentín Pérez, de utilizar, «estando de vacaciones, los medios del Sespa (locales, teléfono, ordenadores, etcétera) y de todos los ciudadanos» para el colectivo de usuarios del proyecto”.
Y no harto con tan disparatada acusación:
“Redondo concluyó diciendo que los trabajadores del Sespa no están de acuerdo «con las formas de determinados integrantes de "proyecto Fresneda" como el doctor Valentín, el propio Carlos del Cano y demás voluntarios que se consideran dueños de locales, ordenadores, salas, servicios e incluso de dar órdenes a trabajadores del Sespa».
Una vez más la misma dinámica, a partir de un hecho absolutamente irrelevante y obviamente inocente, una lista de acusaciones absolutamente falsas, gratuitas y carentes de la más minima prueba.
Los usarios del proyecto que, por cierto, son todos pacientes del Centro, repetimos que han usado siempre las instalaciones y locales con escrupuloso respeto. Y es un autentico despropósito que se diga que han dado órdenes a las trabajadoras del SESPA. Tal afirmación es sencillamente falsa, y como en ocasiones anteriores, gratuita y carente de pruebas. En el caso concreto de Carlos del Cano, la mentira ronda el delirio, porque él desarrolló siempre las actividades de su grupo (el de cuidadores de personas mayores) en reuniones fuera del Centro y nunca acudió a él mas que como paciente a consulta.
Y dado que se acusa a mí y a los voluntarios de considerarnos “dueños de las instalaciones”, no quisiera dejar de expresar, de todas formas, mi opinión que es solo eso, una humilde opinión personal, sobre la cuestión de ¿a quién pertencen los Centros de Salud?
Desde mi perspectiva, que creo se asienta sobre la esencia misma de la democracia y del Estado de Derecho, los Centros de Salud pertenecen a la población. El Servicio de Salud los administra. Y los trabajadores somos simples asalariados de esa población (a traves de la intermediación administrativa del SESPA). Esas personas, todas juntas, son las verdaderas dueñas de su centro de salud y su bienestar es el objetivo final de todo lo que hacemos.
Cualquiera puede ver que esta guerra abierta contra esas personas, contra el proyecto y contra mi persona, pierde completamente ese norte, considera esa salud poblacional como secundaria (al admitir que el proyecto es bueno para su salud al tiempo que se impide su desarrollo) y deja bien patente que son esas trabajadoras las que se consideran “dueñas del Centro de Salud” sin serlo.
Llevo (llevamos) así un montón de meses sufriendo esta delirante persecución... y pido... en principio sólo pido, a mis compañeras, un mínimo de respeto. Espero que terminen ya con esta guerra y si su conciencia se lo permite, que puedan disfrutar de esta victoria sobre los usuarios y los pacientes, sobre sus representantes legítimos en el Pleno municipal, sobre las sociedades científicas, las asociaciones de vecinos, el Consejo de Salud, la unión de consumidores y la ciudadanía en general.
Pruvia de Llanera, a 27 de enero de 2012
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